martes, 27 de diciembre de 2011

El sonido del universo con cuencos tibetanos -

Tradicionalmente los cuencos tibetanos se utilizaban para la meditación y la sanación en los monasterios de monjes.Según el gran maestro bodhisattva tibetano Gwalwa Karmaza, los cuencos cantores del Tíbet emiten el sonido del vacío, que es el sonido del universo manifestándose. Son el símbolo de lo incognoscible y como aleación datan de la época del buddha histórico, Shakyamuni (560 – 480 a C.)

  • Los cuencos tibetanos son instrumentos de curación, sanación, relajación y meditación, ayudándonos a establecer una vibración saludable en todo nuestro organismo, tanto a nivel físico, mental o psicológico, emocional y espiritualmente.
  • Son un medio maravilloso para equilibrar los chackras y cambiar la conciencia desde un estado alterado de ansiedad y estrés hacia un estado de paz, relajación y serenidad, induciendo estados de sanación espontánea y estados místicos y elevando nuestra frecuencia vibratoria.
  • Las personas que han experimentado un masaje sónico con cuencos tibetanos experimentan grandes cambios, mayor claridad mental, aumento de la creatividad, mayor concentración, mayor visión de futuro y una gran sensación de paz. El resultado es un individuo más productivo, más centrado, más feliz, más sereno, más equilibrado, más en paz consigo mismo.
  • Existe un espacio de paz en nuestro interior y los cuencos tibetanos nos ayudan a entrar en él, nos ayudan a resonar con nuestra verdadera conciencia o yo superior y con ese sentimiento de paz y serenidad que todos llevamos dentro.
  • A nivel físico se utilizan en la curación de cualquier enfermedad; para recargar nuestro sistema energético, para aliviar el sufrimiento y el dolor (incluye el dolor emocional), para eliminar inflamaciones, para estados de ansiedad, angustia, estrés, depresión, tristeza, insomnio, hiperactividad.
  • Hace que los sistemas biológicos funcionen con más homeostasis; calma la mente y con ello el cuerpo y tiene efectos emocionales que influyen en los neuro-transmisores y los neuro-péptidos, que a su vez ayudarán a regular el sistema inmunitario, el sanador que llevamos dentro.



Esperando a la Inspiración

Hola a tod@s, ultimamente no escribo nada en el blog, por la sencilla razón de que no me encuentro inspirado, y prefiero esperar unos dias hasta que me venga nuevamente para seguir trayendoos información acerca del tema... Hace ya varios dias que estuve pensando en editar un post que tendría como titulo "el ultimo post", puesto que ya no me encontraba con ganas de seguir recabando información y discos de Cuencos, pero siento que hay gente interesada en este tema. Entonces como os digo, esperaré unos diitas para ver por dónde puede continuar el Blog. Pues nada, espero regresar pronto por estos lares. Gracias a tod@s. Namaste.

El sonido del universo con cuencos tibetanos



La música es vibración, es ritmo, es color, hay música
en todo lo que vibra
y lo que vibra es ...TODO!

El sonido del universo con cuencos
tibetanos

No se sabe a ciencia cierta si los cuencos tibetanos
fueron diseñados para
hacer música pero se dice que su sonido encierra
el misterio del universo.
Sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos,
en regiones orientales
como el Tíbet donde predominaba la religión
chamánica Bon previa al
Budismo. Los investigadores creen que eran
utilizados en los monasterios
como elemento de meditación, iluminación y
sanación, capaces de despertar
al maestro interior, ese que hoy menos
esotéricamente llamaríamos
el sistema inmunológico.

La forma del cuenco se va dando con golpes
de martillo, como si pinceladas
sonoras fueran dandole forma a un cuadro final.
Cada golpe se observa y se
palpa luego en el acabado del metal y en la línea
ondulada de los bordes.
La aleación no es casual, está compuesta de siete
metales: oro, mercurio,
plata, cobre, hierro, estaño y plomo, cada uno en
una proporción exacta.



Tampoco se sabe como se encontraron en la
antiguedad con la aleación
perfecta, pero sí se sabe que dicha aleación
“debe” ser perfecta porque
su combinación junto con la forma y el forjado
manual es la única capaz
de producir los sobretonos armónicos buscados.

El sonido se obtiene al frotar el cuenco con una
vara corta de madera.
Si el artesano trabajó correctamente, al frotarlo
surgen los llamados
“sobretonos armónicos”, aquellos sonidos de los
cuales se desprenden
otros más agudos pero que mantienen una relación
armónica entre sí.
Esos “sobretonos” por el principio de resonancia
logran modificar y
contagiar en su frecuencia a las ondas cerebrales
de vibración
inarmónica de una persona, elevando su conciencia,
calmando su
mente e influyendo sobre sus emociones y sus
neurotransmisores,
los cuales a su vez la ayudarán a ajustar su
sistema inmunológico
casi sin darse cuenta.

Según los antiguos maestros los cuencos
tibetanos emiten el sonido
del universo, manifestándo el famoso “Om”
o sonido creador pero
a la vez también el sonido del Vacío.
Lo notable al escucharlos es
percibir como un eco detrás del sonido primario,
que realmente
parece decir “OM” mientras perdura el sonido,
como si una onda
u ola interminable se extendiera hasta que en
algun momento se
va de nuestro campo auditivo. La realidad es
que no se va, seguimos
resonando internamente en armonía con los
armónicos que
produjo la frecuencia, como impregnados de
ella, de ahí su efecto
sanador y relajante. El sonido de varios cuencos
en concierto puede
perdurar dentro de cada uno modificando su
estado paulatinamente
hacia un estado de vibración y música continuos.
Hacia un estado de
despertar y renacer interior.

El Sonido del Universo



Gracias a Silvia Calvino, por entregarnos este artículo. Namaste, Silvia.

El Sonido del Universo:
La música es vibración, es ritmo, es color, hay música en todo lo que vibra y lo que vibra es ...TODO!
No se sabe a ciencia cierta si los cuencos tibetanos fueron diseñados para hacer música. Sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos, en regiones orientales como el Tíbet donde predominaba la religión chamánica Bon previa al Budismo. Los investigadores creen que eran utilizados en los monasterios como elemento de meditación, iluminación y sanación, capaces de despertar al maestro interior, ese que hoy menos esotéricamente llamaríamos el sistema inmunológico.
La forma del cuenco se va dando con golpes de martillo, como si pinceladas sonoras fueran dandole forma a un cuadro final. Cada golpe se observa y se palpa luego en el acabado del metal y en la línea ondulada de los bordes. La aleación no es casual, está compuesta de siete metales: oro, mercurio, plata, cobre, hierro, estaño y plomo, cada uno en una proporción exacta. Tampoco se sabe como se encontraron en la antiguedad con la aleación perfecta, pero sí se sabe que dicha aleación “debe” ser perfecta porque su combinación junto con la forma y el forjado manual es la única capaz de producir los sobretonos armónicos buscados.
El sonido se obtiene al frotar el cuenco con una vara corta de madera. Si el artesano trabajó correctamente, al frotarlo surgen los llamados “sobretonos armónicos”, aquellos sonidos de los cuales se desprenden otros más agudos pero que mantienen una relación armónica entre sí. Esos “sobretonos” por el principio de resonancia logran modificar y contagiar en su frecuencia a las ondas cerebrales de vibración inarmónica de una persona, elevando su conciencia, calmando su mente e influyendo sobre sus emociones y sus neurotransmisores, los cuales a su vez la ayudarán a ajustar su sistema inmunológico casi sin darse cuenta.

Según los antiguos maestros los cuencos tibetanos emiten el sonido del universo, manifestándo el famoso “Om” o sonido creador pero a la vez también el sonido del Vacío. Lo notable al escucharlos es percibir como un eco detrás del sonido primario, que realmente parece decir “OM” mientras perdura el sonido, como si una onda u ola interminable se extendiera hasta que en algun momento se va de nuestro campo auditivo. La realidad es que no se va, seguimos resonando internamente en armonía con los armónicos que produjo la frecuencia, como impregnados de ella, de ahí su efecto sanador y relajante. El sonido de varios cuencos en concierto puede perdurar dentro de cada uno modificando su estado paulatinamente hacia un estado de vibración y música continuos. Hacia un estado de despertar y renacer interior.
http://centrodebioenergiayreiki.blogspot.com/

Ejercicios con los Cuencos Tibetanos

Aprendiendo a trabajar con cuencos: Guía para el uso personal
Recordemos que la precipitación retrasa los acontecimientos y que, en ocasiones, es mejor asimilar y comprender ciertos conceptos teóricos antes de pasar a la práctica.
A lo largo de este atículo tomaremos contacto con los cuencos y campanas. Como vamos pues a trabajar con elementos que van a ayudarnos en nuestra canalización y vibración energéticas, estamos en la gran obligación de acercarnos a ellos poco a poco, y sin miedo ni temor.

El peor error sería tomar un cuenco entre las manos sin más y golpearlo sin sentido, sin saber, sin prepararnos íntimamente para este acto de comunicación con la vibración del sonido.
Seguidamente, veremos qué manera es la mejor para trabajar con el cuenco, cómo hay que tomarlo entre las manos y nos prepararemos para "sentir" su poder, su vibración y su energía.

De entrada no hay una gran diferencia a la hora de llevar a cabo experiencias con cuencos.
Será su tamaño y diámetro lo que nos haga adoptar diferentes posiciones de uso, pero básicamente, procederemos de forma similar con todos ellos. No obstante, antes de tocar el cuenco tenemos que aprender a conocer cuál es su secreto. Ciertamente, uno de sus secretos reside en el tono y la vibración que ejerce en el entorno. Y hablando del entorno, no podemos pasar por alto otro punto relevante: su incidencia en el usuario.

Supongamos que ya tenemos un cuenco. La persona que va a experimentar con él, debe seguir, en todo momento, unas normas muy sencillas de uso:

1.-Tener la receptividad adecuada: Si nuestra energía es contraria a la que perseguimos, el resultado vibracional del cuenco no será el esperado Por tal motivo es importante que la receptividad se circunscriba dentro de lo positivo y del amor. Quien usa el cuenco por puro capricho o para pasar el rato, se equivoca en sus propósitos.



2.-Crear un ambiente agradable: Aunque cualquier sitio puede ser apropiado para experimentar con un cuenco o campana, todos sabemos que hay lugares más propicios que otros. Siempre trabajaremos mucho mejor cuando el ambiente nos reporte placidez, sosiego y tranquilidad. Cuando sepamos que no seremos interrumpidos por molestos teléfonos o inoportunas visitas. Por supuesto el ambiente agradable se creará cuando seamos capaces de trabajar con cierta privacidad.

3.-Disponer de un lugar adecuado: Si ser positivo y tener un buen ambiente es vital, poder experimentar o trabajar algunas facetas espirituales o energéticas con el cuenco, precisará de un recinto en el que nos sintamos a gusto. Es evidente que, tanto cuencos como campanas se usarán en diferentes estancias de la casa e incluso, fuera de ella, pero debemos buscar un lugar, una estancia que sea "especial". Ese recinto tiene que poseer la esencia de nuestro ser para poder experimentar y desarrollar otro tipo de prácticas como las meditativas, curativas o también las de proyección de la conciencia.

4.-Adecuar un recinto: En nuestro pequeño templo dispondremos de una esterilla, manta o colchoneta colocada sobre el suelo para poder así trabajar mucho mejor. Incluiremos en este recinto aquellas músicas que nos ayuden a canalizar las energías. Por supuesto, cada persona adecuará el recinto a su naturaleza, pero no estada de más que tuviera: una ventana con iluminación exterior, un color de paredes y techos armónico y una planta o flores sin cortar que nos revitalicen. Otros elementos serán un armario o estantería para guardar el material de trabajo, como esencias, cuarzos, gemas, incienso, etc.

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOMTyoSYoDW2G_nXfI07Mj8P-ril288TGogOVAXn2o0-j9aivTwYSS_yLJeum149S6WkVDvMvZx74FudHBqTWye4UsSjpzPkniO8uNjKXWrCL_HJwL1xWu2VBZ_B6jeAIEy2YCfWGhxCw/s1600/01_masaje_cuencos_tibetanos_mabruck.jpg

Respetar los puntos citados con anterioridad será más que suficiente para iniciarnos a trabajar y experimentar con cuencos y campanas. Así pues, debemos empezar a tomar contacto con nuestros elementos y lo haremos con un sencillo ejercicio de percepción, en este caso no psíquico ni energética, sino física y auditiva.
Previamente y como advertencia para todos los ejercicios, quisiera hacer una observación y es que, salvo que se indique lo contrario, cuando se mencione el término "elementos" me estaré refiriendo de forma indistinta a cuencos y campanas. Cuando en un ejercicio sea preciso trabajar con el cuenco de una forma y con la campana de otra, quedará oportunamente especificado.

De entre los diferentes sonidos y vibraciones que tenemos a nuestro alcance, los producidos por instrumentos orientales, son hasta la fecha algunos de los que más efectividad tienen, no solamente a nivel de captación sino también a nivel de grandes efectos sobre las personas.



Ejercicio 1: TOMA DE CONTACTO

Este ejercicio tiene la finalidad de empezar a familiarizarnos con los elementos que nos acompañarán en nuestras prácticas. Dado que nos van a obsequiar con su sonido, es muy importante que antes hagamos una testación táctil y auditiva de los instrumentos o sea, que los toquemos y escuchemos.

1.-Comenzaremos por sentarnos cómodamente en el suelo de nuestra habitación de trabajo o, en un sillón. Frente a nosotros colocaremos todos los elementos.

2.-Cerraremos los ojos y respiraremos tranquila y pausadamente durante un par de minutos. Durante este tiempo dejaremos que la mente divague libre. No nos preocuparemos de nada. Simplemente respiraremos sin más, tranquilamente.

3.-Pasado el tiempo indicado abriremos los ojos y recorreremos los elementos con la mirada. Tras un primer vistazo, los tomaremos dulcemente entre las manos. De nuevo, cerraremos los ojos y sentiremos la textura y el calor que desprende cada uno de ellos.

4.-Al tiempo que realizamos la inspección táctil, debemos tomar conciencia de que esos elementos son sagrados, puesto que tienen la capacidad de desprender energía o de modificar la ya existente.


5.-Pasado un tiempo prudencial, y manteniendo la relajación y los ojos cerrados, haremos sonar con la baqueta de madera los elementos, cuenco o campana, con suavidad. Se trata simple y llanamente de que emitan su sonido y que lo captemos, que notemos auditivamente su frecuencia. Repetiremos el proceso un par de veces para familiarizarnos con el utensilio musical y después daremos por finalizada la práctica.

El ejercicio anterior nos servirá para darnos cuenta que las campanas y los cuencos tienen varias formas de frecuencia y sonoridad. De esta manera iremos "ajustando" la producción del sonido de cara al futuro.

Vamos a realizar otra prueba. Como iremos indicando, los cuencos o las campanas tienen diversas formas de tocarse. En el caso del cuenco no será lo mismo aplicar un golpe seco con la baqueta que, simplemente, rozarlo con suavidad o girar la baqueta sobre el borde del cuenco para que éste emita un sonido monótono y muy agudo. Por lo que a la campana se refiere, podemos agitarla con mayor o menor energía y su sonido cambiará. En definitiva se trata que sea el usuario quien ajuste los tonos de emisión de sonido a sus intereses particulares.

Ejercicio 2: TEST DE AGRADABILIDAD

En los diferentes ejercicios daremos orientaciones sobre la intensidad o fuerza del golpe a dispensar con la baqueta, pero deberá ser la persona en cuestión la que trabaje con el cuenco el que, en última instancia, ajuste y extraiga la vibración más afín a su deseo y naturaleza.
El lector debe "hacer suyo" el sonido del cuenco y la mejor forma para ello es probar y testear la agradabilidad, sobre todo cuando las prácticas estarán dirigidas a un trabajo de interiorización unipersonal.

1.-Tomaremos un cuenco y lo situaremos sobre la palma de la mano. Con la otra mano sostendremos la baqueta. En este primer punto, ladeando la baqueta de forma que quede en posición horizontal y dejando la mano completamente relajada, daremos un suave golpe sobre la superficie del cuenco. Cerraremos los ojos y escucharemos el sonido.

2.-Ahora probaremos otra modalidad. Mantendremos la misma posición, pero en este caso la mano permanecerá rígida al golpear. Como verá el lector, el sonido tiene un matiz diferente.

3.-Veamos ahora otra prueba. Tomaremos la baqucta en posición vertical, cerraremos la mano sobre ella y cogiéndola con todos los dedos menos el pulgar, golpearemos la superficie del cuenco, prestando toda la atención al sonido con los ojos cerrados.

4.-Realizaremos la cuarta y última prueba con el cuenco. Manteniendo la baqueta en posición vertical, la cogeremos sólo con dos dedos y golpearemos. Sin duda, el sonido y la intensidad, habrá variado.


Notas:
Al margen de los cuatro puntos destacados sugiero al lector que "juegue" a tocar el cuenco de cuantas formas y maneras se le ocurra. De esta forma irá viendo que el cuenco, "misteriosamente", no suena igual cuando lo hacemos cantar con la mano derecha o con la mano izquierda. Este ejercicio nos ayudará notablemente en nuestro trabajo.

Recomiendo efectuar el mismo tipo de ejercicio con las campanas, haciéndolas teñir, de forma alternativa, con una u otra mano. Otra posibilidad es que, en función del tamaño de la campana, nos abrevamos a golpearla con una baqueta.
Las campanas son unos instrumentos que pueden variar en tamaños, y están preferentemente destinados a las prácticas de meditación, reflexión y visualización, aunque también es verdad que convenientemente pueden ser aplicados en diversas técnicas curativas

Cuencos


Ejercicio 3: TOMA DE CONTACTO CON LA ENERGÍA

Ahora que ya sabemos cómo suena el cuenco y hemos podido comprobar sus distintos matices auditivos, vamos a centrarnos en trabajar con la percepción de la energía para ver qué impresiones podemos sacar de su vibración.
Como su nombre indica es un ejercicio para tomar contacto. No debemos preocuparnos en sentir ni canalizar, ni visualizar. Sólo tenemos que dejarnos llevar.

1.-Nos recluiremos en un lugar agradable y tranquilo, preferentemente la habitación de trabajo. La luz debería ser tenue, que no moleste a los ojos y, si es indirecta mucho mejor. Para esta primera sesión no es recomendable que en la sala haya música u otro tipo de vibración.

2.-Nos sentaremos y colocaremos el cuenco enfrente nuestro a una distancia que nos permita tocarlo con la baqueta con solo alargar ligeramente el brazo.

3.-Cerraremos los ojos y nos dispondremos a relajarnos mediante la respiración, para ello realizaremos una serie de respiraciones profundas y lentas, de manera que notemos que el aire entra y sale con mucha suavidad.

4.-Pasado un minuto o dos, según la persona, tomaremos conciencia del cuerpo. Lo notaremos efectuando un repaso del mismo y de los pies a la cabeza. Seguidamente procederemos a alargar la mano en las que portamos la baqueta y daremos un golpecillo al cuenco. Cerraremos de nuevo los ojos y nos concentraremos en la energía del sonido. Se trata simplemente de sentir que el sonido está en el aire y que nos rodea.

5.-Tras el sonido anterior nos concentraremos de nuevo en la respiración. En este caso se trata de sentir la energía del cuenco al tiempo que inhalamos el aire. Para ello, expulsaremos el aire y justo en el momento que demos un golpe al cuenco y éste comience a sonar, procederemos a realizar la inhalación. Debemos imaginar que estamos respirando la energía del cuenco, su vibración, su sonido.

6.-Concluiremos el ejercicio con un poco de imaginación. Vamos a suponer que cada vez que el cuenco suena, el sonido que emite es como un chorro de energía verde pálido (u otro color que deseemos y nos resulte agradable).

Partiendo de esta premisa debemos volver a concentrarnos en la respiración y de nuevo, como en el punto anterior, imaginaremos que la energía del cuenco entra en nosotros cuando respiramos.

Fuente: Dharma Son, http://www.armoniaybienestar.net/archivos-1/aprendiendo-a-trabajar-con-cuencos-tibetanos/, a la vez que expreso mi Agradecimiento a los autores de este artículo, por su profesionalidad y Buen Hacer. Namaste.