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martes, 12 de octubre de 2010

RAYO VIOLETA


El séptimo rayo, considerado como la llama violeta transmutadora, es llamado así, pues su característica principal es la de transmutar el error en bien, lo negativo en positivo, la oscuridad en luz.

Transmutar es convertir una cosa en otra.

A través de la alquimia etérica del séptimo rayo se puede transmutar lo denso en sutil (el conocimiento hermético ceremonial conocido en la antigüedad por selectos iniciados, era la piedra filosofal usada por los magos alquimistas para convertir cualquier metal en oro). De la misma manera, podían transmutar toda condición errónea en verdadera.

A través de la ley de la polaridad y con la irradiación de este poderoso fuego violeta transmutador, es posible trasladarse de grado en grado, a través de las escalas polares. Ejemplo: puesto que el odio y el amor son los dos polos de una misma cosa, aplicando el séptimo rayo a la situación de odio y cultivando el amor, suavemente se irá trasladando el punto de enfoque situado en el polo del odio hacia el polo del amor, disolviéndose totalmente el odio y de esta manera, transmutarse en amor.

Esta divina llama es considerada también como la luz del perdón y la misericordia.

A través del despertar espiritual derramado por el séptimo rayo, hoy se comprende al Padre Madre de toda la creación como el centro de todo lo bueno, amoroso y real. Desde esta comprensión inteligente es anulada la ignorante creencia en un Dios que premia a los buenos y castiga a los malos.

El hombre a través de su aprendizaje en la escuela de la vida material, va cometiendo errores y aciertos. Lejos de ser premiado o castigado por Dios, la ley de causa y efecto lo guía en su evolución.

Todo error (pecado) de aprendizaje al ser abandonado, es automáticamente perdonado por la misericordia divina.

El hombre es el que se sigue castigando a través de la culpa e ignorancia de las leyes metafísicas universales.

El arcángel de este rayo es Zadkiel y el maestro que lo dirige es Saint Germain.

El dulce maestro Jesús junto a Saint Germain entregan el conocimiento, la luz y la sabiduría necesaria para el hombre en la etapa final del ciclo que estamos viviendo.

Desde 1930 se entrega el conocimiento del YO SOY y el uso del fuego violeta transmutador para el beneficio de toda la humanidad. Este conocimiento no había trascendido antes por el estado de conciencia que ésta tenía y solo era conocido por grandes adelantados.

Ahora podemos recibir este bendito regalo de la irradiación violeta, pidiéndola al Padre, al arcángel Zadkiel, al maestro Jesús, el Cristo y/o a Saint Germain.

Invocamos el rayo en nombre de nuestra divina presencia para proyectarlo hacia nuestros vehículos de manifestación sutiles y densos, hacia nuestras casas, trabajos, hacia nuestros prójimos, ciudades, países, etc. Con él disolvemos, consumimos y transmutamos toda condición discordante e indeseable de la humanidad y/o nosotros mismos. Esto se hace siempre y cuando devolvamos el bien por el mal y no seamos fanáticos espiritualistas, seamos legítimos, sinceros y veraces en lo que deseamos hacer.

Al transmutar, nos liberamos del karma pasado y actual, solo si no volvemos a repetir los mismos errores desde el pensamiento y la acción.

Aquel que ore y medite con amor en el rayo violeta, recibirá el beneficio de la ley desde lo alto. La llama de misericordia arderá en su corazón, en su mente y en su alma y entonces sí caminará por el sendero de la pureza.

El alma, el cuerpo y la mente carnal se harán más transparentes y ligeros y uno podrá gozar de la eterna juventud del espíritu. Aún siendo de edad avanzada, vamos a caminar como jóvenes con ligereza y soltura.

Dando veracidad y apoyo a lo anteriormente dicho, el apóstol dice en la Biblia: “Caminarán y no se cansarán, correrán y no se fatigarán.”

Por su característica es el rayo de los místicos, los diplomáticos, es decir, aquellos que buscan por sobretodo la transmutación de la desarmonía en acción.