EL TERCER OJO, situado aproximadamente en el centro del cerebro y entre los ojos, es el centro de la clarividencia y de la intuición, y que en el curso de el tiempo y la intervención sistematica por agentes del control se ha ido atrofiando, por lo que se hace urgente y necesario su recuperación ahora mas que antes.
"La luz del cuerpo es el ojo.
Si, pues, tu ojo estuviere sano,
Todo tu cuerpo estará lleno de luz."
Mateo, 6:22
El desarrollo de la visión espiritual requiere la construcción paciente de algunos "órganos" de energía nuevos, entre los que el tercer ojo es fundamental. Estas nuevas estructuras no son físicas, siendo no obstante reales y tangibles todas ellas. Una vez logrado su pleno desarrollo, las percepciones que llegan a través de las mismas comienzan a aparecer más claras, más agudas y mucho más sustanciales que las que provienen de los sentidos físicos.
La existencia de la epífisis o pineal se conoce desde hace más de 2000 años. Galeno en el siglo II, escribió que a los anatómicos griegos le habían llamado la atención la situación particular de dicha glándula, concluyendo que servía de válvula para regular el flujo del pensamiento, que se creía almacenado en los ventrículos laterales del cerebro.
Descartes, en el siglo XVII, expresó su creencia que la pineal era la sede del alma racional. Para él, las sensaciones percibidas por los ojos llegarían a la pineal, de la que partirían hacia los músculos, los cuales producirían las respuestas adecuadas. Los estudios modernos demuestran en éste, como en otros aspectos de su pensamiento, la gran intuición del filósofo.
Características físicas, situación y relaciones
El nombre pineal se debe a su forma, semejante a una piña, siendo su tamaño aproximado el de un guisante. Pesa una media de 173 miligramos, oscilando según las personas entre los 41 y 804 miligramos.
Las pineales recogidas en autopsias, pesan en el hombre un máximo en el mes de Marzo, y un mínimo si son examinadas en Julio; mientras que en la mujer, el máximo peso se obtiene de las recogidas en Enero y el mínimo, de las obtenidas en Mayo.
Está situada en el techo del mesencéfalo, entre los tubérculos bigéminos craneales, en la denominada fosa de la pineal. Su cara craneal está por debajo del cuerpo calloso, y su base limita con el tercer ventrículo. Su célula funcional es el pinealocito, que está capacitado para producir las encimas necesarias para la síntesis de la melatonina (su principal hormona) y la seratonina, a partir del triptófano.
Pinealocito y síntesis de melatonina
La melatonina fue descubierta en 1958 por el dermatólogo y bioquímico A.B. Lerner, quien se basó en las observaciones hechas por MC. Cord y Allen en 1917. Estas observaciones deducían que, al arrojar extractos de pineal de vaca en el agua en que nadaban unos renacuajos, se producía un blanqueamiento de su piel.
Lerner y Cols purificaron extractos de más de 200.000 pineales vacunas, aislando una sustancia que agregaba intracelulares de la melanina. La hormona melanocito-estimulante, por lo contrario, disgregaba dichos gránulos oscureciendo la piel. Se la denominó melatonina en contraposición a la melanocito-estimulante.
En ausencia de luz, el pinealocito recibe estimulación periódica en forma de nor-epinefrina (NE), seratonina o descargas eléctricas de fibras nerviosas, provenientes del núcleo supraquiasmático superior. Este, a su vez, recibe información que proviene del sistema vegetativo, a través de neuronas emergentes del ganglio cervical superior, el cual conecta con otros ganglios de la médula espinal.
En presencia de luz, natural o artificial, los fotoreceptores de la retina convierten la señal luminosa, especialmente en la banda amarillo-verde, en señal eléctrica, que es transmitida por el tracto retino-hipotalámico hasta el ganglio cervical superior, por donde abandona el S.N.C., conectando con los ganglios de la médula y aboliendo la señal circadiana enviada por dicho ganglio al núcleo supraquiasmático. Como consecuencia, dicho núcleo queda liberado de la influencia de la médula espinal y enlentece el ritmo de liberación de NE sobre la pineal, lo que se traduce por una menor captación de aminoácidos, especialmente triptófano, por parte del pinealocito; menor producción de adenil ciclasa y cAMP y, por consiguiente, menor producción y liberación de melatonina.
Cualquier activación del sistema simpático abole el efecto represor de la luz.
Glándula pineal y pubertad
La glándula pineal es de mayor tamaño en la infancia que en la madurez, comenzando a disminuir de tamaño a partir de los 7 años. Esta recesión en el tamaño era considerada como una involución o atrofia de una glándula que carecía de utilidad, pero en la actualidad se piensa que es un proceso madurativo.
Desde el nacimiento, testículos y ovarios poseen una estructura lo suficientemente preparada como que para que en presencia del adecuado estímulo de gonadotropinas se produzca su maduración en poco tiempo. Sin embargo, este estímulo no se produce. La hipófisis, capacitada para producir dichas gonadotropinas, en presencia del adecuado estímulo hipotalámico de gonadotropin-relaxin-hormona GnRH, no las produce por carencia de éste.
En el adulto, los esteroides sexuales se autoregulan, al unirse a receptores hipotalámicos específicos, que a partir de cierta concentración sanguínea, disparan la vía opatérgica productora de endorfinas (opiáceos fisiológicos). Esta, a su vez, distorsiona la pulsatilidad de la GnRH, que frena la producción y liberación de gonadotropinas, por lo que los ovarios o testículos (gónadas) en ausencia de dicho estímulo, dejan de producir esteroides sexuales, disminuyendo su concentración en la sangre. Con ello, los esteroides unidos a los receptores, se sueltan y se vuelve a activar la liberación de GnRH. En el niño debiera pasar lo mismo, y sin embargo, no sucede.
La melatonina tiene la misma afinidad, por los receptores hipotalámicos de esteroides sexuales, que éstos. En la infancia, se produce mayor cantidad de melatonina que en la madurez, de forma que constantemente se halla unida a dichos receptores, disparando la vía opiatérgica, impidiendo así la liberación de GnRH y, en consecuencia, la maduración gonadal.
A partir de los 7 años, la pineal disminuye progresivamente de tamaño, y en consecuencia disminuye la concentración sanguínea de melatonina hasta que llega un momento en que ya no se une a suficiente número de receptores hipotalámicos, se bloquea la vía opiatérgica y se produce por primera vez la liberación y síntesis de GnRH. Esto sucede a partir de los 11 años en la mujer, y de los 12 en el hombre. En los pueblos, la pubertad sucede más tardía que en las ciudades, lo que se debe al menos consumo de luz en éstos que en aquéllas.
Otras funciones de la pineal
Controla simultáneamente todos centros neuroendocrinos hipotalámicos, y en consecuencia todos los factores liberadores e inhibidores. Aunque se desconoce su mecanismo y acción, se conocen algunos de sus efectos indirectos sobre la hipófisis. Disminuye las concentraciones de GnRH y, en consecuencia, disminuye las de la hormona folículo-estimulante (FSH) y luteotropa (LH); disminuye la función tiroidea (TSH y T4), la insulina y también aumentan las concentraciones de glucosa sanguínea, disminuye el ATCH y la corticosterona. Aumenta la síntesis proteica cerebral, como también aumenta la producción y liberación de dopamina (DA). Como consecuencia, se puede esperar un aumento de hormona de crecimiento (GH) y disminución de TSH y prolactina (PRL).
Las Funciones básicas de la Pineal
1-Controla el inicio de la pubertad.
2-Armoniza el sistema vegetativo con el medio ambiente, a través de la vista, y probablemente también del resto de los sentidos.
3-Induce al sueño.
4-Probablemente regula los ritmos circadianos.
5-Es un interruptor que modula la intensidad de funcionamiento de todos los centros neuroendocrinos hipotalámicos.
6- Previene una calificación prematura en la infancia, al evitar las síntesis esteroideas, favoreciendo el crecimiento óseo por este mecanismo, indirecta y directamente a través de la DA y GH.
Nuestros conocimientos sobre la pineal y su hormona, la melatonina, así como las numerosas lagunas que tenemos acerca de ellas, apenas nos permiten trazar un razonable esbozo sobre su funcionamiento que, sin duda, a lo largo de los tiempos será modificado a la luz de nuevos hallazgos.
Puesto que el silencio, en condiciones normales, suele acompañar a la oscuridad, podemos pensar que ambos estimulan la liberación de melatonina. Esta, a su vez, produciría la liberación de endorfinas que adormecerían el resto de los sentidos (tacto, olfato y gusto). Conseguido esto, el subconsciente y, por tanto, el sistema vegetativo, quedarían libres de todo control consciente, produciéndose por una parte los procesos de crecimiento (infancia) y regeneración de los tejidos (adultos), y por otra, la liberación del subconsciente en forma de sueños.
Los sueños y la vista
La hormona melanocito-estimulante, es excitada por la luz, mientras que la melatonina, lo es por la oscuridad. Mientras que la primera (MSH) disgrega los gránulos de melanina, produciendo la sensación de oscuridad, la segunda, los agrega dando la sensación de luminosidad (blanco). Podemos pensar que en el S.N.C. existe una zona de células que, a modo de una película, se dejan impresionar por la interrelación de ambas hormonas, por el mencionado mecanismo. Durante el día, predominarán impresiones luminosas mediadas por la MSH, mientras que durante la noche, serían impresiones provenientes del subconsciente y mediatizadas especialmente por la melatonina. Dispondríamos así de un positivo y un negativo.
Para que exista un sueño, se requiere que previamente, y como en un vídeo, tengamos filmadas las imágenes que, aunque a veces desordenadas, van a formar parte del mismo. Los sueños sirven a veces de válvula de escape a nuestras tensiones, otras son una aviso disfrazado de situaciones de las que somos culpables y que tenemos que rectificar, y en otras, son avisos previos a situaciones que tenemos que atravesar y soluciones para superarlas. Como vemos, los sueños pasan por la pineal y normalmente escapan a nuestra consciencia, de forma que en la mayoría de los casos, llegan a ella en forma distorsionada o simbólica. En cualquier caso, forman parte de nuestra realidad.
Cambio de costumbres y la pineal
Con el descubrimiento de la luz artificial por Edison, se han revolucionado nuestras costumbres, de forma que han alterado nuestro sistema de vida, nuestra relación con el Cósmico y también nuestra salud. Actualmente disfrutamos, pero también padecemos, mayores períodos luminosos y sonoros en detrimento de la oscuridad y el silencio regenerativos. Hemos perdido una parte de nuestra armonía con el Cósmico, que pagamos con un menor desarrollo de nuestra pineal, con una ligera atrofia de la misma. Nuestras menores cantidades de segregación de melatonina, hacen que nuestros procesos regenerativos sean parcialmente insuficientes, al igual que el descanso de nuestra mente, que se torna obsesiva y posesiva. Nunca como en la actualidad han existido tantas depresiones, obsesiones e insomnios.
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GERALD ALBERTO PRIETO