jueves, 6 de enero de 2011

MENOPAUSIA, VIVIRLA CON PLENITUD.-




¿Cómo se vive actualmente la menopausia?
La menopausia implica el cese de la ovulación en la mujer y se caracteriza por la detención de la menstruación, por lo general en el período entre los 45 y 55 años.
Este período de la vida, se vive hoy, de forma muy diferente a cómo se lo vivía hace 30 ó 40 años atrás, hasta llega a considerárselo como un problema.
Hoy se teme envejecer
, hay un concepto acerca de que lo viejo no sirve, se lo considera descartable, a tal punto que en las ciudades económicamente avanzadas uno puede armar su casa con los objetos que la gente tira y que se encuentran en las calles y basureros, nada se conserva por mucho tiempo. Lo viejo es visto como algo negativo.
El modelo social actual es el de la eterna juventud física, con pieles estiradas, cuerpos perfectos, sonrisas exultantes y las personas exitosas en la vida son las que tienen menos de 40 años. Las arrugas en el rostro y en la piel se asocian con el deterioro y la decadencia, lo mismo que los kilos de más, el cabello blanco y las carnes flojas.

¿Cómo no vivir, entonces, hoy, la menopausia de forma conflictiva?
Nunca antes hubo tantos problemas con el período de la menopausia en la vida de una mujer adulta como los que hoy en día existen. Hace 50 años atrás se podría escuchar acerca de los calores, pero no sobre el reemplazo hormonal, ni sobre el insomnio, ni sobre tantos problemas digestivos e hipertensión. La menopausia era tomada como algo natural donde la mujer dejaba de menstruar, ya no podía engendrar y entraba naturalmente a otra etapa de su vida, con la enorme riqueza que ello implica, tiempo de mayor sosiego, relajación, una mirada mayor hacia adentro de uno mismo, más dedicación a tareas creativas como la cocina, la costura, las plantas, la literatura, pintura, el disfrute de los nietos. Se daba mayor importancia a las pequeñas cosas de la vida, las cuales tienen por su misma simpleza, una enorme grandeza.
Incluso las mujeres que hoy tienen 70 años y viven en el campo, han pasado su menopausia en su mayoría, sin ningún tipo de trastornos. Hoy la vida agitada de las ciudades, el condicionamiento social en relación al modelo social que hay que cumplir, la hiperactividad, la valoración de mujeres superproductivas laboralmente, la falta de un proyecto de vida relacionado con algo no material, la vida sedentaria, la mala alimentación, el consumo de tanta química y excitantes del sistema nervioso, el estrés, la insatisfacción y frustración personal, la resistencia al cambio, hacen que la mayoría de las mujeres pasados los 40 años, sino antes, tengan trastornos relacionados con el funcionamiento hormonal.

El conflicto con lo femenino
La mujer de hoy sufre un conflicto grave con su feminidad.
El exceso de trabajo intelectual, mental ha ido en detrimento de su capacidad sensual, lo mismo que de su receptividad, atributos bien femeninos. Es muy común escuchar a mujeres decir que no les interesa la maternidad, también es común que tantas estén solas y que sea tan difícil generar vínculos estables con el hombre, más allá de que el hombre también vive una crisis en relación a su masculinidad. La mujer en su mayoría ha perdido esa actitud de entrega, de soltarse frente a las diferentes situaciones, de abrirse y confiar, también esto tiene que ver con la falta de capacidad contenedora en el hombre. Este debilitamiento de la función femenina psicológica llega al cuerpo, al punto que ya muchas mujeres, a los 35 años ya viven la menopausia y muchas a esas mismas edades han sido operadas extirpándoles el útero, lo cual implica la anulación de toda su capacidad reproductora y la alteración psicológica que esto significa, dificultando un encuentro sólido y realmente amoroso con el hombre. El mundo en que hoy vivimos enaltece a la mujer hiperactiva, por lo tanto esa hiperactividadluego significa mayor fuerza de sus dotes masculinas que femeninas y por lo tanto todo lo relacionado con lo femenino se vive críticamente. Es muy común ver hoy a chicas ya desde los 25, 28 años con problemas de quistes, fibromas, menstruaciones irregulares y traumáticas.

El miedo a envejecer
Por otro lado casi todas las mujeres pasados los 40 años, sino antes, buscan afanosamente no envejecer, tener la misma imagen a los 50 que a los 30 y eso es visto como sinónimo de virtud. Se sufre si aparecen arrugas, canas o si el cuerpo pierde esbeltez. No se acepta el correr del tiempo y la belleza que esto encierra, con su cuota de vivencias adquiridas, de comprensiones y también de sabiduría. Tanto hombres como mujeres buscan la “eterna juventud” y pagan cifras siderales para lograrlo, para eso existen las mil y una operaciones y tratamientos y también las famosas “pastillitas anti- envejecimiento”.

¿Porqué uno no acepta la arruga, el cabello blanco, la carne más floja?
Cuando existe el cuidado personal, pero no aquél que se hace para estar más joven, sino por una actitud de amor hacia uno mismo y hacia la vida toda, y se está tranquilo con lo que se hace, satisfecho con los vínculos que se tienen, con el trabajo, cuando hay una actitud amorosa hacia uno mismo que implique comer bien, cuidar el cuerpo, moverlo, cuando se cuida la mente estando atento a los pensamientos, cuando todo uno se mantiene en bienestar en función de la edad que se tenga y no hay necesidad de querer ser lo que no se es, utilizando elementos artificiales para aparentar ser algo distinto, con el objetivo de ser reconocido y aceptado socialmente, adviene en uno cierta seguridad que permite la aceptación de lo que la vida va poniendo a cada momento.
Que hermosa imagen es la de aquella mujer de 60 años con su cabello plateado, su cuerpo esbelto, su piel tersa, mostrando las arrugas de los años, donde cada una de ellas habla de vivencias, de situaciones transcurridas, surcos que la vida va dejando a través de los años, su rostro limpio, sin maquillaje, su vitalidad porque sí, propia de una vida tranquila, sana. Todo su ser trasluce la satisfacción de aceptarse como es y una mirada de bondad y de estar libre de lo que los demás piensen y sientan de ella. Uno no se topa frecuentemente con seres así, pero cuando eso sucede ve que es posible y que la felicidad y la plenitud pasan por la valoración de otros aspectos, aquellos relacionados con la posibilidad de sentirse libre de los condicionamientos.
Somos dependientes acerca de lo que los demás piensan y sienten sobre nosotros, tenemos pavor a ser rechazados y desvalorizados y como toda la sociedad, se viva en el país en que se viva, valora lo estético, lo material, si no cumplimos con ese mandato social nos sentimos desgraciados e inseguros.
Esa búsqueda de seguridad en querer cumplir con el condicionamiento social puede que nos haga parecer más jóvenes y lindos, pero internamente seguimos siendo inseguros y estamos insatisfechos, porque la verdadera seguridad no pasa por parecer menos años, sino por tener los que se tienen y entregarse a cada momento de la vida con lo que ésta trae aparejado y cuando esto sucede la juventud emana de uno a partir de tener una mente inocente, pura, aunque se tenga el cabello absolutamente blanco y el rostro inundado de arrugas.

El cambio que la menopausia implica

Existe un cambio hormonal, desaparecen los estrógenos, lo cual implica un reacomodamiento físico y psicológico, el terminar con una forma anterior desde el punto de vista químico, que abarca también al aspecto emocional- anímico y pasar a una nueva forma de funcionamiento químico-psíquico. Para que este cambio no sea traumático es necesario estar blando y abierto frente a él.
El período de la menopausia implica abrirse a otro estadío de la vida que significa vivir con más sosiego, más compromiso, mayor responsabilidad, la de ser más conciente respecto a los propios conflictos y poner la atención en los aspectos que tienen que ver con lo esencial, lo verdadero, lo profundo de la vida, con otros valores mucho más humanos que materiales.
El hecho de terminar con algo en lo químico-físico como es la producción de estrógenos, que a su vez implica la no posibilidad de engendrar, es un inicio de desapego, es aprender a morir a cada instante. La menopausia es la posibilidad que nos da la vida de prepararnos para la muerte, saber renunciar a algo conocido para entrar en otra etapa desconocida. Ya esto lo hemos vivido en la adolescencia y también en la maternidad.
El temor que acompaña a este período se debe, en parte, al hecho de perder juventud, atractivo, sensualidad, potencia y deseo sexual. Pero sucede contrariamente e eso que cuando se aprende a desapegarse a un modo de ser, de funcionar, se siente uno más libre, más seguro y eso justamente sensualiza, relaja. Una persona relajada es sensual en el sentido que no está parloteando mentalmente si esto, si aquello, si hice, si no hice, si me dijo, si no me dijo, la persona está conectada con el presente, con lo que “es”, con los sentidos y las sensaciones y eso libera.

La sobrecarga que implica la ausencia de menstruación
Sobrecargamos emociones, exceso de comida, tensiones, energía en general. La menstruación permite la descarga de todo lo acumulado mes a mes. Mediante ella se descargan los excesos. La menstruación es, entre otras cosas, la posibilidad que nos da la naturaleza de sacar afuera las toxinas del cuerpo, de la mente y el exceso de energía que se materializa como mucus y ácidos grasos, que a partir de dicha descarga permite llevar nuestro cuerpo-mente a un estado de mayor equilibrio. Cuando se corta la menstruación y comienza la menopausia esa descarga desaparece con lo que manifestaciones como insomnio, calores, trastornos digestivos, hipertensión, dolores de cabeza, y otros, son muy comunes. Estas manifestaciones se deben, entre otros tantos motivos a que el organismo ya no tiene la posibilidad que tenía de eliminar los excesos y por lo tanto, esa acumulación de energía se materializa en estos tipos de síntomas. Por eso es tan importante aprender a no sobrecargar.

Algunos de los trastornos más comunes a partir de la menopausia

El hígado se alimenta de estrógenos, cuando estos desaparecen, éste funciona a menor capacidad con lo cual el trabajo que el hígado desarrolla que es actuar como laboratorio del cuerpo, eliminando las toxinas, se ve dificultado, con lo que las descargas son menores y todo nuestro sistema físico-químico y psicológico se ve sobrecargado también.
Cuando el hígado se ve sobrecargado, se dificulta la capacidad circulatoria lo cual explica los comunes dolores de cabeza. También la hipertensión puede estar asociada a una sobrecarga hepática, y al exceso de hierro ú otros minerales en el organismo.
Al sobrecargarse la función hepática aparecen también trastornos digestivos, ya que la misma disfunción hepática genera sobrecarga en estómago e intestino, con los consabidos dolores de estómago e irregularidades intestinales (diarreas, estreñimiento, gases, etc.).
La falta de estrógenos está asociada también a la incapacidad de conciliar el sueño, es decir con el insomnio. Al disminuir o quedar eliminada la menstruación, la sobrecarga en todo el organismo es mayor, la parte digestiva y circulatoria se ve alterada, además un canal de eliminación ya no existe por lo que todo lo que uno ha venido sobrecargando en los últimos tiempos antes del cese de la menstruación, no sale, por lo que hay en uno inquietud interna, psicológica, también un miedo profundo al cambio y a situaciones no resueltas de la vida.
La falta de estrógenos genera sequedad vaginal, asociada con la falta de lubricación; la sequedad vaginal dificulta la relación sexual. En relación a la sexualidad podemos decir que a partir de la menopausia, al cambiar la química del organismo, cambia también la psiquis y uno está ubicado en un lugar diferente al anterior en relación a varios aspectos que hacen al vivir cotidiano, la sexualidad es uno de ellos, con lo que la misma naturaleza exige a uno llevar una vida sexual con total compromiso, es decir no hacer el amor porque sí. Si bien es cierto que la falta de estrógenos genera sequedad y existen formas prácticas de ayudarse respecto a esto, es cierto que cuando la sexualidad es comprometida en el sentido de hacer el amor con amor y si existe una real y profunda atracción y el saber manejarse uno con las sensaciones y no con el pensar, cuando se está realmente relajado, los líquidos y lubricantes del cuerpo fluyen a pesar de la falta de estrógenos. Como posibilidad de lubricar la zona vaginal es bueno introducir una gasa embebida en aceite de germen de trigo o de girasol, que aportan vitamina E, que favorece a las mucosas de esa zona. También ayuda la crema o el aceite de hipérico, como así también consumir alimentos ricos en vitamina E, como los aceites antes mencionados y semillas de zapallo. Todo esto funciona terapéuticamente no como remedio en sí, sino en un contexto dónde la alimentación es buena, hay una verdadera conexión con el cuerpo y se investigan las causas profundas de las disfunciones que a uno le aquejan.
La suba de temperatura, calores, sensación de sofoco, está íntimamente ligada a lo que se ingiere y a la ausencia de actividad física. La mayoría de las mujeres que llevan una dieta vegetariana no padecen estos síntomas e incluso si no se consumen demasiados lácteos ni huevos, los calores no existen. Esos estados de calor también se asocian a la actividad circulatoria y la presencia de una actividad física cotidiana impide que este síntoma exista. Los calores o sofocos tienen que ver con un exceso de energía en el cuerpo y la mente, que al quedar eliminada una posibilidad de descarga, como la menstruación, se vive como exceso de calor. Esa energía acumulada necesita ser movida, a través de la comprensión de los estados emocionales, de la actividad física, de ejercicios respiratorios, automasajes, movimientos con el cuerpo que impliquen la posibilidad de alivianar, de dejar salir. La dieta vegetariana ayuda a evitar los excesos energéticos debido a la ausencia de grasa animal, la cual genera una sobrecarga muy grande.
Otro de los malestares está relacionado con los dolores articulares y problemas en la masa ósea del cuerpo, la llamada osteoporosis, que significa huesos porosos. En general este problema se lo relaciona con el momento de la menopausia. Se la asocia con la falta de calcio en la dieta pero esto no es real ya que tiene que ver con muchas otras razones que incluyen lo hormonal, el estilo de vida, factores nutricionales y medioambientales.
La osteoporosis tiene que ver con un debilitamiento de la estructura, sería algo así como que el derrumbe en un edificio tiene que ver con la fortaleza o debilidad de los cimientos. Hoy en día la mayoría de los enfermos internados en hospitales están allí por rotura de cadera. Muchos años atrás no existía esta problemática en la gente, hoy pasados los 50 años, la gente se cae y se fractura. Esto habla de un debilitamiento de la condición en general y de la calidad de la sangre. La sangre normalmente es alcalina, el exceso de grasa animal, de ingestión de química, de contaminación ambiental, de comida rápida, de mala sangre (estrés, tensiones, miedos, angustia, inquietud), de azúcar, acidifican la sangre. Una sangre acidificada pierde minerales, no solo calcio sino tantos otros como magnesio, zinc, yodo, etc.
Justamente en países donde el consumo de lácteos es mayor y también el de carnes los índices de osteoporosis son mayores y en países como Japón donde se consumen pocos lácteos y poca grasa animal disminuye el tema de la osteoporosis. En investigaciones recientes ha aumentado la preocupación con respecto a la posibilidad de que una mayor ingestión de calcio genere un incremento de los cálculos renales de oxalato cálcico lo que implica la pérdida de calcio y la formación de cálculos. La vida sedentaria tiene que ver con todo esto también. Hábitos como el consumo de alcohol, tabaco, café, hierba mate y té negro acidifican la sangre y quitan minerales del cuerpo. Una sensación profunda de debilitamiento, desde el punto de vista psicológico, es decir “el sentirse débil” contribuye a que la estructura de uno sea débil.
Con respecto al calcio es más importante ver cómo hacer para que no desaparezca que el intentar de cualquier modo incorporarlo. Este intento a ultranza de incorporar calcio arriesga la condición de todo nuestro sistema, ya que el exceso de éste genera muchas otras enfermedades. Si bien es cierto que los factores hormonales existen, es mucho más rico para uno poder ver la problemática desde un ángulo relacionado con el modo de vida y con los condicionamientos, ya que de esta manera salimos mucho más fortalecidos de la enfermedad.

Visión de la medicina alopática frente a la menopausia

Se la ve más que como un acontecimiento natural de la vida, como a una enfermedad.
Es cierto también que las mujeres hoy en día, tienen una intolerancia a la más mínima dificultad como sentir calor, no dormir bien, algún dolor articular, sentirse diferente. Los médicos no saben explicar a sus pacientes en relación a este momento, la belleza que encierra dicho cambio, con lo que trastornos que tal vez podrían ser pasajeros se agravan por la implicancia que se le pone al poner a la menopausia como una disfunción, un conflicto. Debido a esta demanda de los mismos pacientes y a la visión intervencionista que la medicina convencional tiene, se busca resolver los trastornos menopáusicos a partir del reemplazo hormonal, incorporando estrógenos ya sea en forma de parches o por vía oral, con los sabidos inconvenientes que esto apareja en el organismo, ya que el exceso de estrógenos está relacionado con el aumento de peso y la aparición de cánceres femeninos diversos.
Recientemente en Congresos Médicos relacionados con esta temática se llegó a la conclusión de la necesidad de evitar el uso de tratamientos de reemplazo hormonal.
También los médicos recetan, por temor a la osteoporosis, calcio y el consumo de lácteos en cantidad, con lo que pueden generarse otros inconvenientes como sobrecarga hepática y a partir de ella hipertensión y luego a partir del antihipertensivo generarse depresión, con lo cual una mujer cuyos índices de calcio eran un poco bajos termina tomando un antidepresivo.

Tratamiento natural frente a los trastornos de la menopausia

Alimentación y Menopausia

Alimentación:
Muchas plantas contienen fitoestrógenos, cuya estructura molecular es semejante a la del estrógeno humano, pero cuyo efecto es diferente y más débil. Así, el estrógeno vegetal, siendo menos potente, es más lento en su acción. Sin embargo, parece ser más seguro, puesto que no implica el riesgo de los efectos secundarios del estrógeno sintético. Además algunos alimentos, en especial las verduras de la familia del repollo, aumentan la tasa a la cual se utiliza y se dispone del estrógeno circulante en el organismo. Las leguminosas, en especial los porotos de soja, cumplen una fuerte actividad estrogénica.

Alimentos con capacidad fitoestrogénica:
Ajo, té de anís, Té de salvia, Té de regaliz, Té de Cola de Caballo, avena, arroz yamaní, brócoli, repollito de bruselas, coliflor, porotos de soja (como queso de soja), semillas de lino, aceite de lino para condimentar verduras, maíz no transgénico, manzana, papa, ananá, repollo, zanahoria.

Alimentos que agudizan los trastornos de la menopausia:
Carnes, café, té, hierba mate, harinas blancas, embutidos, gaseosas, alcohol, empaquetados, enlatados, enfrascados, grasas animales. Además estos alimentos ayudan a eliminar el calcio en el organismo, lo mismo que otros minerales.

Alimentos para evitar la pérdida de calcio
En relación al tema de la osteoporosis y la dieta lo más importante es evitar los alimentos tales como grasas, azúcar, lácteos industrializados, tabaco, alcohol e incorporar a la comida diaria cereales integrales que contienen silicio y que por transmutación biológica se transforman en calcio en el organismo, lo mismo sucede con el Boro de la fruta que se transforma en calcio, también fuentes de calcio son el repollo, brócoli, coliflor, semillas de sésamo, algas, queso de soja, garbanzos, yogur orgánico y ricota casera.
El exceso de lácteos industrializados (manteca, leche, quesos estacionados y quesos blandos) disminuyen el calcio del organismo porque acidifican la sangre. La industrialización por otro lado implica el uso de conservantes, blanqueadores, aromatizadores, etc., que generan trastornos como alergias y tantos más, que terminan eliminando los minerales del cuerpo.
Una dieta rica en cereales, legumbres, semillas, frutas, algunas veces yogur orgánico, ricota casera y huevo de campo, permiten un nivel óptimo de calcio en el organismo.

La Actividad
física:
Se ha comprobado como la actividad física es preventiva de todo tipo de trastorno relacionado con la menopausia. En la famosa pirámide nutricional hasta hace poco tiempo atrás en la base estaban los cereales integrales, frutas y verduras, luego los azúcares y por último las grasas animales, recientes estudios hechos en la Universidad de Harvard ponen a la actividad física junto al consumo de cereales, frutas y verduras. Es tan importante comer bien como mover el cuerpo. Se ha comprobado que la vida sedentaria es causante de un sin fin de enfermedades. Una buena actividad física implica activación circulatoria, lo mismo que el desbloqueo energético en algunas zonas del cuerpo y la posibilidad de aumentar la capacidad de flexibilización de la columna vertebral y articulaciones.
Se ha comprobado que el ejercicio físico consistente en una hora de actividad moderada, 3 ó más veces por semana, previene la pérdida ósea. La inmovilidad duplica la tasa de excreción de calcio urinario y fecal y produce un desequilibrio negativo en cuanto al calcio se refiere y también a otros minerales del cuerpo.

Otros tratamientos:
Los ejercicios respiratorios cotidianos, los automasajes en piernas y brazos, los movimientos de pelvis que ayudan a mover la energía estancada del cuerpo y permiten parar la cabeza generando una frecuencia vibratoria distinta y que a su vez ayudan a bajar los decibeles, son fundamentales para movilizar la energía bloqueada y ayudar a evitar la sobrecarga física y emocional.

Tratamiento a partir de lo psicológico
• Comprender las sobrecargas, ¿porqué uno se carga de emociones, tensiones, presiones internas y externas, miedos, ansiedad, angustia?.
• Estar atento a la mecanicidad del pensamiento, comprender el parloteo mental, la inquietud interna, el caos interno que uno tiene, la necesidad de ser valorado, reconocido, querido, la búsqueda de poder, la poca capacidad de quedarse con lo que “es” a cada instante, a cada momento, la incapacidad de estar conectado con las sensaciones, la falta de sensualidad, verlo, entenderlo, sin querer ser distinto, sino comprendiendo lo que se va manifestando a cada momento.
• Comprender el condicionamiento personal y social en relación a no aceptar el paso del tiempo y comprender el esfuerzo por querer ser” siempre joven”.
• Comprender la actitud que se tiene frente a las dificultades, ver el dramatismo que se pone frente a la adversidad. Ver si minimizamos o maximizamos nuestros trastornos y frente a ello darse cuenta cómo desaparecen los síntomas, no al negarlos pero sí al no exagerarlos.
• Comprender la resistencia al cambio, a crecer, a estar más grande, que es distinto a estar más viejo.
• Comprender el “morir” a cada etapa, a cada momento, como forma de renacimiento.
• Comprender el debilitamiento interno, psicológico, que genera la pérdida de estructura ósea.
• Ver la falta de proyectos propios humanitarios que uno tiene y ver si es que uno no tiene como única meta en la vida el trabajo, los hijos, los placeres cotidianos como el cafecito de la mañana, el diario del domingo, la seguridad económica.

Liliana Racauchi-Jose Bidart.