Psicólogos de Yale descubren que la memoria es capaz de distorsionar instantáneamente la realidad para inventar las causas de una consecuencia; ¿es la lógica una función mental de la que es imposible desprendernos para entender el mundo? Hace no mucho una nota de Pijama Surf reseño el hallazgo de científicos italianos en torno a una propiedad hasta entonces desconocida de la memoria: la posibilidad de que esta se comportara no como un flujo continuo sino como paquetes de información almacenados y utilizados bajo esta otra forma. En este sentido, psicólogos de la Universidad de Yale realizaron un experimento en el que probaron que la memoria se distorsiona durante unos pocos segundos para formar un “paquete” de episodios coherentes. La mente, dicen Brent Strickland and Frank Keilhave, utiliza “rutinas sofisticadas […] para empacar eficientemente eventos previos conforme estos se envían a la memoria”. Para descubrir esto, los investigadores mostraron a 58 estudiantes universitarios tres tipos de videograbaciones silentes, cada una con una duración de 30 segundos, en las que se veía a una persona manipulando de distintas maneras una pelota. En el primer grupo, las cintas terminaban con las consecuencias de la acción implícita en el video (por ejemplo, un balón de futbol volando en los aires). En otro tipo, la secuencia final había sido cambiada por una toma totalmente irrelevante (un juez de línea corriendo por la banda de un campo). En el tercer grupo de cintas las imágenes estaban manipuladas y su orden lógico alterado. Finalmente, y no menos importante, en todos los videos el momento crucial de la acción —digamos, ahí donde se viera que una persona golpeara efectivamente la pelota— a veces se mostraba y a veces no. Luego de ver los videos, los participantes continuaron con una serie de imágenes fijas, de las cuales debían decir si pertenecían o no a la secuencia que recién habían observado. Sorprendentemente, todas aquellas personas que vieron videos del primer tipo, en que solo se mostraba la consecuencia de una acción, tendían a asegurar que habían visto también en la cinta el “momento causal del contacto”, incluso si este había sido retirado de la secuencia. Esta invención instantánea y distorsionadora de la memoria no se presentó con los otros tipos de cintas, por lo que parece ser que está enfocada a llenar los vacíos lógicos que anteceden a una conclusión presente. El experimento, por otra parte, se repitió con nuevos voluntarios y en otros contextos. Ahora bien, los resultados de la prueba pueden ser un tanto inquietantes por varios motivos. Uno muy puntual lo señalan los responsables de la investigación, quienes hablan de las implicaciones que este descubrimiento podría tener en el ámbito de la criminología y la investigación policiaca: si la memoria puede inventar hechos en aras de la corrección lógica, ¿cómo saber que el testimonio de una persona está apegado a los hechos reales, objetivos? ¿Cómo saber si un testigo realmente vio a una persona accionando el gatillo de un arma o si solo se trata de una imagen creada por su mente para corresponder a la consecuencia observada? Por otro lado, el hallazgo nos motiva a preguntarnos qué tan profundas son estas formas lógicas con que nuestra mente entiende la realidad, si de verdad es posible romper con ello y si esto no significaría atentar contra nuestra propia naturaleza. O si, por el contrario, hacerlo resultaría en el descubrimiento del vacío que probablemente se esconde detrás de todos esos mecanismos que la mente humana ha configurado durante siglos y siglos de desarrollo para protegerse del mundo esencialmente hostil que la rodea. http://pijamasurf.com |