Un manipulador es una persona que modifica la realidad que le interesa para conformarla según sus deseos y sus gustos, aunque tenga que pasar por encima de otros individuos y emplear la mentira y toda suerte de artimañas para alcanzar sus fines.
Una persona manipuladora puede hacer estragos en el comportamiento, en la vida cotidiana y hasta en la salud de aquellas personas en las que se fija para alcanzar sus propósitos y a las que trata como meros objetos de sus deseos.
Pero, como en todo, el manipulador intentará conseguir lo que quiere con un proceso que podríamos llamar de seducción. Y es que un manipulador, para alcanzar la confianza de su víctima, debe tener un gran poder de convencimiento y una sutil capacidad de persuasión.
Así, para seducirla habrá de hacer creer a su víctima que realmente le importa, bien utilizando la adulación, la compasión o el victimismo, o todo al mismo tiempo. El manipulador estudia con ello las debilidades de la persona de la que quiere valerse.
Pero el manipulador trabaja sobre seguro. Tiene una conducta que podríamos definir como operativa, se acerca a las personas que le pueden ser provechosas y desestiman a las que no pueden extraer beneficios propios.
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El que padece la acción del manipulador justificará una y otra vez las acciones que le resultan incómodas del manipulador por negarse a hacer desaparecer a alguien que le complace. Buscando todo tipo de justificaciones, que, bien miradas, no lo son. Una lealtad que hará que la víctima tenga que separarse de su círculo social y destruir hasta sus lazos familiares.
El siguiente paso del manipulador es hacerse con alguna cualidad del comportamiento del manipulado o bien captando algo que signifique un valor para el manipulador, desde propiedades, a la red social, los éxitos en el trabajo, un negocio de la familia y todo lo que podamos imaginar.
El tercer paso del manipulador es demostrar en el entorno del manipulado que sus derechos sobre la propiedad material o inmaterial del manipulado son legítimos. Se trata de hacer creer que todo lo conseguido por el manipulado es obra del manipulador. La cuadratura del círculo y el éxito del manipulador es que, al final, el manipulado se considere en deuda con el manipulador y le siga el juego.
Cuando el manipulador ha conseguido absorber todo lo que le interesaba, se desenmascara. El proceso de manipulación se consolida con toda una serie de críticas y rumores que se orientan a desprestigiar a la víctima. Con ello, el manipulador habrá conseguido los fines que buscaba desde el principio.
por maria angelica sassone