Image and video hosting by TinyPic
CHAU...ADIOS A LA LIBERTAD EN BLOG


ESTE ES MI NUEVO SITIO,(todavía en construcción),AL CUAL ME TRANSLADO, CUANDO BLOGGER APLIQUE CENSURA. GRACIAS.

MIENTRAS PUEDA SEGUIRE EN ESTE BLOG




martes, 12 de octubre de 2010

RAYO ORO RUBI


Este sexto rayo es el de la gracia, la paz, la providencia, de la luz y de todo lo necesario en el camino espiritual, esto es: la tranquilidad y la serenidad.

Al rayo oro rubí se lo llama así pues en el plano espiritual no existe el color anaranjado, pero debemos considerarlo en nuestras visualizaciones del color de una naranja.

Es el rayo del idealismo y la devoción. Brinda el idealismo capaz de moldear el futuro de la humanidad. En la meditación ofrece la fuerza que impulsa a unirse con la divinidad. Por eso pertenecen a este rayo todos los que se inclinan a la trascendencia espiritual.

Cuando este rayo es invocado por seres no evolucionados, es decir, carentes de un crecimiento espiritual, estos aparecen como fanáticos religiosos y no como verdaderos hermanos llenos de humildad y amor.

El arcángel de este rayo es Auriel. Durante el día viernes tiene su máximo poder de irradiación.

De la misma manera que la fe mueve al científico a investigar las leyes de la naturaleza, al hombre del sexto rayo lo lleva a descubrir la bondad subyacente en el mundo y rendírsele con plena obediencia y devoción.

El verdadero devoto descubre en las cosas del mundo y en las experiencias de la vida más bondad que el resto de sus semejantes, porque se halla más cerca del corazón del mundo, vislumbrando la divina bondad en él. Así cuando el hombre confía en Dios y no le teme, siempre es recompensada su fe, aún en el mundo material.

Este divino rayo guió al maestro Jesús, el Cristo, en su ministerio aquí en la Tierra. Sus palabras aún siguen resonando: “Mi paz y mi amor os dejo, mi paz y mi amor os doy.” En el maravilloso sermón de la montaña (San Mateo, capítulo 5, versículo 5) leemos: “Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la Tierra. Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios.”

Leemos en San Mateo, capítulo 5 versículo 38 las siguientes enseñanzas de paz del dulce Jesús:

“Oyeron que fue dicho: ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo: No resistan al mal, vénzanlo con el bien.
Oyeron que fue dicho: Amarás a tu prójimo y odiarás a tus enemigos. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen.
Hagan el bien a quienes los odien y oren por quienes los ultrajan y persiguen.
Así serán hijos, como su Padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre los justos y pecadores. Porque si solamente aman a los que los aman, ¿cuál es el mérito?,
¿Qué recompensa tendrán?. Sean perfectos como lo es su Padre celestial. Yo les digo: Todo lo que siembren, eso cosecharán.”

La iglesia católica viste de este color a sus cardenales y su misión es la de mediadores en todo conflicto con el fin de lograr la paz. La llama oro rubí es la que impulsa a sacerdotes en sus ministerios elevándolos en devoción. Este fuego devocional inflama al idealista hasta el grado de hacerse inmolar para conseguir su ideal.

En toda época hubo grandes místicos devotos en cuyas oraciones no pedían nada material, sino que por el contrario, estas consistían en un manantial incesante de gratitud y de adoración a la divinidad. Los místicos del sexto rayo comprenden por sentimiento directo, lo que otros alcanzan por raciocinio y argumentación. Un proverbio hindú dice: “Todo cuanto recibimos es un don.” Esto es específicamente así para los devotos de este rayo. El vigor espiritual de la devoción radica en su simple sencillez.

En este mundo no se ha de llegar a Dios mediante ostentosas ofrendas sino por la absoluta pureza de la devoción. En el Gita dice Vishnú por boca de Krishna: “Acepto la ofrenda de una hoja, una flor, un fruto si vehemente y con devoción me la ofreces.”

En concordancia con la religión cristiana y coincidiendo con lo anteriormente dicho en Mateo por Jesús, el Cristo, los hinduistas y budistas hablan de la gran ley del karma que rige el universo.

En ella explican que ningún sufrimiento puede sobrevenirle a un ser que no lo merezca, si él no lo infligió anteriormente a otros, y agregan que, por lo tanto, no hay motivos para sentir temor en este mundo, si se respetan las leyes metafísicas universales.
La ley kármica o la buena ley como la llaman, siempre ha sido considerada como un gran beneficio que guía a la humanidad.

La providencia que irradia el rayo oro rubí es motivo de gran reverencia y devoción. Millones de personas aman con gratitud al mundo, porque disfrutan plenamente de los beneficios materiales que irradian estas llamas de prosperidad y riqueza.

Entre los animales, el perro, nuestro fiel amigo es el exponente ideal del sexto rayo. El amo que lo acaricia y alimenta es para él, un gran Dios bondadoso; por y para él ha de trabajar y si es preciso morir. Ni Cristo ni Krishna tienen tan fieles devotos entre los hombres.