viernes, 28 de octubre de 2011

ACRECENTAR LA CONCIENCIA

No busquemos ser más bondadosos, ni tratemos de ser mejores. No tratemos de acrecentar nuestra bondad, sino nuestra conciencia. Lo demás nos será dado por añadidura.
Debemos elevar nuestra vibración al punto de ser más veloces que nuestra propia mecanicidad.

¿Qué significa esto?
Significa evitar que el ego tome control de los centros y gobierne la máquina humana. Las costumbres, los hábitos, las emociones, los impulsos, debido a la ausencia de conciencia toman el control del organismo y al manifestarse se perpetúan; reciben el alimento para continuar existiendo.
Aprendiendo a observarnos, podemos cambiar todo esto. Pero un acto consciente no puede emularse mecánicamente. La auto-observación es un acto de atención sobre nuestro interior. Es estar atentos a cualquier manifestación en nosotros mismos.
No es un acto dudoso; es una acción atenta y lúcida. Es percibir con los sentidos internos lo que pasa en nuestro mundo psicológico. Tenemos muchos más sentidos internos que externos.
La conciencia es mucho más rápida que la mente, la emoción y el sexo.
La fascinación de la conciencia trabaja exclusivamente con un sistema magnético. Como un imán. Sólo puede atraer elementos pesados.
Cualquier escena de la vida activa distintos "imanes" que censan nuestro interior en busca de un eco.
Cada situación de la vida es un test psicológico y nos sirve para evaluar nuestros progresos en el acrecentamiento de conciencia.
Cuando la vida ya no puede disparar eventos mecánicos, es decir reacciones automáticas en nosotros, hemos triunfado y en consecuencia, el ser se manifiesta.
El ser -nuestra verdadera identidad- puede ser pequeño o grande, de acuerdo al desarrollo alcanzado. Lo importante, es saber aprovechar cada circunstancia.

Pedro N: Fernandez