martes, 27 de diciembre de 2011

LA MAFIA MÉDICA

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Por Laura Jimeno Muñoz

Doctora Ghislaine Lanctot


Pues lo reitero: las autoridades mienten cuando dicen que las
vacunas nos protegen, mienten cuando dicen que el sida es
contagioso y mienten cuando dicen que el cáncer es un misterio.

“ La Mafia Médica ” es el título del libro que le costó a la doctora Ghislaine Lanctot

su expulsión del colegio de médicos y la retirada de su licencia para ejercer
medicina. Se trata probablemente de la denuncia publicada más completa,
integral, explícita y clara del papel que juega a nivel mundial el complejo formado
por el Sistema Sanitario y la industria farmacéutica.

El libro expone, por una parte, la errónea concepción de la salud y la enfermedad
que tiene la sociedad occidental moderna, fomentada por esta mafia médica que
ha monopolizado la salud pública creando el más lucrativo de los negocios.
Además de tratar sobre la verdadera naturaleza de las enfermedades, explica cómo
las grandes empresas farmacéuticas controlan no sólo la investigación sino
también la docencia médica, y cómo se ha creado un Sistema Sanitario basado en
la enfermedad en lugar de en la salud, que cronifica enfermedades y mantiene a
los ciudadanos ignorantes y dependientes de él. El libro es pura artillería pesada
contra todos los miedos y mentiras que destrozan nuestra salud y nuestra
capacidad de autorregulación natural, volviéndonos manipulables y
completamente dependientes del sistema.

A continuación, una estupenda
entrevista a la autora que realizó Laura Jimeno Muñoz para Discovery Salud:
Medicina Significa Negocio

La autora de La mafia médica acabó sus estudios de Medicina en 1967, una época
en la que -como ella misma confiesa- estaba convencida de que la Medicina era
extraordinaria y de que antes del final del siglo XX se tendría lo necesario para
curar cualquier enfermedad. Sólo que esa primera ilusión fue apagándose hasta
extinguirse.

-¿Por qué esa decepción?

Porque empecé a ver muchas cosas que me hicieron reflexionar. Por ejemplo, que
no todas las personas respondían a los maravillosos tratamientos de la medicina
oficial. Además, en aquella época entré en contacto con varios “terapeutas suaves”
-es decir, practicantes de terapias no agresivas (en francés Médecine Douce) - que
no tuvieron reparo alguno en abrirme sus consultas y dejarme ver lo que hacían.
Y llegué pronto a la conclusión de que las medicinas no agresivas son más
eficaces, más baratas y encima, tienen menores efectos secundarios.

-Y supongo que empezó a preguntarse por qué en la facultad nadie le había
hablado de esas terapias alternativas no agresivas

Así es. Luego mi mente fue más allá y empecé a cuestionarme cómo era posible
que se tratara de charlatanes a personas a las que yo misma había visto curar y
por qué se las perseguía como si fueran brujos o delincuentes. Por otra parte,
como médica había participado en muchos congresos internacionales -en algunos
como ponente- y me di cuenta de que todas las presentaciones y ponencias que
aparecen en tales eventos están controladas y requieren obligatoriamente ser
primero aceptadas por el “Comité científico” organizador del congreso. ¿Y quién
designa a ese comité científico? Pues generalmente quien financia el evento: la
industria farmacéutica. ¡Sí, hoy son las multinacionales las que deciden hasta
qué lo que se enseña a los futuros médicos en las facultades y qué se publica y
expone en los congresos de medicina! El control es absoluto.

-Y eso fue clarificador para usted…
Y tanto. Darme cuenta del control y de la manipulación a la que están sometidos
los médicos -y los futuros médicos, es decir, los estudiantes- me hizo entender
claramente que la Medicina es, ante todo, un negocio.

La Medicina está hoy controlada por los seguros -públicos o privados, da igual-
porque en cuanto alguien tiene un seguro pierde el control sobre el tipo de
medicina al que accede. Ya no puede elegir. Es más, los seguros determinan
incluso el precio de cada tratamiento y las terapias que se van a practicar. Y es
que si miramos detrás de las compañías de seguros o de la seguridad social...
encontramos lo mismo.

-El poder económico


Exacto, es el dinero quien controla totalmente la Medicina. Y lo único que de
verdad interesa a quienes manejan este negocio es ganar dinero. ¿Y cómo ganar
más? Pues haciendo que la gente esté enferma... porque las personas sanas no
generan ingresos. La estrategia consiste, en suma, en tener enfermos crónicos
que tengan que consumir todo tipo de productos paliativos, es decir, para tratar
sólo síntomas; medicamentos para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la
inflamación... pero nunca fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso no es
rentable, no interesa. La medicina actual está concebida para que la gente
permanezca enferma el mayor tiempo posible y compre fármacos; si es posible,

UN SISTEMA DE ENFERMEDAD

-Infiero que ésa es la razón de que en su libro se refiera al sistema sanitario como


“sistema de enfermedad”
Efectivamente. El llamado sistema sanitario es en realidad un sistema de

enfermedad. Se practica una medicina de la enfermedad y no de la salud. Una
medicina que sólo reconoce la existencia del cuerpo físico y no tiene en cuenta ni
el espíritu, ni la mente, ni las emociones; y que además trata sólo el síntoma y no
la causa del problema. Se trata de un sistema que mantiene al paciente en la
ignorancia y la dependencia y al que se estimula para que consuma fármacos de
todo tipo.
-Se supone que el sistema sanitario está al servicio de las personas

Está al servicio de quien le saca provecho: “la industria farmacéutica”. De manera
oficial -puramente ilusoria- el sistema está al servicio del paciente pero,
oficiosamente, en la realidad, el sistema está a las órdenes de la industria que es
la que mueve los hilos y mantiene el sistema de enfermedad en su propio
beneficio. Se trata, en suma, de una auténtica mafia médica, de un sistema que
crea enfermedades y mata por dinero y por poder.

-¿Y qué papel juega el médico en esa mafia?

El médico es -muchas veces de forma inconsciente, es verdad- la correa de
transmisión de la gran industria. Durante los 5 a 10 años que pasa en la
Facultad de Medicina el sistema se encarga de inculcarle unos determinados
conocimientos y de cerrarle los ojos a otras posibilidades. Posteriormente, en los
hospitales y congresos médicos, se les refuerza en la idea de que la función del
médico es curar y salvar vidas, de que la enfermedad y la muerte son fracasos que
debe evitar a toda costa y de que la enseñanza recibida es la única válida.
Además se les enseña que el médico no debe implicarse emocionalmente y que es
un “dios” de la salud. De ahí que incluso exista caza de brujas entre los propios
profesionales de la medicina. La medicina oficial, la “científica”, no puede
permitir que existan otras formas de curar que no sean serviles al sistema.


-El sistema, en efecto, pretende hacer creer que la única medicina válida es la

llamada “medicina científica”, la que usted aprendió y de la que ha renegado.
Precisamente en el mismo número en que va a aparecer su entrevista publicamos
un artículo al respecto

La medicina científica está enormemente limitada porque se basa en la física
materialista de Newton: tal efecto obedece a tal causa. Y, por ende, tal síntoma
precede a tal enfermedad y requiere tal tratamiento. Se trata de una medicina
que además sólo reconoce lo que se ve, se toca o se mide y niega toda conexión
entre las emociones, el pensamiento, la conciencia y el estado de salud del físico, y
cuando se la importuna con algún problema de ese tipo le cuelga la etiqueta de
“enfermedad psicosomática” al paciente y le envía a casa tras recetarle pastillas
para los nervios.

-Es decir, que a su juicio, la medicina convencional sólo se ocupa de hacer
desaparecer los síntomas.

Salvo en lo que a cirugía se refiere, los antibióticos y algunas pocas cosas más,
como los modernos medios de diagnóstico, sí. Da la impresión de curar pero no
cura. Simplemente elimina la manifestación del problema en el cuerpo físico pero
éste, tarde o temprano, resurge.

- A su juicio, pues, dan mejor resultado las llamadas medicinas suaves o no
agresivas
Son una mejor opción porque tratan al paciente de forma holística y le ayudan a
sanar... pero tampoco curan. Mire, cualquiera de las llamadas medicinas
alternativas constituyen una buena ayuda pero son sólo eso: complementos.

Porque el Verdadero médico es Uno Mismo y cuando uno es consciente de su
soberanía sobre la salud deja de necesitar terapeutas. El enfermo es el único que
puede curarse. Nadie puede hacerlo en su lugar. La Autosanación es la única
medicina que cura. La cuestión es que el sistema trabaja para que olvidemos
nuestra condición de seres soberanos y nos convirtamos en seres sumisos y
dependientes. En nuestras manos está, pues, romper esa esclavitud.

-Y, en su opinión, ¿por qué las autoridades políticas, médicas, mediáticas y
económicas lo permiten? ¿por qué los gobiernos no acaban con este sistema de
enfermedad, costosísimo por otra parte?

A diferentes escalas y con distintas implicaciones, por supuesto, la industria
farmacéutica, las autoridades políticas, los grandes laboratorios, los hospitales,
las compañías aseguradoras, las Agencias del Medicamento, los colegios de
médicos, los propios médicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) -el

Ministerio de Sanidad de la ONU- y por supuesto, el gobierno mundial en la
sombra del dinero.

-Tenemos entendido que para usted la organización mundial de la salud es ’la
mafia de las mafias

Así es. Esa organización está completamente controlada por el dinero. La OMS es
la organización que establece, en nombre de la salud, la “política de enfermedad”
en todos los países. Todo el mundo tiene que obedecer ciegamente las directrices
de la OMS. No hay escapatoria. De hecho, desde 1977, con la Declaración de
Alma Ata, nadie puede escapar de su control.

-¿En qué consiste esa declaración? –

A ese respecto tengo tres hipótesis. La primera es que quizás no saben que todo
esto está pasando... pero es difícil de aceptar porque la información está a su
alcance desde hace muchos años y en los últimos veinte años son ya varias las
publicaciones que han denunciado la corrupción del sistema y la conspiración
existente.

La segunda hipótesis es que no pueden acabar con ello... pero también resulta
difícil de creer porque los gobiernos tienen el suficiente poder.

-Y la tercera, supongo, es que no quieren acabar con el sistema
Pues lo cierto es que, eliminadas las otras dos hipótesis, ésa parece la más
plausible. Y si un Gobierno se niega a acabar con un sistema que arruina y mata a
sus ciudadanos es porque forma parte de él, porque forma parte de la mafia.
-¿Quiénes integran, a su juicio, la “mafia médica”?
Se trata de una declaración que da a la OMS los medios para establecer los
criterios y normas internacionales de práctica médica. Se desposeyó así a los
países de su soberanía en materia de salud para transferirla a un gobierno
mundial no elegido cuyo “Ministerio de salud” es la OMS. Desde entonces
“derecho a la salud” significa “derecho a la medicación”. Así es como se han
impuesto las vacunas y los medicamentos a toda la población del globo.
-Una labor que no se cuestiona
Claro, porque, ¿quién va a osar dudar de las buenas intenciones de la
Organización Mundial de la Salud? Sin embargo, hay que preguntarse quién
controla a su vez esa organización a través de la ONU: El poder económico.

-¿Cree que ni siquiera las organizaciones humanitarias escapan a ese control?

Por supuesto que no. Las organizaciones humanitarias también dependen de la
ONU, es decir, del dinero de las subvenciones. Y por tanto, sus actividades están
igualmente controladas. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras creen que
sirven altruistamente a la gente pero en realidad sirven al dinero.

-Una mafia sumamente poderosa
Omnipotente, diría yo. Ha eliminado toda competencia. Hoy día a los
investigadores se les “orienta”. Los disidentes son encarcelados, maniatados y
reducidos al silencio. A los médicos “alternativos” se les tilda de locos, se les retira
la licencia o se les encarcela también.

Los productos alternativos rentables han caído igualmente en manos de las
multinacionales gracias a las normativas de la OMS y a las patentes de la
Organización Mundial del Comercio. Las autoridades y sus medios de
comunicación social se ocupan de alimentar entre la población el miedo a la
enfermedad, a la vejez y a la muerte.

De hecho, la obsesión por vivir más o, simplemente, por sobrevivir ha hecho
prosperar incluso el tráfico internacional de órganos, sangre y embriones
humanos y en muchas clínicas de fertilización en realidad se “fabrican” multitud
de embriones que luego se almacenan para ser utilizados en cosmética, en
tratamientos rejuvenecedores, etc.

Eso sin contar con que se irradian los alimentos, se modifican los genes, el agua
está contaminada, el aire envenenado.. .
Es más, los niños reciben absurdamente hasta 35 vacunas antes de ir a la escuela
y así, cada miembro de la familia tiene ya su pastillita: el padre, la Viagra; la
madre, el Prozac; el niño, el Ritalin. Y todo esto, ¿para qué? Porque el resultado es
conocido: los costes sanitarios suben y suben pero la gente sigue enfermando y
muriendo igual.

LAS AUTORIDADES MIENTEN

-Lo que usted explica del sistema sanitario imperante es una realidad que cada
vez más gente empieza a conocer pero nos han sorprendido algunas de sus
afirmaciones respecto a lo que define como “las tres grandes mentiras de las
autoridades políticas y sanitarias”

Pues lo reitero: las autoridades mienten cuando dicen que las vacunas nos
protegen, mienten cuando dicen que el sida es contagioso y mienten cuando dicen
que el cáncer es un misterio.

-Bien, hablemos de ello aunque ya le adelanto que en la revista no compartimos
algunos de sus puntos de vista. si le parece, podemos empezar hablando de las
vacunas. a nuestro juicio, afirmar que ninguna vacuna es útil no se sostiene. otra
cosa, que sí compartimos, es que algunas son ineficaces y otras inútiles; a veces,
hasta peligrosas

Pues yo mantengo todas mis afirmaciones. La única inmunidad auténtica es la
natural y ésa la desarrolla el 90% de la población antes de los 15 años. Es más,
las vacunas artificiales cortocircuitan por completo el desarrollo de las primeras
defensas del organismo. Y que las vacunas tienen riesgos es algo muy evidente; a
pesar de lo cual se oculta. Por ejemplo, una vacuna puede provocar la misma
enfermedad para la que se pone. ¿Por qué no se advierte? También se oculta que
la persona vacunada puede transmitir la enfermedad aunque no esté enferma.

Asimismo, no se dice que la vacuna puede sensibilizar a la persona frente a la
enfermedad. Aunque lo más grave es que se oculte la inutilidad constatada de
ciertas vacunas.

-¿A cuáles se refiere?

A las de enfermedades como la tuberculosis y el tétanos, vacunas que no confieren
ninguna inmunidad; la rubéola, de la que el 90% de las mujeres están protegidas
de modo natural; la difteria, que durante las mayores epidemias sólo alcanzaba al
7% de los niños a pesar de lo cual hoy se vacuna a todos; la gripe y la hepatitis B ,
cuyos virus se hacen rápidamente resistentes a los anticuerpos de las vacunas.

-¿Y hasta qué punto pueden ser también peligrosas?

Las innumerables complicaciones que causan las vacunas -desde trastornos
menores hasta la muerte- están suficientemente documentadas; por ejemplo, la
muerte súbita del lactante. Por eso hay ya numerosas protestas de especialistas
en la materia y son miles las demandas judiciales que se han interpuesto contra
los fabricantes. Por otra parte, cuando se examinan las consecuencias de los
programas de vacunaciones masivas se extraen conclusiones esclarecedoras.

-Le agradecería que mencionara algunas

Mire, en primer lugar las vacunas son caras y le suponen a los estados un gasto
de miles de millones de euros al año. Por tanto, el único beneficio evidente y
seguro de las vacunas... es el que obtiene la industria. Además , la vacunación
estimula el sistema inmune pero, repetida la vacunación, el sistema se agota. Por
tanto, la vacuna repetida puede hacer, por ejemplo, estallar el “Sida silencioso” y
garantizar un “mercado de la enfermedad” perpetuamente floreciente.

Más datos: la vacunación incita a la dependencia médica y refuerza la creencia de
que nuestro sistema inmune es ineficaz. Aunque lo más horrible es que la
vacunación facilita los genocidios selectivos pues permite liquidar a personas de
cierta raza, de cierto grupo, de cierta región... Sirve como experimentación para
probar nuevos productos sobre un amplio muestrario de la población y es un
arma biológica potentísima al servicio de la guerra biológica porque permite
intervenir en el patrimonio genético hereditario de quien se quiera.

-Bueno, es evidente que hay muchas cosas de las que se puede hacer un buen o
mal uso pero eso depende de la voluntad e intención de quien las utiliza. bien,
hablemos si le parece de la segunda “gran mentira” de las autoridades: usted
afirma que el sida no es contagioso y perdone, pero así como el resto de sus
afirmaciones en este ámbito nos han parecido razonadas y razonables, no hemos
visto que argumente esa afirmación

Yo afirmo que la teoría de que el único causante del sida es el VIH o Virus de la
Inmunodeficiencia Adquirida es falsa. Ésa es la gran mentira. La verdad es que
tener el VIH no implica necesariamente desarrollar sida. Porque el sida no es sino
una etiqueta que se “coloca” a un estado de salud al que dan lugar numerosas
patologías cuando el sistema inmune está bajo y niego que tener sida equivalga a
muerte segura. Pero, claro, esa verdad no interesa. Las autoridades nos
imponen a la fuerza la idea de que el Sida es una enfermedad causada por un solo
virus a pesar de que el propio Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, co-
descubridor oficial del VIH en 1983, reconoció ya, en 1990 que el VIH no es
suficiente por sí solo para causar el sida.

Otra evidencia es el hecho de que hay numerosos casos de sida sin virus VIH y
numerosos casos de virus VIH sin sida (seropositivos) . Por otro lado, aún no se ha
conseguido demostrar que el virus VIH cause el sida, lo cual es una regla científica
elemental para establecer una relación causa-efecto entre dos factores. Lo que sí
se sabe, sin embargo, es que el VIH es un retrovirus inofensivo que sólo se activa
cuando el sistema inmune está debilitado.

-Por cierto, usted afirma en su libro que el vih fue creado artificialmente en un
laboratorio

Sí. Investigaciones de eminentes médicos indican que el VIH fue creado mientras
se hacían ensayos de vacunación contra la hepatitis B en grupos de
homosexuales, y todo indica que el continente africano fue contaminado del
mismo modo durante campañas de vacunación contra la viruela.

Claro que otros investigadores van más lejos aún y afirman que el virus del sida
fue cultivado como arma biológica y después deliberadamente propagado mediante
la vacunación de grupos de población que se querían exterminar.

-También observamos que ataca duramente la utilización del azt para tratar el
sida
Ya en el Congreso sobre SIDA celebrado en Copenhague en mayo de 1992 los
“supervivientes del sida” afirmaron que la solución entonces propuesta por la
medicina científica para combatir el VIH, el AZT, era absolutamente ineficaz.

Hoy eso está fuera de toda duda. Pues bien, yo afirmo que se puede sobrevivir al
sida... pero no al AZT. Este medicamento es más mortal que el sida.

El simple sentido común permite entender que no es con fármacos
inmunodepresores como se refuerza el sistema inmunitario. Mire, el sida se ha
convertido en otro gran negocio. Por tanto, se promociona ampliamente combatirlo
porque ello da mucho dinero a la industria farmacéutica. Es así de simple.

-Hablemos de la “tercera gran mentira” de las autoridades: la de que el cáncer es
un misterio
El llamado cáncer, es decir, la masiva proliferación anómala de células, es algo tan
habitual que todos lo padecemos varias veces a lo largo de nuestra vida. Sólo que
cuando eso sucede el sistema inmunitario actúa y destruye las células
cancerígenas.

El problema surge cuando nuestro sistema inmunitario está débil y no puede
eliminarlas. Entonces el conjunto de células cancerosas acaba creciendo y
formando un tumor.

-Y es en ese momento cuando se entra en el engranaje del “sistema de
enfermedad”

Así es. Porque cuando se descubre un tumor se le ofrece de inmediato al paciente,
con el pretexto de ayudarle, que elija entre estas tres posibilidades o “formas de
tortura”: Amputarle (cirugía), Quemarle (radioterapia) o Envenenarle
(quimioterapia).

Ocultándosele que hay remedios alternativos eficaces, inocuos y baratos. Y
después de cuatro décadas de “lucha intensiva” contra el cáncer, ¿cuál es la
situación en los propios países industrializados? Que la tasa de mortalidad por
cáncer ha aumentado.

Ese simple hecho pone en evidencia el fracaso de su prevención y de su
tratamiento. Se han despilfarrado miles de millones de euros y tanto el número de
enfermos como de muertos sigue creciendo. Hoy sabemos a quién beneficia esta
situación. Como sabemos quién la ha creado y quién la sostiene.

En el caso de la guerra todos sabemos que ésta beneficia sobre todo a los
fabricantes y traficantes de armas. Bueno, pues en medicina quienes se benefician
son los fabricantes y traficantes del “armamento contra el cáncer”; es decir,
quienes están detrás de la quimioterapia, la radioterapia, la cirugía y toda la
industria hospitalaria.


LA MAFIA, UNA NECESIDAD EVOLUTIVA


-Sin embargo, a pesar de todo, usted mantiene que la mafia médica es una
necesidad evolutiva de la humanidad. ¿qué quiere decir con esa afirmación?
Verá, piense en un pez cómodamente instalado en su pecera. Mientras tiene agua
y comida, todo está bien pero si le empieza a faltar el alimento y el nivel del agua
desciende peligrosamente el pez decidirá saltar fuera de la pecera buscando una
forma de salvarse.

Bueno, pues yo entiendo que la mafia médica nos puede empujar a dar ese salto
individualmente. Eso sí, habrá mucha gente que preferirá morir a saltar.

-Pero para dar ese salto es preciso un nivel de conciencia determinado
Sí. Y yo creo que se está elevando mucho y muy rápidamente. La información que
antes se ocultaba ahora es pública: que la medicina mata personas, que los
medicamentos nos envenenan, etc.

Además, el médico alemán Ryke Geerd Hamer ha demostrado que todas las
enfermedades son psicosomáticas y las medicinas no agresivas ganan
popularidad.

La mafia médica se desplomará como un castillo de naipes cuando un 5% de la
población pierda su confianza en ella. Basta que ese porcentaje de la población
mundial sea consciente y conectado con su propia divinidad. Entonces decidirá
escapar de la esclavitud a la que le tiene sometida la mafia y el sistema actual se
derrumbará. Tan sencillo como eso.

-¿Y en qué punto cree que estamos?

Pues no sabría cuantificarlo pero pienso que probablemente en menos de 5 años
todo el mundo se dará cuenta ya de que cuando va al médico va a un especialista
de la enfermedad y no a un especialista de la salud. Dejar a un lado la llamada
“medicina científica” y la seguridad que propone para ir a un terapeuta es ya un
paso importante. También lo es perder el respeto y la obediencia ciega al médico.

El gran paso es decir no a la autoridad exterior y decir sí a nuestra autoridad
interior.

-¿Y qué es lo que nos impide romper con la autoridad exterior?
El miedo. Tenemos miedo a no acudir al médico. Pero es el miedo, por sí mismo,
quien nos puede enfermar y matar. Nos morimos de miedo. Se nos olvida que la
naturaleza humana es divina, es decir, concebida para comportarnos como dioses.

¿Y desde cuándo los dioses tienen miedo? Cada vez que nos comportamos de
manera diferente a la de un Dios nos ponemos enfermos. Esa es la realidad.
-¿Y qué cree que pueden hacer los medios de comunicación para contribuir a la
elevación de la conciencia en esta materia?

Informar sin intentar convencer. Decir lo que sabéis y dejar a la gente hacer lo que
quiera con la información. Porque intentar convencerles sería imponer otra verdad
y de nuevo estaríamos en otra guerra. Se necesita sólo dar referencias. Basta decir
las cosas. Luego, la gente las escuchará si resuenan en ellos y si su miedo es
mayor que su amor por sí mismos dirán: “Eso es imposible”. En cambio, si tienen
abierto el corazón, escucharán y se cuestionarán sus convicciones. Es entonces,
en ese momento, cuando quieran más, cuando se les puede dar más información.

Laura Jimeno Muñoz


LA DRA. GHISLAINE LANCTOT DENUNCIA LO QUE ESTÁ DETRÁS DE LAS
MAFIAS MEDICAS Y DE LA INDUSTRIA QUÍMICO-FARMACEUTICA .

Una medico convencional franco-canadiense (científico-universitaria) pone al
descubierto las practicas medicas coludidas con los intereses creados de los
grandes laboratorios químico-farmacéuticos mundiales


CADA PERSONA RESPONSABLE DE SU SALUD VERSUS EL CULTIVO DE LAS
ENFERMEDADES POR PARTE DE LOS GRANDES LABORATORIOS (“mientras
más enfermos, más clientes tenemos”).


Es en definitiva, UNA RESPUESTA DISTINTA AL MUNDIALISMO: La SOBERANIA
INDIVIDUAL frente al GOBIERNO MUNDIAL.
Si bien puede criticársele al enfoque de la Dra. GHISLAINE LANCTOT que se
reduce a una respuesta individualista a la problemática global que denuncia
(echándose de menos una respuesta comunitaria afincada en una identidad
cultural), no por ello puede dejar de reconocérsele el mérito de destacar que la
primera batalla es la que se libra dentro de uno mismo –dentro del propio cuerpo y
de la propia alma- para hacer frente a la global-invasión promovida por la
ideología del mundialismo y los órganos del gobierno mundial. P/.

Entrevista a Ghislaine Lanctôt «Es el estado del alma lo que determina la salud
mental» Fecha del artículo 3/3/2007 / Fecha de alta en Natural 2/3/2007

La polémica autora del libro La mafia médica prepara el lanzamiento en España de
su segundo libro ¿Qué he venido a hacer en esta tierra? (What the Hell Am I Doing
Here Anyway?), que estará a la venta a finales del mes de abril. Ambos libros han
sido publicados por ediciones Vesica Piscis. Desde que Ghislaine publicó su
primera obra en la que pone en tela de juicio el funcionamiento del sistema médico

–por ocuparse de la enfermedad, más que de la salud–, muchas conciencias han
quedado inquietas. Para avivar estos temas la autora, que transmite paz y
seguridad, nos ha concedido un poco de su tiempo para compartir con los lectores
de Natural su filosofía de vida.

Ghislaine Saint-Pierre Lanctôt nació en 1941, su padre y su abuelo eran
farmacéuticos y ella empezó la carrera de Medicina para complacerles. «Yo quería
ser filósofa. Pero creía que lo de pensar no iba a aportarle nada a la gente. Pensé ,
voy a hacer algo útil, que beneficie a la población, y como me crié en este ambiente
decidí hacer la carrera de Medicina.

Al final he dejado todo eso y lo que hago ahora es lo que quería hacer desde el
principio». Guislaine está divorciada y tiene cuatro hijos. «Lo que a mí me abrió los
ojos –continúa la escritora– fue mi divorcio. Es lo que me despertó.
Cuando los niños estaban en casa con su padre tenía tiempo para mí, no sabía lo
que era eso, me había olvidado de mí misma. Yo trabajaba pero me ocupaba
mucho de la familia, para mí era la prioridad. Entonces como un fin de semana de
cada dos no tenía a los niños, estaba obligada a ocuparme de mí misma y es así
como empecé a evolucionar, a conocer gente y a descubrir cosas, a salir de la
prisión de la familia.

Después de esto, viví seis años en Estados Unidos. Yo nací en Montreal (Canadá),
pero entre 1984 y 1990 estuve en Estados Unidos. Esta experiencia me abrió los
ojos sobre lo que es el negocio de la medicina porque es así como lo llaman allí,
aquí en Europa y en Canadá hacen creer que es como trabajar por el bien del
enfermo, que es un tema social. A la vuelta de Estados Unidos escribí La mafia
médica cuya primera edición se publicó en 1994».

El colegio de médicos le hizo una demanda, el proceso duró un año y desde
entonces la escritora imparte seminarios para que la gente entienda y tome
conciencia de que es el estado del alma lo que determina la salud mental. «Cómo
mejorar el estado de mi alma para mejorar el estado de mi cuerpo», dice Ghislaine.

Pregunta: Su visión actual de la salud es completamente distinta a cuando era
médico

¿En qué momento y por qué dio usted un giro radical a su carrera?

A lo largo de los años empecé a ver cosas que no me parecían sensatas, que no
tenían lógica, como por ejemplo seguir dando medicamentos aunque no
funcionaran, aunque no se curara la persona. Yo no entendía, por ejemplo, como
en un cáncer se aplicaba la quimioterapia si lo que hace es enfermar aún más a la
persona que acaba por morirse de todos modos.

Cuando aparecieron las medicinas suaves pensé que eso era interesante, y yo he
ido a encontrarme con personas que practicaban la medicina alternativa y
entonces me di cuenta de que lo que hacían ellos era muy interesante, incluso
mejor que lo que hacíamos nosotros en la medicina convencional. Esas personas
me acogieron, me mostraron lo que hacían, cómo actuaban. Y yo pensé: ¿por qué
no nos han enseñado esto a los demás médicos? ¿Cómo puede ser que no lo
enseñen en la facultad y que además a estas personas las tachen de charlatanes y
de estafadores?

Yo me encontré con ellos y vi que eso no era cierto, no eran charlatanes. Así fue
como me empecé a plantear cosas. Cuando acabé la carrera de Medicina yo estaba
convencida de que hacia el año 2000 ya no habría más enfermedad en el mundo,
tenía una confianza ciega en la medicina que me habían enseñado. Sin embargo,
yo veía que el tiempo pasaba y que la salud de las personas iba empeorando. Me
percaté también de que medicamentos que no funcionan se siguen recetando, y
que se practicaba una guerra en contra de las medicinas alternativas.

Además yo era flebóloga y había abierto centros de flebología en distintos lugares
del país, lo que me llevó a experimentar de cerca el negocio de la medicina
tradicional. Y ahí sí que entendí muchas cosas.

¿Qué papel juegan para usted las medicinas alternativas?

Las medicinas alternativas producen un bienestar más interesante que el que
proporciona la medicina convencional. La medicina convencional corta, quema y
envenena. Corta con las operaciones, envenena con la quimio y envenena con los
rayos. Las medicinas suaves pueden poner orden de forma temporal en el cuerpo,
pero como el problema está en el alma, antes o después habrá que afrontar el
problema del alma.
Es el alma quien enferma a los demás cuerpos. Por ejemplo: mi trabajo ya no me
conviene, tengo náuseas por la mañana cuando pienso que tengo que ir a trabajar,
entonces empieza a dolerme la espalda, las rodillas, la tripa. Puedo ir a ver a
alguien que practique la medicina suave, va a ayudar a mi cuerpo, puedo tener
tratamientos de técnicas energéticas que ayuden a mi cuerpo emocional y mental;
pero hasta que no solucione lo que pasa con mi trabajo voy a seguir enfermando
porque mi alma me dice «sal de aquí». Es interesante porque el alma entrega un
mensaje cada vez más fuerte y cuando no entiendes te lanza un ladrillo a la
cabeza: un accidente de coche, un divorcio, alguien que muere en la familia, una
enfermedad, perder el trabajo… Algo fuerte para que tú reacciones.

¿Puede ser que a unos les sorprenda un accidente y a otros les anuncien que
tienen metástasis?

Sí, pero la metástasis no existe, son cánceres secundarios, cánceres que se
desarrollan después del primario. Pero no existe esta idea de metástasis, es otra
mentira de la medicina convencional.

Desde su punto de vista como «médica del alma» ¿cree que hay alguna solución a
este tipo de enfermedades?

Nunca es demasiado tarde, la sanación puede ocurrir en cualquier momento. El
problema es que cuanto más acuda al médico, más miedo voy a tener y más voy a
enfermar. Es un círculo vicioso. Por eso yo digo «deja de ir al médico».

¿A usted le va bien esta filosofía de vida?

A mucha gente le funciona, no sólo a mí. No es el médico el que puede sanarme, él
hace que yo enferme más y acabo muriéndome.

Cada vez hay más casos de cáncer cuyos enfermos reciben quimioterapia. ¿No cree
que en algunos casos la quimioterapia cura?

La quimioterapia es veneno. Normalmente no hace bien a nadie. Hay que saber
que hay siempre un conflicto, cualquier enfermedad es psicosomática. Siempre
hay un conflicto a raíz de una enfermedad, pero si yo identifico el conflicto y lo
soluciono, la enfermedad se va. Es así que yo entendí que la medicina estaba
totalmente controlada por el dinero. Entonces, lo que nosotros hacíamos como
médicos era enfermar más a las personas para así generar ganancias para la
industria. Entonces, ¿qué es la salud? En la facultad sólo me enseñaron lo que es
la enfermedad. Entonces, ¿qué es gozar de buena salud? Yo llegué a la conclusión
de que el cuerpo sólo manifiesta el estado del alma. Y cuando mi cuerpo está
enfermo es porque mi alma está enferma. Entonces el cuerpo por sí solo no
enferma, es como un espejo que refleja lo que pasa dentro.
Para ver mi alma, miro mi cuerpo y veo lo que hay en mi alma. Entonces no sirve
de nada tratar sólo el cuerpo. Hay que mirar el alma, ¿qué es lo que no funciona
en el alma, cuál es la enfermedad del alma? Es la guerra.

Porque mi alma me dice internamente que haga algo y mi ego me dice que haga lo
contrario. Entonces hay una guerra interna. La enfermedad es siempre la
manifestación de un conflicto dentro de mí. Hay dos aspectos: el cuerpo y el alma.

¿Qué quiere el alma? El alma quiere la emancipación del ser y el cuerpo quiere la

seguridad del haber, del tener. Cada uno tira por un lado, el estrés significa la
guerra interior. Cuando trato el alma, todo el cuerpo se alinea sobre este
equilibrio. No quiero decir que no haya que cuidar el cuerpo físico, sino hacer las
cosas en el orden correcto. Primero el alma, después el cuerpo mental, después el
cuerpo emocional y después el cuerpo físico. Y lo solemos hacer al revés.

La medicina convencional se encarga del cuerpo físico, y no trata el resto.

¿No cree que la propia sociedad demanda que el médico se ocupe del cuerpo físico
y le dé una medicina para el dolor?

Absolutamente. La sociedad misma, nosotros somos los que creamos esta mafia a
nuestra imagen y semejanza. El problema es que damos prioridad al «tener» sobre
el «ser», ése es el desorden, priorizar el cuerpo en vez del alma. Para volver al orden
hay que dar prioridad al alma en lugar de otorgársela al cuerpo, eso genera orden,
paz y salud. Eso, en definitiva, es la salud.

Eso es mucho más complicado que tomarse un pastilla…
Cierto, pero ¿qué hace una pastilla? Te da la ilusión de que estarás mejor, pero
con el tiempo reaparecen los síntomas.

En el caso del paludismo, por ejemplo, alguien sano se enferma por beber agua
contaminada, ¿también en este caso insiste en su teoría?
Eso es válido para todo. No hay ningún microbio exterior que pueda enfermar, soy
yo la creadora de mis enfermedades. Y ésta es la verdadera enfermedad del alma,
el no saber que soy yo quien la está creando. Como yo pienso que no soy

responsable, me imagino creadores exteriores: microbios, tumores, etc. Por
ejemplo un simple catarro: hace frío, me cojo un catarro. Y por lo tanto puedes
tener un catarro en verano, es un sinsentido, no tiene nada que ver con el frío.
Con esta estructura de pensamiento voy generando la guerra hacia los factores
exteriores. Y por eso se crearon las vacunas. ¿Qué son las vacunas? Dar la
enfermedad de forma más debilitada para que el cuerpo reaccione. Es decir, no
tengo la enfermedad pero si algún día la contraigo, sería menos grave porque ya
me he puesto la vacuna.

Te voy a dar otro ejemplo, tengo miedo de que mi hija sea violada. Entonces le voy
a dar un violador debilitado, entonces si un día la violan será menos grave porque
habrá tenido un pequeño violador y entonces estará preparada. La vacuna
funciona igual. Es algo de locos. Vivir en el desorden lleva a este tipo de locuras.
Por ejemplo, la gripe aviar. ¡Es extraordinario! Cerca de donde vivo había una
experta muy seria que vino de parte de las autoridades médicas y nos ha dado
cifras: en el plazo de nueve años se murieron cerca de 152 personas de gripe aviar
en el mundo, solo en Canadá mueren cada año 10.000 personas por errores
médicos, no de enfermedad sino de equivocaciones. ¡

Yo creo que más bien habría que vacunar a los médicos! (risas). No hay epidemia,
no hay nada. Entonces se ha creado una pandemia a escala mundial, en la cual se
han gastado millones de dólares para tratarla pero no hay nada. Esto está en
preparación desde hace muchos años. Llevamos de cinco a siete años oyendo
hablar de una pandemia. ¿Cómo se puede anunciar que va a haber una
pandemia? Una epidemia surge, ocurre, pero no la puedo prever, es un montaje.
Pero la gente tiene miedo…

Sí, es una forma de manipulación mental para llevarles a pensar que va a ocurrir
una epidemia. Y un día cuando ocurra las autoridades dirán que ya lo habían
previsto. Es algo que está preparado desde hace mucho tiempo, hay un proceso
escondido detrás de esto. Yo no sé exactamente lo que es, puede ser por ejemplo
ponerle a todo el mundo un chip electrónico porque cuando hay una campaña de
vacuna se puede poner cualquier cosa en la jeringuilla. Así que es posible que
haya una estrategia que consista en decir que hay una epidemia y que hay que
vacunar a todo el mundo y entonces pondrían el microchip. Yo estoy segura de
que hay algo detrás, un propósito escondido en decir que hay una epidemia y que
hay que tener cuidado. Es una hipótesis. De todos modos sea para lo que sea el
propósito es el control sobre la población.

¿Tiene todo esto algo que ver con la trilogía de la mentira de que habla en su libro
La mafia médica?

Absolutamente. Hablo mucho de las vacunas en el libro y lo que yo digo a este
respecto en el libro es lo que desencadenó la ira del colegio médico. Porque las
vacunas no se tocan, son sagradas, puedes hablar de cualquier cosa, la industria,
los medicamentos, pero cuidado con las vacunas. Porque las vacunas otorgan
importantes ganancias a la industria, pero a las personas les puedes transmitir
cualquier cosa. La vacuna es un medio para producir genocidios con un blanco
específico.

Cuando se quiere distribuir a un pueblo o a una raza, la administran, mira lo que
está ocurriendo en África. Ellos lo llaman sida, pero ¿qué significa sida? «Síndrome
de Inmunodeficiencia Adquirida». Entonces es el propio sistema inmunitario que
se ha debilitado, de modo que cualquier afección es mucho más grave.

¿Quién está detrás de toda esta estrategia?

Los que mandan. Hay un gobierno mundial que tiene todos sus ministerios, para
la salud es la OMS, pero también están la UNESCO, UNICEF, FAO, FMI, Banco
Mundial, etc. Todos los países miembros de la ONU obedecen las órdenes del
gobierno mundial.

¿Ve solución para esta situación?

Sí (risas) sino mal vamos. La solución que yo propongo en el libro es la soberanía
individual. Es tomar conciencia como persona individual de que soy yo la que
tiene el verdadero poder. Por ejemplo, los McDonald’s, cuando la gente deja de ir a
estos restaurantes la empresa se debilita, son las multinacionales, que son
todopoderosas. Si yo dejo de comprar y de dar dinero a las multinacionales ya no
valen nada, no ganan dinero. Si los enfermos dejan de ir al médico, se derrumba el
sistema médico, si dejo de pagar impuestos no hay gobierno. Entonces ¿dónde
está el verdadero poder?, en la persona y la palabra SOBERANÍA , significa el poder
último, el más alto, que siempre hemos pensado que estaba fuera y está dentro de
nosotros.

Si pensamos en el poder más elevado, pensamos en Dios. Y ¿qué es Dios? Es el
espíritu que crea todo el universo y esto está dentro, no fuera. La solución viene
cuando yo tomo conciencia de quién soy verdaderamente y que voy a comportarme
tal y como yo soy, encontraremos la salud perfecta y la inmortalidad, que es más
interesante que morir ¿no?

Y ¿Cuál es el primer paso que debemos dar?

Primero empieza por tomar una decisión, que consiste en dar rienda suelta a mi
alma, es mi alma quien manda y no el ego, entonces dejo de pelearme, significa
escuchar lo que me dice mi alma. Por ejemplo, mi alma me dice: «deja este trabajo,
ya no resuena contigo, deja de hacer eso»; pero el ego me va a decir: «No, ¿estás
loca o qué?, tienes que pagar el alquiler, sostener la familia, ser buena madre o
buen padre...». Esa es la guerra, entonces dejo de pelear y escucho a mi alma. Y el
ego empieza a agitarse y a ponerse inquieto ¿qué va a pasarme? Quiere controlar,
es su función. ¿Qué va a ser de mí? Pues no lo sé, soy yo la que va creando qué va
a pasarme. ¿Me voy a pelear conmigo misma? No, voy a hacer las paces.
Algo que se puede hacer varias veces al día y que mejora automáticamente cada
vez la salud es decir la verdad.

Mentimos todo el tiempo, pero incluso sin darnos cuenta, estamos tan
acostumbrados a hacerlo… tenemos mentiras gordas y otras que se llaman
«medias verdades», pero la mitad que falta es una mentira. Y hay otra categoría de
mentiras que son por omisión. Y esto se llama un secreto. A veces mi hijo viene a
verme y me dice: «Mamá, tengo que decirte algo, pero no se lo digas a nadie». Si es
un secreto y tú no puedes guardarlo, no me pidas a mí que lo guarde.
Si para ti es un secreto y me lo transmites a mí porque pesa mucho sobre tus
hombros, yo tampoco lo voy a guardar.

Son cosas del día a día. Si me quedo en la mentira y siempre estoy mintiendo,
poco a poco voy destruyendo mi salud. Miento porque tengo miedo, es el ego el que
miente, el alma nunca miente, dice que diga la verdad. Cosas así pequeñas hacen
que vaya mejorando mi salud en vez de empeorarla.

¿Qué es la fiesta del día del padre o del día de la madre?

Son fiestas comerciales
que me están obligando a celebrar la fiesta y comprarle algo. ¿Qué estoy
celebrando con esto? Celebro que mi madre se ha sacrificado toda su vida por sus
hijos, que ha luchado toda su vida para mantener su papel de madre o celebro que
mi padre toda su vida ha trabajado para conseguir que su familia viva bien. En
definitiva, celebro que mi madre y mi padre han hecho todo lo posible para seguir
juntos y mantener a la familia unida. Celebro la enfermedad y la muerte, hay que
pensar en eso. ¿Qué es el padre y la madre? La muerte. Cuando esas personas se han quedado
juntos aunque no tengan nada que ver unos con otros, ya se ha acabado la cosa,

pero se han quedado juntos para que la familia se mantenga unida, en vez de
escuchar a su alma. Y yo voy y digo, «gracias». Otro ejemplo cercano sería celebrar
el día del padre o de la madre. Y podría explicar a mis padres que no voy a
celebrar ese día, que tengo gratitud y reconocimiento por todo lo que han hecho
por mí, pero que no voy a celebrar un rol, un papel que destruye el alma, hace que
envejezcamos y muramos. Y entonces, ¿qué dirá mamá? Lo que me impide tomar
esta decisión es el miedo a que mamá o papá no me quieran porque sigo
esperando el amor exterior.

En vez de darme cuenta de que el amor está dentro de mí, soy yo quien puedo
amarme a mí misma. Si voy buscando el amor exterior, sufro. Si yo vivo con amor
por mí enfocado hacia mi interior, no por miedo de lo que la gente pueda pensar
de mí, mi salud mejora. Entonces vamos a ser seres inmortales, eso no significa
que nos vamos a quedar por siempre vivos aquí, sino que puedo encarnarme y
desencarnarme a voluntad. Puedo materializarme y desmaterializarme, depende
de mí.

Es una cuestión de la evolución de la conciencia humana y cuando haya suficiente
número de personas que sean conscientes de esto, vamos a alcanzar la masa
crítica. Hay personas que darán el salto y otras que no. Eso ya se pude ver, son
más o menos 100.000 personas sólo en el planeta. Por ejemplo, toco aquí y siento
un bulto en el pecho. Tengo dos posibilidades o me quedo aquí quieta y no hago
nada o me voy corriendo al médico. Si voy al médico me va a decir que tengo un
cáncer. En la mente está escrito «Cáncer igual a muerte». Entonces si yo he
sentido miedo y he ido al médico, el doctor me ha asustado aún más y me
recomienda quimioterapia. A mí eso no me agrada porque la gente que conozco
que se la ha hecho se pone verde, siente náuseas, no tiene pelo y tienen un estado
muy debilitado y triste.

Entonces cada vez tengo más miedo, cada vez estoy más enfermo y cada vez me
acerco más a la muerte. Eso ocurre si tomo la opción del médico.

En el otro caso mi cuerpo me muestra que hay un conflicto interno, el bulto en
este pecho es un regalo que me hago a mí misma, no quiero quitármelo, es mi
espejo el que me está indicando algo. Le voy a decir al bulto: ¿qué tienes que
decirme?, háblame. Gracias por manifestarte. Te escucho, háblame de mi
conflicto. Entonces yo digo a mi alma: te dejo libre. Voy a vivir y sentir el miedo a
morir. De esta forma yo puedo sanar definitivamente, no una remisión temporal,
una verdadera sanación, por ejemplo, ¿qué es un divorcio? Una ruptura. Algo me
dice: «no, no te tienes que divorciar, quédate junto a esa persona» y algo me dice:
"no, ya se acabó". Actualmente hay más divorcios porque la conciencia se eleva y
la gente hace más caso a sus sentimientos.

El divorcio y dejar un trabajo no son buenas opciones para la seguridad del haber.

Hay cada vez más personas que dejan carreras brillantes porque ya no le
encuentran sentido a lo que hacen. Es normal porque la conciencia se eleva.
Si no hago caso a mi alma y sigo en ese trabajo me enfermo y cuando voy al
médico me manda antidepresivos. ¿Y qué son los antidepresivos? Son drogas que
hacen que yo ya no sienta nada. «Mi trabajo bien, seguiré con él». Con ayuda de
estas pastillas soy efectivo y puedo seguir pagando la hipoteca.

Algo que causa mucho estrés es el endeudamiento de las familias.

Una manera de sanarse es salir de este sistema de endeudamiento porque supone
esclavitud. Es la «simplicidad voluntaria» es un movimiento social de gente que lo
adopta deliberadamente.

Yo no lo recomiendo como movimiento social , pero sí como medida temporal para
salir de esta trampa. De forma que las necesidades materiales dejan de ser la
prioridad en mi vida y más bien es el alma lo prioritario.

La «simplicidad voluntaria» consiste en reducir las necesidades materiales. Por
ejemplo si tengo una casa grande con una hipoteca muy elevada, un cochazo a
juego con la casa, hijos que visten de marca, van a una escuela privada, etc. Todo
eso cuesta dinero y tengo que seguir trabajando, pero ya no me gusta mi trabajo y
ahí estoy preso y eso es un estrés tremendo. La persona piensa que no tiene
salida: si dejo mi trabajo ya no seré capaz de ofrecer caprichos a mis hijos, perderé
a mis amigos pijos, mi prestigio, mi mujer, reputación… No se puede imaginar la
vida sin nada de eso, pero es posible. Vendo la casa, vendo el coche, vamos a una
casa más pequeña, los niños dejan de ir al colegio público y se les manda a uno
privado y así tengo tiempo para mi alma.

Eso es realmente la salud, esas cosas de la vida cotidiana son las que hacen que
mi salud esté mejor o peor.

Usted demostró ser muy valiente cuando escribió el libro La mafia médica que le
costó la expulsión del colegio de médicos, supongo que vivió un conflicto
importante. ¿Cómo se decidió a dar el paso?

Yo sabía que publicando este libro se acababa para mí la carrera de medicina. Yo
me acuerdo de ese momento y me dije: «Si no escribo este libro, me muero».

Quizás no hubiera muerto rápidamente, pero sí a nivel del alma. No fue tan difícil,
más difícil fue dejar mi papel de «buena madre»

¿A qué se refiere?

Mis niños ya no lo son, ya no soy madre. Tuve que dejar de preocuparme por mis
hijos. Un pasaje importante fue que mi casa ya no era más su casa. Yo tengo dos
hijas y cada una de ellas había dejado en mi casa dos tazas para el desayuno.

Hace más de un año llegó una amiga y me ofreció dos tazones, no tenía sitio para
ponerlas todas y decidí quitar las tazas de mis hijas. ¡Eso fue tremendo! Era como
un enlace, un símbolo del vínculo con mis hijas y se trataba de cortar ese tipo de
lazos. Entonces una dijo que vale y la otra dijo que ni hablar y volvió a colocar la
taza en su sitio. Yo le dije: «pues tú haz lo que quieras, pero yo ya he hecho lo que
tenía que hacer».

El desapego, entonces, ¿tiene que ver con conseguir una buena salud?

Sí, desapegarse de los papeles de madre, de hija, etc. Cuando estoy apegada a algo
es que tengo miedo de perderlo y si tengo muchos apegos no puedo avanzar. Con
mi libro La mafia médica todo se fue, el título de médica, la profesión, pero para
mí era muy fácil. Cada uno tenemos cargas y apegos distintos. También hay gente
que tiene apegos a los apellidos y tiene hijos para perpetuar el apellido de la
familia.

Revista Primavera 2007
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