martes, 15 de mayo de 2012

¿Transgénicos? No, Gracias 13/05/12 Por Carmelo Ruiz Marrero

Estos cultivos no fueron alterados genéticamente para rendir más ni para ser más nutritivos ni para reducir el uso de agroquímicos tóxicos. La mayoría fue alterada para ser inmunes al herbicida Roundup, producto de la corporación estadounidense Monsanto, y se les conoce como cultivos Roundup Ready. Aún en dosis diluidas mil veces, los herbicidas Roundup estimulan la muerte de las células de embriones humanos, lo que podría provocar malformaciones, abortos, problemas hormonales, genitales o de reproducción, además de distintos tipos de cánceres”, segun Seralini.

Los cultivos y alimentos transgénicos (genéticamente modificados) son objeto de intensa controversia alrededor del mundo. En esta controversia participan desde doctores y científicos hasta movimientos campesinos, organismos internacionales y líderes políticos, y ha llegado al punto de arrestos, violenta represión y la persecución de científicos que han tenido la osadía de contradecir el discurso oficialista sobre la biotecnología. Este debate ha producido numerosos libros, reportajes de prensa y televisión, documentales de corto y largo metraje, simposios científicos, contenciosas negociaciones internacionales, y hasta marchas de protesta y desobediencia civil.

Entiéndase por transgénico un organismo a cuyo código genético se le han insertado genes de otra especie mediante ingeniería genética o transgénesis. La ingeniería genética derriba barreras celulares para hacer combinaciones genéticas que nunca pudieron haberse dado en la naturaleza, y se usa en la agricultura y alimentos desde la década de los 90. Actualmente hay decenas de millones de hectáreas sembradas de cultivos transgénicos en el mundo, la gran mayoría de ellos en cuatro países de nuestro hemisferio americano: Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina. Al añadir los de Uruguay, Paraguay y Bolivia, tenemos ahí casi la totalidad de los cultivos transgénicos del mundo. Casi todos son de soya y maíz, y el resto es mayormente algodón y canola (colza).

Estos cultivos no fueron alterados genéticamente para rendir más ni para ser más nutritivos ni para reducir el uso de agroquímicos tóxicos. La mayoría fue alterada para ser inmunes al herbicida Roundup, producto de la corporación estadounidense Monsanto, y se les conoce como cultivos Roundup Ready. Los demás producen su propio pesticida, y se les llama cultivos Bt. Esta soya y maíz se utiliza para hacer, entre otras cosas, harina, almidón, aceite de cocinar, endulzadores, biocombustibles, y comida para alimentar los animales de finca que nos dan carne, lácteos y huevos.

Ese herbicida, ¿es seguro?

De más está decir que los alimentos derivados de cultivos Roundup Ready deben tener trazas sustanciales de Roundup. ¿Cuán seguro es ese herbicida para consumo humano?

En 2010 la revista científica Chemical Research in Toxicology publicó un estudio revisado por los pares, escrito por el embriólogo argentino Andrés Carrasco, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad de Buenos Aires, que determina que el glifosato, ingrediente activo del Roundup, es extremadamente tóxico a embriones de anfibios aún en dosis mucho menores (hasta 1.540 veces menores) que las utilizadas en las fumigaciones agrícolas.

En 2008 esa misma revista había publicado un estudio del francés Giles-Eric Seralini, especialista en biología molecular y docente de la Universidad de Caen, que indica que el Roundup es letal para células humanas. Según su investigación, dosis muy por debajo de las utilizadas en los cultivos de soya provocan la muerte celular en pocas horas.

“Aún en dosis diluidas mil veces, los herbicidas Roundup estimulan la muerte de las células de embriones humanos, lo que podría provocar malformaciones, abortos, problemas hormonales, genitales o de reproducción, además de distintos tipos de cánceres”, dijo Seralini al diario argentino Página 12.

En el ejemplar de marzo 2012 de Ecological Applications el biólogo Rick Relyea, profesor de la Universidad de Pittsburgh, publicó un estudio que indica que dosis subletales de Roundup pueden cambiar la morfología de anfibios. “Los herbicidas no están diseñados para afectar a animales, pero estamos aprendiendo que éstos pueden tener una amplia gama de efectos sorprendentes al alterar cómo funcionan las hormonas”, dijo Relyea. “Esto es importante porque los anfibios no sólo sirven como barómetros de la salud de ecosistemas, sino también como indicadores de peligros potenciales a otras especies en la cadena alimentaria, incluyendo humanos.”

Plantas insecticidas

Las compañías de biotecnología nos aseguran que la toxina insecticida presente en los cultivos Bt es inofensiva a los seres humanos y que se disuelve en nuestro sistema digestivo. Hoy sabemos que eso no es cierto.

Doctores en el hospital universitario de Sherbrooke en Quebec, Canadá, hallaron la toxina Bt en la sangre de mujeres embarazadas y sus fetos, al igual que en mujeres no embarazadas. Específicamente, el estudio encontró la toxina en 93% de 30 mujeres embarazadas, y en la sangre umbilical de 80% de los fetos, y 67% de 39 mujeres no embarazadas.

En 2008 una investigación subvencionada por el Gobierno de Italia encontró que ratones alimentados con el maíz Bt de Monsanto tuvieron anticuerpos IgG e IgE elevados, algo típicamente asociado a alergias e infecciones. Tenían además, índices anormalmente elevados de interleukinas, lo cual está asociado a varias enfermedades en humanos, desde artritis reumatoidea y osteoporosis hasta esclerosis múltiple y la enfermedad de Lou Gehrig. Los ratones tenían además, niveles elevados de células T gamma delta, que están asociados con asma, alergias a alimentos y artritis juvenil.

En la India hay miles de trabajadores agrícolas que trabajan con plantas de algodón transgénico Bt que “según reportes y expedientes de doctores, hospitales y farmacias, al igual que numerosos reportajes investigativos y estudios de caso, constantemente luchan contra piquiñas y erupciones en la piel; algunos toman antihistamínicos todos los días para poder ir a trabajar”, según el investigador Jeffrey Smith, autor de Seeds of deception.

Cito a Smit de nuevo: “Cuando dejaron al ganado pastando en plantas de algodón Bt, tras la cosecha, miles de ovejas, cabras y búfalos murieron. Otros numerosos se enfermaron. Visité una aldea donde por siete u ocho años habían dejado a su ganado pastar plantas naturales de algodón sin incidente. Pero el 3 de enero de 2008 permitieron a sus 13 búfalos pastar plantas de algodón Bt por primera vez. Después de una exposición de solo un día murieron todos. La aldea perdió también 26 cabras y ovejas. Un pequeño estudio en Andhra Pradesh reportó que todas las seis ovejas que pastaron en plantas de algodón Bt murieron en un mes, mientras que tres controles que fueron alimentados con plantas de algodón natural no mostraron síntomas adversos.”

Este no ha sido más que un brevísimo compendio de los riesgos a la salud causados por los productos transgénicos que compañías como Monsanto, Dupont y Syngenta están desarrollando y comercializando en América Latina. Para más recursos, acudan a la página web de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos: http://www.rallt.org/

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Carmelo Ruiz Marrero es autor, periodista investigativo y educador ambiental.

11/05/12.- Ciudad CCS