martes, 31 de enero de 2012

PROFESIONES DE INFARTO-eroski

Tomar decisiones de gran responsabilidad de forma inmediata es una de las particularidades de las profesiones con mayor riesgo de infarto, entre otros problemas cardiacos o cerebrovasculares. Un político, un director de Recursos Humanos, un ejecutivo, un cirujano o un médico de urgencias son algunos de los perfiles más vulnerables. En momentos de gran tensión laboral, y si tienen factores de riesgo cardiovasculares previos, tienen más números de que el corazón falle.

  • Autor: Por CLARA BASSI
  • Fecha de publicación: 29 de enero de 2012


- Imagen: Alan Levine -
La actual situación de crisis económica y de desempleo en España han puesto de relieve el impacto que el estrés puede tener en la salud del corazón de numerosos ciudadanos. "Cualquier profesión aquejada de una situación de estrés emocional o personal tiene más riesgo de infarto, siempre sobre la base de factores de riesgo cardiovascular previos, entre los cuales figuran trastornos como la hipertensión, tener alterado el metabolismo de los lípidos (con el colesterol y los triglicéridos aumentados), o la obesidad", explica Francisco Vicente Fornés, presidente de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad en el Trabajo (SEMST).

Otros factores que ponen en riesgo la salud del corazón son tener las cifras de glucemia elevadas (diabetes), el consumo de tabaco, la mala alimentación y el sedentarismo, añade Miguel Ángel García Fernández, vicesecretario de la Sociedad Española del Corazón (SEC). La ciencia ya ha demostrado que el estrés eleva otros factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, la diabetes y el colesterol, y que quienes lo padecen se cuidan peor (se alimentan mal, fuman más y beben más). Todo esto, sumado al sedentarismo, constituye una bomba de relojería que puede hacer que el corazón estalle.

Profesionales con mayor riesgo de infarto

Políticos durante las campañas electorales, directores de Recursos Humanos en el actual escenario de crisis, ejecutivos de las empresas y, en general, profesionales que deben tomar decisiones de gran responsabilidad de forma inmediata son algunos de los perfiles que se hallan en esta situación de mayor riesgo de infarto.

Para minimizar el estrés, se aconseja realizar ejercicio físico, seguir una alimentación adecuada, moderar el consumo de alcohol y no fumar

Así, los políticos que se exponen a un estado de máxima tensión, como su participación en una campaña electoral por unas elecciones generales, tienen el doble de riesgo (2,1 veces) de sufrir una enfermedad coronaria, isquemia cardiaca o un accidente cerebrovascular, según el estudio INTERHEART, de la Universidad McMaster, de Canadá, y publicado en 2004. Este estudio analizó la relación existente entre el estrés psicológico crónico y nuevos casos de infarto cardiaco en más de 25.000 personas de 52 países. En este trabajo se consideró el estrés psicológico, la ansiedad, la irritabilidad y la dificultad para poder dormir por problemas laborales o familiares, según información difundida por la Sociedad Española del Corazón (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC).

Pero, según los especialistas en Medicina del Trabajo, los políticos no son los únicos que entran en esta quiniela no deseada del infarto de corazón. "Los directores de RR.HH. de las empresas están aplicando muchos expediente de regulación de empleo (ERE) y esto puede suponer una alteración emocional en las personas que deben tomar decisiones y fuente de estrés. Pero si no tienen un trastorno en los vasos arteriales es difícil que lleguen a sufrir un evento cardiaco. Es decir, aunque una persona tenga mucho estrés, si es joven, de unos 25 años, sin sobrepeso ni tensión elevada, rara vez sufre un infarto", según Fornés.

"El estrés implica responsabilidad y lo pueden padecer todos los profesionales que están sometidos a mucha tensión y que deben resolverla con respuestas inmediatas. Aunque también depende de la personalidad de cada individuo; el estrés no nos afecta a todos por igual", afirma García Fernández.

Según ese criterio, a la lista de profesiones de riesgo se podrían añadir los directivos y altos cargos de las empresas, los ejecutivos, los médicos de urgencias, los cirujanos o los bomberos. No obstante, no hay que olvidar a los desempleados. Fornés recuerda que a veces puede ser más estresante no tener trabajo que tenerlo. "Estar sin trabajo durante meses, preocupado por ciertos pagos y por la economía familiar puede afectar más en este sentido".

Manejar el estrés para evitar el infarto

El estrés forma parte de la vida y es un estímulo positivo para actuar que aumenta la adrenalina y permite tomar y ejecutar decisiones con rapidez. Pero se vuelve en contra de uno mismo cuando se mantiene en el tiempo. Para minimizarlo y combatirlo, se aconseja realizar ejercicio físico de forma continua, entre cuatro y cinco veces por semana, seguir una alimentación adecuada, moderar el consumo de alcohol y no fumar, como normas generales.

En particular, las personas más afectadas por el estrés deberían practicar ejercicios de relajación para adquirir la habilidad de sosegarse antes de hablar en público; evitar comer copiosamente y tomar alcohol antes de una reunión importante, porque sobrecarga el corazón y puede elevar de forma descontrolada la tensión arterial. Otros consejos pasan por hacer pequeñas pausas si se nota un incremento incontrolado del nerviosismo y, siempre que se perciba dolor en el pecho, en la mandíbula, en los brazos o en la parte alta del estómago, hay que pedir ayuda médica de inmediato.

VENDING, UN PELIGRO PARA EL CORAZÓN

En España, hay más de 600.000 máquinas de "vending", instaladas en las empresas, los hospitales, diversos locales y ámbitos públicos que, en muchos casos, no cumplen los requisitos de salud, denuncia el presidente de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad del Trabajo (SEMST), Francisco Vicente Fornés. Estas máquinas son un potencial peligro, porque dispensan, entre otros, bollos con grasas trans y paquetes de aperitivos que favorecen el proceso de arterioesclerosis (endurecimiento de las arterias). Cuando están en el lugar de trabajo, se tiene más riesgo de consumir estos productos que atentan contra la salud cardiovascular.

Los principales problemas relacionados con ellas son cuatro: su oferta de productos poco saludables, que a menudo incumplen la cadena del frío; que muchas de ellas elaboran alimentos, como distintos tipos de café, sin los requerimientos de salud adecuados; y que no hay un registro sanitario que acredite su calidad. Por ello, la SEMST va a prestar una especial atención a este asunto y a va promover tanto la acreditación de las máquinas como de los productos que dispensan con distintos sellos de calidad.

En cuanto a otra iniciativa de la SEMST y la FEC, el primer Programa de Empresas Cardiosaludables (PECS), para mejorar la salud cardiovascular en el lugar de trabajo, Fornés afirma que el balance es positivo. Ya se han sumado 35 empresas, de distinta envergadura, a las que se les han concedido uno o dos corazones, en función de las medidas de prevención cardiovascular que hayan implantado.

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