- La curación natural del cáncer, queda simplemente ignorada por razones dogmáticas a fin de que el cáncer continúe siendo una enfermedad de la que se muere obligatoriamente y a través de la cual el paciente continua siendo manipulable"
Hamer
El cáncer, hasta el día hoy, continua siendo para los científicos una de las más importantes asignaturas pendientes. Se han dedicado a su estudio enormes cantidades de recursos sin apenas resultados terapéuticos.
Por ahora sigue siendo la amenaza sanitaria más importante de nuestra época y la enfermedad que más miedo nos provoca.
Pero, ¿qué es el cáncer?
El cáncer es uno de los grupos de enfermedades comunes que menos gente entiende. La palabra cáncer es un término muy amplio que abarca más de 200 tipos de enfermedades (tumores malignos). Cada uno de ellos posee unas características particulares, pudiendo considerarse enfermedades independientes, con sus causas su evolución y su terapia específica.
El cáncer empieza en las células, las cuales son las unidades básicas que forman los tejidos. Los tejidos forman los órganos del cuerpo.
Normalmente, las células crecen y se dividen para formar nuevas células a medida que el cuerpo las necesita. Cuando las células envejecen, mueren, y células nuevas las reemplazan. Ahora bien, esta división de las células es un proceso que nuestro cuerpo suele mantener muy bien controlado y regulado, para que las células se dividan solamente cuando es necesario.
Algunas veces este proceso ordenado se descontrola. En un momento determinado el cuerpo ve como sus células, cada vez en mayor número, cambian de opinión y alteran su comportamiento. Dan por terminada la actividad que tenían asignada al servicio de un órgano determinado y, por lo tanto al servicio de un organismo mayor (cuerpo) y empiezan a desarrollar objetivos propios. El crecimiento descontrolado de las células hace que se forme una masa celular más o menos compacta, a esta masa se la denomina TUMOR.
Cuando las células que constituyen dicho tumor no poseen la capacidad de invadir y destruir otros órganos, hablamos de tumores benignos. Pero cuando estas células además de crecer sin control sufren nuevas alteraciones y adquieren la facultad de invadir tejidos y órganos de alrededor se denomina tumor maligno o cáncer.
Por lo tanto, cáncer, es el nombre que se da al crecimiento exagerado de un grupo de células como consecuencia de haber perdido sus mecanismos normales de control.
Este grupo de células puede provenir de cualquier tejido de cualquier órgano del cuerpo y dependiendo de eso presentará diferentes síntomas y será más grave o menos grave. Es decir, las células cancerosas son células normales que en un momento determinado cambian genéticamente, se modifica su ADN, a causa de algún “agente carcinógeno”.
¿Cuáles son las posibles causas que pueden producir un cambio genético en la célula?
Pueden ser de origen externo (exógenas) o interno (endógenas).
Entre las causas de origen externo se encuentran:
La herencia genética (miembros de una misma familia que mantienen idénticos comportamientos)
Humo de cigarrillo: asociado a cánceres de pulmón, boca, laringe y vejiga.
Productos químicos: como el Asbesto asociado al cáncer bronquial. Arsénico relacionado con el cáncer de piel, pulmón e hígado. Benceno, desencadenante de leucemias. También algunos fertilizantes y pesticidas, especialmente los derivados del petróleo.
Determinados virus: como el virus de la hepatitis B, asociado a cáncer de hígado. Virus de Epstein Barr, asociado a linfomas y cáncer nasofaríngeo. Virus Papiloma Humano, asociado al cáncer del cuello del útero y cáncer anal en homosexuales. Virus Herpes tipo 8, asociado a sarcoma de Kaposi (tumor de piel).
La radiación ultravioleta (del sol por ejemplo) también afecta a los genes de las células y aumenta el riesgo de cáncer de la piel.
Otros tipos de radiación: la que provino de la bomba atómica (asociada con leucemias, cáncer de tiroides), la proveniente de minas de uranio (asociada con cáncer de pulmón).
La radiactividad que se incorpora artificialmente en muchos alimentos y bebidas durante su elaboración (los crustáceos, mejillones, chirlas y almejas). La calidad de los productos alimenticios es cada vez más baja, debido a la desnaturalización progresiva de los métodos de producción, envasado, conservación, etc.
Los Rayos X de los aparatos médicos.
Los campos magnéticos y electromagnéticos (en especial los generados por las torres de alta tensión).
Una inadecuada alimentación: el ser humano recibe una alimentación cada vez más antinatural y desequilibrada, que muchas veces empieza ya en la más tierna infancia (alimentos sintéticos para los bebés, exceso de grasas saturadas, alcohol, ahumados y picantes).
Las microondas (antenas y repetidoras de telefonía móvil).
Una célula puede cancerizarse por todas las causas expuestas siempre que además exista en ella una predisposición genética y el sistema inmune esté bajo de defensas. El sistema defensivo propio del cuerpo es lo suficientemente fuerte como para destruir las células degeneradas en cuanto las ha reconocido como tales y si no lo logra es porque se encuentra bajo de defensas. Esta es la razón por la que sean propensos a padecerlo quienes padecen alguna enfermedad autoinmune, los afectados por virus crónicos y quienes toman fármacos que frenan la respuesta inmunológica.
Es muy importante aclarar que los factores de riesgo mencionados son los responsables de solo un 15% de los cánceres.
Causas de origen interno (endógenas)
La mayoría de los cánceres se originan a consecuencia de una tragedia personal, de un traumatismo emocional o afectivo de alta intensidad que le pilla a la persona completamente desprevenida y que, además, por su educación, sus miedos, sus creencias, etc. no se permite expresar su sufrimiento ni la pérdida de referencias, de ilusiones, de alegría que la vivencia le ha producido; más bien, lo vive en aislamiento interior, lo guarda dentro de sí, sin compartir con las personas de alrededor. Dicho traumatismo irá afectando, poco a poco, toda la estructura psicológica de la persona y perjudicará su capacidad de experimentar la alegría de vivir. El cáncer, por tanto, representa la destrucción de nuestra estructura interior de equilibrio. Obviamente, todo este proceso psicológico es inconsciente, soterrado e indoloro, al menos al principio. En los primeros estadios, el enfermo no nota nada porque no siente ningún dolor que le dé la alerta. El sentimiento que le invade es la tristeza que, poco a poco y en silencio, va socavando y destruyendo la consciencia y el cuerpo, pero no se ve desde fuera. Cuanto peor es el estado general de la persona más fácilmente puede ser afectada. Por lo tanto, para que se produzca la formación del cáncer, se han de dar estas tres causas:
a) Haber sufrido previamente un fuerte conflicto –separación de la pareja, muerte de un ser querido, despido inesperado del trabajo, accidente, etc.-
b) que el sistema inmunitario no funcione correctamente
c) que se haya vivido en soledad.
La naturaleza del conflicto emocional determina la localización del cáncer:
a) Cáncer de estómago: Algo no puede ser aceptado ni digerido. El enfermo se siente triste, amargado, angustiado y pierde interés por la vida porque siente que la gente lo lastima.
b) Cáncer del cuello del útero: Conflictos sexuales importantes con la pareja.
c) Cáncer de mama: Conflicto de rotura emocional con la pareja, con un hijo o con alguien al que se considera como tal.
d) Cáncer de hueso: Conflicto de auto-devaluación, etc.
El tiempo del desarrollo del cáncer según el Dr. Hamer:
a) Cáncer de bronquios: aproximadamente, 18 meses
b) Cáncer del cuello del útero: 12 meses
c) Cáncer de ovarios: 5-8 meses
d) Cáncer del cuerpo del útero: 5-7 meses
e) Cáncer de mama: 2-3 meses
f) Cáncer de pulmón: 7 meses
Transcurridos estos plazos, el cáncer puede ser detectado en el cuerpo.
Como resumen podríamos decir que el cáncer es producido por un bloqueo de las defensas propias del cuerpo, como consecuencia de un conflicto psíquico. El cáncer se desarrolla mientras exista el conflicto emocional. Por eso cuando la persona logra solucionar plenamente el conflicto, el cáncer queda inactivo y la persona recupera su salud. En caso contrario, el organismo no podrá completar su trabajo de autosanación.
Características afectivas y psicológicas de los enfermos de cáncer:
El enfermo de cáncer padeció en su niñez falta de amor y de seguridad. Mantuvo relaciones difíciles con uno de sus progenitores o con ambos. Guarda en lo más profundo de sus entrañas un secreto doloroso que le corroe, una herida profunda que sufrió en su infancia en aislamiento y que no puede o no quiere cicatrizar. Vive acompañado de un gran sentimiento de culpabilidad por haber albergado pensamientos de odio e ideas de venganza y es incapaz de perdonar y de perdonarse. Inconscientemente, reprime su agresividad; encuentra enormes dificultades para dar rienda suelta a su energía creativa, para desarrollar y mantener relaciones significativas y duraderas.
Vive sumido en un estado permanente de desesperación, tristeza, dolor, enfado y hostilidad; aunque exteriormente los demás le consideran personas encantadoras, sosegadas, agradables, serviciales y hasta simpáticas.
Tiene la necesidad de causar siempre la mejor impresión a los otros. Para él la apariencia es más importante que el Ser. Por eso no puede negarse, no sabe decir “no”, obedece sin rechistar y se somete a las reglas y a las normas establecidas antes que expresarse tal como es.
El afectado de cáncer no se puede considerar una persona religiosa en un sentido profundo, a pesar de que muchos se aferran a costumbres o tradiciones religiosas, e incluso puede reprochar y rechazar a Dios por lo que vivió.
No acepta su enfermedad ni se enfrenta a ella desde un punto de vista espiritual; más bien siente desesperación, impotencia y autocompasión ante un destino que vive con resignación. Otros se preparan como para un combate y cooperan con su médico sometiéndose, muchas veces, a tratamientos duros y peligrosos, amparándose en su voluntad de vivir.
Debido a la falta de fe que tiene en sí mismo, establece relaciones de dependencia con otras personas o cosas, un trabajo, un matrimonio, una casa, un papel significante, etc.
Si por cualquier circunstancia –muerte, jubilación, separación, traslado,-esta relación se rompe, el enfermo se siente desamparado, se rinde y se ve a sí mismo como víctima. Incapaz de enfrentarse a semejante conflicto entra en un estado de desesperación que le hace perder el sentido y la conexión con la vida, haciendo fértil el terreno para el tumor.
El cáncer es como un auto castigo que se antoja definitivo, una prueba inconsciente de su fracaso en la vida.
Recomendaciones para recuperar la salud física, emocional y espiritual:
No se trata de emprender una guerra contra el cáncer, sino más bien debemos de comprenderlo, tomar conciencia del conflicto que ha desencadenado la enfermedad y afrontarlo de forma creativa, responsabilizándonos de nuestra sanación. El enfermo de cáncer necesita ponerse en movimiento, cambiar rotundamente, crecer y promover su desarrollo. Necesita asumir su propia responsabilidad, tomar las riendas y no permitir que sean los otros los que tomen las decisiones por ellos. No obstante, es muy necesario que siga manteniendo el contacto con los demás. En los momentos de angustia y de desánimo es muy importante para el enfermo sentir el apoyo afectivo y psicológico de la familia y de su entorno.
Necesita aprender a defenderse a decir “no”, a rebelarse contra las reglas inamovibles, a saltarse las barreras y los límites que le aprisionan y le ahogan. Debe vivir la vida en su totalidad, aceptando y expresando la polaridad de la existencia en todas las cosas.
Por otra parte necesita exteriorizar su agresividad y estimular su vitalidad y su creatividad. Ha de encontrar de nuevo el gusto por la vida, la alegría de vivir. Para ello ha de liberarse de lo que ha causado su tristeza y recuperar la ilusión por la vida.
Pero antes que nada ha de pasar por la fase de la aceptación, una aceptación basada en la confianza en sí mismo y en la existencia. Se trata de descubrir el sentido de la vida, de sentir nuestra unión con todo lo que existe, aprender a cuestionar nuestro afán de diferenciarnos unos de otros y aprender a vivir como parte de la vida y sentir que el bien de la existencia y nuestro bien, es el mismo.
El puente que nos conduce a esta manera de sentir la vida es el Amor. El Amor cura porque salva todas las barreras y nos conduce hacia la Unidad. El medio por excelencia para alcanzarlo es el perdón. Perdonar a los otros y perdonar al niño que vive en nosotros, que vivió en silencio y sintió rabia y rencor en soledad, sin tener a alguien a su lado que lo apoyara y lo entendiera.
Preguntas para meditar:
¿En qué aspecto he fallado?
¿Qué es lo que me censuro tan profundamente?
¿Por qué me castigo y me condeno?
¿Cómo y por qué dejé de crecer a mi modo?
Extraído del libro CONOCERNOS ¿qué nos quiere decir el cuerpo con la enfermedad?
TENDENCIA VITAL