miércoles, 22 de diciembre de 2010

OSHO.- LA KUNDALINI.-

¿Es la Kundalini un fenómeno psíquico? OSHO


Cuando tú preguntas si es "psíquico", tienes miedo a asociar lo psíquico con lo irreal. La psique tiene su propia realidad. "Psique" quiere decir otro nivel de realidad; el no material. En la mente, lo real y lo material han llegado a ser sinónimos, pero no lo son. La realidad es mucho más grande que lo material. Lo material es solamente una dimensión de la realidad. Incluso un sueño tiene su propia realidad. No es material, pero no lo tomes como irreal. Es simplemente otra dimensión de la realidad.
Incluso un pensamiento tiene su propia realidad, aunque el pensamiento no es material. Cada cosa tiene su propia realidad, y existen ámbitos de realidad y grados de realidad y diferentes dimensiones de la realidad. Para nuestras mentes, la realidad material ha llegado a ser la única realidad; entonces, cuando decimos "psique", cuando decimos "mental", la palabra es catalogada como "irreal".
Estoy diciendo que la kundalini es simbólica, es psíquica; la realidad es psíquica. Pero el símbolo es algo que tú has estado dando a esta realidad. No es inherente a ella.
El fenómeno es psíquico. Algo asciende en tu interior; hay un poderoso ascenso hacia tu mente. Algo asciende desde abajo hacia tu mente. Es una penetración muy poderosa. Tú la sientes, pero siempre que tratas de expresarlo, aparece un símbolo. Incluso si tú empiezas a entenderlo, usas un símbolo. Y no solamente utilizas un símbolo cuando expresas el fenómeno a otro; tú, tú mismo, no puedes entenderlo sin el símbolo.
Cuando decimos elevación, esto también es un símbolo. Cuando decimos "cuatro", esto también es un símbolo. Cuando decimos "arriba" y "abajo", usamos símbolos. En realidad nada es "arriba" y nada es "abajo". En realidad, hay sensaciones existenciales, pero no símbolos con los que entender y expresar estas sensaciones. De modo que cuando entiendes, una metáfora viene a ti. Tú dices: "Es igual que una serpiente". Entonces se convierte simplemente en algo como una serpiente. Asume un símbolo; empieza a verse como tú lo concibes. Lo modelas dentro de un patrón particular; de otra forma no puedes entenderlo.
Cuando a tu mente llega que algo ha empezado a abrirse y florecer, tendrás que imaginarte lo que está ocurriendo de alguna forma. En el momento en que el pensamiento entra, lleva consigo sus propias clasificaciones. Entonces dirás "floreciendo", dirás "abriéndose", dirás "penetración". La cosa en sí misma puede ser entendida a través de muchas metáforas. La metáfora depende de ti; de tu mente. Y el "de qué depende" está en función de muchas cosas; por ejemplo, de tu experiencia en la vida.
De aquí a doscientos o trescientos años es posible que no haya serpientes en la Tierra porque el hombre mata todo aquello que se le opone. Entonces, "serpiente" será una palabra histórica, una palabra en los libros. No será una realidad. Incluso hoy día no es realidad para una gran parte del mundo. Entonces la fuerza se perderá; la belleza no estará allí. El símbolo estará muerto y tendrás que concebir la kundalini en una nueva forma.
Puede convertirse en una "corriente electrica"; "Electricidad" congeniará más, será más apropiado para la mente que "serpiente". Podrá decirse también: "Como un cohete yendo hacia arriba, a la Luna". La velocidad será más adecuada; será como un cohete. Si eres capaz de sentirla y toda tu mente se la imagina como un cohete, simplemente se convertirá en un cohete. La realidad es otra cosa, pero la metáfora la construyes tú. La has escogido debido a tus experiencias, porque es significativa para ti.
Debido a que el Yoga se desarrolló en una sociedad agrícola tiene símbolos agrícolas: una flor, una serpiente, etc. Pero son solamente símbolos. Buda ni tan siquiera habló de la kundalini, pero si lo hubiese hecho, no habría hablado sobre el poder de la serpiente. Mahavira no habría hablado sobre ello. Viniendo de familias reales, los símbolos que eran familiares para otras personas no lo habrían sido para ellos. Usaban otros símbolos. Buda y Mahavira procedían de palacios reales. La serpiente no era una realidad allí. Pero para los campesinos esto era una gran realidad; a uno no podía no serle familiar. Y eso era también peligroso. Uno tenía que estar atento a esto. Pero para Buda y Mahavira no era una realidad en absoluto.
Buda no hablaba de serpientes; hablaba de flores. Flores... las flores eran conocidas para él, más conocidas para él que para cualquier otra persona. Había visto muchas flores, pero solamente flores vivas. Los jardineros de palacio tenían la orden de su padre de evitar que viera ni una sola flor marchita. Había visto solamente flores jóvenes, porque durante toda la noche los jardineros preparaban el jardín para él. Por la mañana, cuando él llegaba, no veía ni un tallo muerto, ni una flor muerta; solamente flores llenas de vida.

De modo que el florecer era una realidad para él en una forma que no lo es para nosotros. Entonces, cuando alcanzó su Realización, habló de ello como de un proceso de flores y flores, abriéndose y abriéndose. La realidad es algo distinta, pero la metáfora viene de Buda.
Estas metáforas no son irreales. No son solamente poesía. Corresponden a tu naturaleza. Tú les perteneces; ellas te pertenecen. La negación de los símbolos se ha revelado como drástica y peligrosa. Tú has matado todo lo que no es materialmente real, y los rituales y símbolos han tomado su desquite. Vuelven otra vez. Están ahí, en tus vestidos, en tus templos, en tus poesías, tus actos. Los símbolos tomarán su desquite; volverán. No pueden ser eliminados porque van con tu naturaleza.
La mente humana no puede pensar en términos relativos, puramente abstractos. No puede. La realidad no puede ser concebida en términos de matemáticas puras; nosotros podemos solamente concebirla en símbolos. La conexión con símbolos es básica al carácter humano. De hecho, es solamente la mente humana la que crea símbolos; los animales no pueden crearlos.
Un símbolo es una imagen viva; siempre que algo ocurre en tu interior, has de usar símbolos exteriores. Siempre que empiezas a sentir algo, el símbolo aparece automáticamente, y en el momento que llega, la fuerza es moldeada dentro de este símbolo concreto. De esta manera, la kundalini es como una serpiente. La verás y la sentirás. Incluso será más viva que una serpiente viva. Sentirás la kundalini como una serpiente porque no puedes sentir una abstracción. ¡No puedes!
Hemos creado ídolos de Dios porque no podemos percibir una abstracción. Dios no tendría sentido como abstracción. El se convierte en algo matemático. Sabemos que la palabra "dios" no es Dios, pero tenemos que usarla. La palabra es un símbolo. Sabemos que la palabra "dios" es un símbolo, un término y no Dios en sí, pero tenemos que usarla. Y esta es la paradoja: cuando sabes que algo no es un hecho real, pero también sabes que no es un hecho ficticio, que es una necesidad; y una real. Entonces debes trascender el símbolo. Entonces has de trascenderlo, y también debes conocer ese más allá.
La mente no puede concebir el más allá. La mente es tan sólo el instrumento que posees. Cualquier concepción debe llegarte a través de ella. De este modo sentirás el símbolo; se volverá real. Y para otra persona otro símbolo puede llegar a ser tan real como tu símbolo es para ti. Entonces surgen las controversias. Para cada persona su símbolo es auténtico, real, pero estamos obsesionados con una realidad concreta, debe ser real para nosotros; de otra forma no puede ser real.
Podemos decir: "Esta grabadora es real", porque es real para todos nosotros. Tiene una realidad objetiva. Pero el Yoga está relacionado con la realidad subjetiva, no es tan real como la realidad objetiva, pero es real a su manera.
La obsesión por la objetividad debe desaparecer. La realidad subjetiva es tan real como la realidad objetiva, pero en el momento que la concibes le das tu propia fragancia, la llamas a tu manera, empleas tu propia metáfora. Y esta manera de percibir ha de ser forzosamente individual. Incluso si alguien tiene experiencias similares, las percepciones serán diferentes. Incluso dos serpientes diferirán entre sí, ya que la metáfora ha surgido de dos individuos distintos.
Así, pues, estas metáforas—el sentir la kundalini como el movimiento de una serpiente—son puramente simbólicas. Pero tienen una correspondencia con la realidad. Existe el mismo movimiento, el sutil movimiento, como el de una serpiente. La fuerza existe; la dorada apariencia existe... y todos ellos corresponden al símbolo de la serpiente. De modo que si este símbolo te es familiar, está bien.
Pero puede no serte familiar. De modo que nunca digas a nadie que lo que te ha pasado a ti forzosamente ha de pasarle a él. ¡Nunca digas esto a nadie! Puede pasarle o no pasarle. El símbolo apropiado para ti puede que no lo sea para él. Si todo esto puede ser comprendido no hay razón para discutir.
Las diferencias han surgido a causa de los símbolos. Un musulmán no puede concebir un símbolo de Buda. ¡Es imposible! Las circunstancias de los dos son muy diferentes. Incluso la palabra "dios" puede ser una carga si no es entendida como un símbolo que corresponde a tu individualidad.


Por ejemplo, Mahoma no podía concebir un Dios compasivo. La compasión no existía en su entorno. Todo era tan terrorífico, tan peligroso, que Dios tenía que ser concebido de una forma diferente. Al ser su relación con los otros países únicamente guerrera, la gente del tiempo de Mahoma no podía concebir un Dios que no fuera cruel. Un Dios incruento, un Dios compasivo, hubiera sido irreal para ellos, porque este concepto no se hubiera correspondido a su realidad.
Para un hindú, Dios es visto a través de su ambiente. La naturaleza es bella, el suelo es fértil, la raza está profundamente arraigada en la tierra. Todo fluye y fluye en una dirección concreta, y el movimiento es muy lento, como el del Ganges. No es ni terrorífico, ni peligroso. Así pues, el dios hindú ha de ser forzosamente Krishna bailando y tocando su flauta. Esta imagen surge del propio ambiente y de la mente de la raza y de sus experiencias.
Cualquier cosa subjetiva es difícilmente traducible, pero cualquier nombre y símbolo que le demos no es irreal. Es real para nosotros. Así pues, cada uno debe defender su propio símbolo, pero no debe imponer su propio símbolo a los demás. Debe decir: "Incluso si todos los demás están en contra de este símbolo, me agrada, me llega de forma natural y espontánea. Dios se me muestra a mí así. Yo no sé cómo se muestra a los demás". De modo que ha habido muchas maneras para indicar esas cosas; miles y miles de formas. Pero cuando digo que es subjetivo, psíquico, no quiero decir que es tan sólo un nombre. No es tan sólo un nombre. Para ti es una realidad. Te llega de esta manera, y no puede ser de otra forma. Si no confundimos materialismo con realidad y no confundimos objetividad con realidad, entonces todo resultará claro. Pero si las confundes, entonces serán algo difícil de comprender.

OSHO