Nos quejamos de ella, decimos detestarla, que sólo nos da escándalos y malas noticias, pero parece que no podemos vivir sin ella | |
Nos quejamos de ella, decimos detestarla, que sólo nos da escándalos y malas noticias, pero parece que no podemos vivir sin ella. La televisión ya no sólo se ha convertido en un miembro más del hogar, ya es nuestra compañera inseparable en nuestros actos de cada día. Nos levantamos con ella y hasta muchos ni siquiera la apagan durante el sueño. La tevé es la banda de sonido de nuestra existencia. Es frecuente, que su encendido sea permanente aunque no tengamos la mínima idea sobre lo que está ocurriendo en su pantalla. Ya se ha convertido en un acto tal como prender la luz. Lejos ha quedado el hecho de reunirse a ver y a escuchar un ciclo o programa en particular, sólo es sonido constante. ¿Por qué la tevé se ha convertido en protagonista del hogar? ¿Por qué si no deseamos mirar, miramos? Nos hemos alienado a un simple electrodoméstico que ya tiene vida propia y si encima analizamos su contenido, en la mayoría de las ocasiones apagarlo favorecería a la salud. Pero, quien no está al tanto de lo que ocurre en la pantalla chica también puede vivir toda una experiencia de exclusión en la vida cotidiana ¿Cómo no lo viste? ¿En qué mundo vivís? Indagan a quien no ha visto por tevé el último escándalo de turno o la noticia más escabrosa del horario central . Por qué así sucede, los programas de TV de mayor audiencia no sólo son un evento en el momento de su emisión sino que se convierten en tema de conversación popular en innumerables ámbitos como el trabajo, la familia o las reuniones de amigos. Quien no lo ha visto, se convierte en un bicho raro que vive en una irrealidad. Pero, ¿no es al revés? ¿La realidad es la de la pantalla chica, su rating y sus productos? Sin dudas, es parte de la actualidad mediática pero solamente eso, la vida es otra cosa. Una mayoría inmensa de la humanidad lejos está de los escándalos por egos malheridos, estafas y corrupción o el sacar ventaja como sea por algunos puntos de audiencia. Entonces, aunque ya no seas parte de algunas conversaciones, a veces no hay nada mejor que acordarse que la tevé no es más que un electrodoméstico, un instrumento para el ocio y no viceversa. Redescubrir la magia de la radio, leer un buen libro, estimular la conversación con la familia o los amigos, o simplemente, disfrutar del silencio, es enriquecedor y será de gran incentivo para nuestras vidas. Entre tanta contaminación auditiva y visual, debemos reflexionar y decidir sobre los actos de nuestras vidas. Es nuestra responsabilidad qué vemos, qué hacemos, qué escuchamos, nadie nos obliga a ver lo que no queremos ver. De vez, en cuando apagar la tele, es un buen ejercicio. Por Eugenia Plano | www.vidapositiva.com.-Maria A. Sassone |