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martes, 11 de octubre de 2011

LA ALIMENTACION, LOS ADITIVOS Y LOS TRANSGENICOS,LIBROS PDF PARA DESCARGAR.-





¿Qué son los transgénicos?

Los organismos manipulados genéticamente (OMG) también llamados “transgénicos” son organismos nuevos creados en laboratorio, cuyas características se han alterado mediante la inserción de genes de otras especies. Por ejemplo, se inserta el gen de resistencia al frío del salmón en papa para buscarle resistencia a heladas, o genes de bacterias en maíz para darle resistencia a ciertas plagas. Estas alteraciones no ocurren en la naturaleza, rompen las barreras naturales entre especies y traen muchos riesgos.

¿Qué área hay sembrada con cultivos transgénicos (CT)?

El cultivo de los transgénicos comenzó en 1995 con un tomate de larga duración pos-cosecha. En el año 2004, el área mundial sembrada con CT llegó a 81 millones de hectáreas, experimentando un aumento de 20% con respecto al año anterior. Es decir, que hubo 13,3 millones de hás más que el año 2003, abarcando 17 países, siendo los principales cultivos los siguientes:

- Soja: 61%
- Maíz: 23%
- Algodón: 11%
- Canola: 6%

Actualmente existen 14 mega-países-transgénicos que siembran sobre 81.000 hás de CT. De ellos, 8 tienen la mayor superficie sembrada: EE.UU. (59%), Argentina (20%), Canadá (6%), Brasil (6%), China (5%), Paraguay (2%), India (1%) y Sudáfrica (1%). Completan la lista México, España, Filipinas, Uruguay, Australia y Rumania. Con menos hectáreas sembradas se encuentran Alemania, Colombia y Honduras. (Fuente: Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas ISAAA).


Los países que siembran transgénicos son entonces muy pocos y Uruguay se encuentra dentro de los países con mayor superficie de cultivos transgénicos por habitante en el mundo.

A pesar de haber hambre en nuestro país, resulta contradictorio que nuestras tierras se utilicen para cultivos básicamente de exportación y no para producir alimentos para nuestra gente.

¿Qué características poseen estos CT?

Dos características predominan en los cultivos transgénicos comerciales actuales:

(i) tolerancia a herbicidas principalmente, al glifosato. 73% de los cultivos son de este tipo, llamados ¨Round-Up Ready¨ (RR) por su tolerancia al herbicida ¨Round-Up¨ de la compañía Monsanto.

(ii) la producción de toxinas plaguicidas (Bt). Estos cultivos plaguicidas cubren 18% del área sembrada con transgénicos.

Otro 8% del área total está sembrada con cultivos trasgénicos que tienen ambas características.

¿Quién produce los CT?

Cinco compañías transnacionales de la agro-biotecnología controlan el mercado: Dupont, Syngenta, Bayer, Dow y, en particular, Pharmacia de Monsanto que produce 91% de las semillas transgénicas sembradas en el mundo.


¿Por qué se producen los CT?

Se promueve el desarrollo de cultivos transgénicos con promesas de ayudar a resolver el problema del hambre y a lograr una agricultura libre de agrotóxicos. Pero la realidad es otra. Estudios demuestran que los trangénicos no rinden más que los cultivos naturales, pueden ser más contaminantes e introducen nuevos riesgos. El interés y razón de ser de cualquier compañía es obtener ganancias. Las corporaciones obtienen ingresos por las patentes sobre los transgénicos y a la vez ejercen un control sobre el sistema agro-alimentario mundial por controlar el insumo fundamental: las semillas.

¿Cuál es la situación en Uruguay?

En 1998 se Introduce la soja RR, primer cultivo transgénico. La sociedad civil no tuvo tiempo para discutir el tema, incluyendo a las gremiales de productores, Universidad, consumidores, ONGs. En la cosecha 2004-2005 este cultivo alcanzó casi las 300.000 hás.

En 1998, Shell produjo eucaliptos genéticamente manipulados y realizó ensayos a campo, plantando 600 metros cuadrados. ¿Qué paso con esos árboles?

En el 2003 se autoriza el maíz MON 810 y en dos años se siembran 19.000 hectáreas. En 2004 se autoriza el maíz Bt11 y en el primer año se sembraron 1.700 hectáreas.

En este momento están en estudio nuevas variedades de maíz transgénico, algunas resistentes a herbicidas altamente tóxicos. También existen intenciones de introducir otros cultivos tales como arroz, colza, girasol…..

Aparte de estos cultivos, actualmente se encuentra en evaluación una variedad transgénica de trébol blanco.

¿Como llegan los trasngénicos a nuestras mesas?

Tanto la soja como el maíz son básicamente producidos para ser exportados como alimento para animales, pero también la soja la estamos consumiendo en alimentos procesados, como galletas, budines, margarina, aceite, etc. y en la mal llamada carne y leche de soya, en tanto que consumimos el maíz en la polenta y el aceite.

¿Cuáles son sus riesgos?

El uso de transgénicos trae riesgos para la salud y para el ambiente, viola derechos ciudadanos, socava la soberanía alimentaria y consolida el control corporativo sobre el sistema agroalimentario mundial.

Las transnacionales inventaron CT resistentes a sus propios herbicidas. Como consecuencia, se aumenta el uso de herbicidas y, por ende, la contaminación del ambiente y de los alimentos.

Los CT “Bt” resistentes a ciertas plagas son plaguicidas: producen toxinas en todas partes de la planta, incluyendo las que se come. El uso externo y puntual del plaguicida se sustituye por su uso continuo dentro del cultivo, lo que podría significar una adaptación de las plagas que pronto desarrollarían resistencia y se regresaría al uso de plaguicidas cada vez más tóxicos.

La liberación al ambiente de un transgénico puede provocar una serie de impactos ecosistémicos. Por ejemplo, el polen del maíz transgénico (Bt) es tóxico para ciertos insectos benéficos y exudados de sus raíces son tóxicos para algunos micro-organismos del suelo. La presencia de toxinas Bt en los CT inhibe la descomposición de su materia orgánica. De esta manera se desencadena una serie de efectos en cascada que afectan el equilibrio ecológico.

Cuando los cultivos transgénicos polinizan los cultivos naturales, los contaminan genéticamente y crean semillas híbridas transgénicas. La contaminación genética de cultivos tradicionales es irreversible, imposible de controlar y significa que toda su descendencia, se convertirá en transgénicos y se perderá, para siempre, cultivos tradicionales, y la opción y el derecho a consumir alimentos naturales. En México, centro de origen y diversidad del maíz, la contaminación de variedades tradicionales de maíz con maíz Bt. constituye una pérdida irreversible de este patrimonio de la humanidad.

La contaminación de parientes silvestres, cultivos convencionales y tradicionales con genes de resistencia a herbicidas puede dar lugar a super-malezas imposibles de eliminar.

Todos los CT producen nuevas sustancias que puedan causar alergias y otras enfermedades. Los CT plaguicidas son modificados para producir toxinas que luego se consumen, pero no se ha demostrado su inocuidad a largo plazo.

Se está manipulando cultivos genéticamente, en particular, el maíz, para que produzcan fármacos (anticonceptivos, vacunas, hormonas, etc.) y productos de interés industrial (aceites) Existe el riesgo de que estos “farma-cultivos” contaminen genéticamente el maíz para el consumo, produciendo alimentos contaminados con fármacos y otras sustancias de uso industrial

Los virus, bacterias y su material genético constituyen las herramientas de la ingeniería genética por lo que se aumenta la probabilidad de la “transferencia horizontal” de sus genes a otros virus y bacterias y la creación de nuevas enfermedades.

Los CT “terminator” son manipulados para que no produzcan semillas viables obligando al agricultor a depender de las transnacionales. Los genes de esterilidad pueden contaminar y esterilizar los cultivos tradicionales y especies silvestres, conduciendo a su extinción.

Se han creado semillas transgénicas que, para desarrollarse, florecer, etc., requieren de insumos químicos fabricados por las mismas compañías de semillas. Con esta tecnología el agricultor y el país dependerán totalmente de las compañías de semillas, se consolidará el poder de las transnacionales sobre la alimentación y se socavará la soberanía alimentaria.


¿Qué dicen los científicos?

La Asociación Médica Británica, el Consejo Nacional de Investigación de los Estados Unidos y otras prestigiosas instituciones aconsejan prohibir el uso de transgénicos y sus productos y recomiendan se investigue sus impactos sobre la salud y el ambiente a largo plazo.

¿Cómo enfrentar la invasión de los trangénicos?

Defendiendo la soberanía alimentaria con la promoción y recuperación de prácticas y tecnologías tradicionales, que aseguren la conservación de la biodiversidad, la producción local y nacional.

Respetando la diversidad productiva y cultural.

Estableciendo leyes y regulaciones fuertes que garanticen la bioseguridad y los derechos a una agricultura y alimentación no-transgénica.

EN SALVAGUARDA DEL DERECHO A ALIMENTOS NATURALES, SANOS, NO-TRANSGÉNICOS PARA TODA LA POBLACIÓN, DEBEMOS EXIGIR AL GOBIERNO LA PROHIBICIÓN DE LIBERAR NUEVOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS Y LA RECONSIDERACIÓN DE LOS CULTIVOS YA AUTORIZADOS PARA REVERTIR LA SITUACIÓN ACTUAL, APUNTANDO A LA ELIMINACIÓN TOTAL DE LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS

¿Qué puedo hacer yo?

Exigir al Gobierno que prohíba la liberación al ambiente de nuevos cultivos transgénicos
Exigir el etiquetado obligatorio de los alimentos que contengan transgénicos para que se respete el derecho a saber y elegir.
Informar a los demás: copiar esta información y distribuirla a todos tus contactos y medios de comunicación
No consumir productos de soja: lecitina, aceite, ni la mal llamada carne y leche de soja
No consumir productos derivados de transgénicos
Apoyar la agricultura orgánica
Proteger, plantar e intercambiar semillas nativas

Manténgase informado
http://www.chasque.net/rapaluy/
Maldonado 1858
Tel: 413 2989
rapaluy@chasque.net
bioptimistas@riseup.net
Octubre 2005

POR UN MUNDO LIBRE DE TRANSGÉNICOS
Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina Uruguay

Guia%20roja%20verde%20alimentos.pdf

ADITIVOS%20EN%20LA%20ALIMENTACION%2CNumerosE.pdf

Aditivos%20QUIMICOS.pdf

ADITIVOS%20Y%20MAS-Schmidth04.pdf

aditivos.pdf

LOS%20ADITIVOS%20EN%20LA%20ALIMENTACION.pdf

TARIFA%2BDOSSIER%2BAYDO%2BCOMPLETA%2B-ESP-%2BPRECIO%2B2011-%2BSOLUC...

transgenicos.pdf

Transgenicos_y_Alimentacion__Nuestra_comida_contaminada.pdf

QUE%20SON%20LOS%20Transgenicos.pdf

impactos-sociales-y-econ-micos.pdf

CONTRA%20LOS%20TRANSGENICOS.pdf

AlimentosTransgenicos.pdf

ANIMALES%20TRANSGENICOS.pdf

TransgenicoPeru.pdf

HAMBURGUESAS CRUDIVEGANAS

OPTA PARA UNA COMIDA MAS SANA !

El origen y uso de aditivos alimentarios
e industriales

Los viejos hábitos alimenticios y el temor a "perderse algo" son barreras que impiden aún a la sociedad en general adoptar una ética dietética y elegir el camino de la salud a través del veganismo, pero incluso cuando nuestras convicciones nos permiten fácilmente rechazar las grasas saturadas, el colesterol y las demás sustancias nocivas animales, a veces identificar y eliminar los aditivos y colorantes de origen animal, suele ser mucho más complejo.

En la antigüedad los alimentos se conservaban con humo, sal, vinagre o especias. En la actualidad, la sociedad de consumo, junto con la colaboración interesada de las industrias químicas, nos incita a consumir cada vez más productos manufacturados que -aunque dejen mucho que desear en cuanto a valor nutritivo y características originales-, garantizan el aspecto, y facilitan la preparación, conservación, almacenamiento o el transporte de tales productos, enmascarando también la falta de algún ingrediente o su baja calidad: colorantes para dar incluso al producto un color mejor que el original, emulsionantes, estabilizantes y espesantes para mantener la textura, antioxidantes para evitar la oxidación o cambio de color, saborizantes, para mejorar el sabor de algo insípido y desagradabe, y conservantes con el fin de retrasar su descomposición.

Además de la relación de los aditivos con la industria alimentaria, su uso también está estrechamente relacionado con la proliferación de productos químicos: artículos de limpieza, cosméticos, medicamentos, textiles, pesticidas, y contaminantes de origen industrial, entre otros.

Para la ética vegana el hecho de testar los aditivos en animales es una razón de más para cuestionarlos y rechazarlos, lo cual además de no garantizar su inocuidad los hace aún menos fiables y más peligrosos.

Se entiende que los plaguicidas o pesticidas, no se consideran aditivos propiamente dichos sino sustancias contaminantes añadidas a la composición original de los alimentos de un modo accidental, cuya composición exacta se desconoce. Lo único que se puede decir es que los aditivos o aderezos de origen natural suelen ser más inocuos que los de síntesis.

Dejando aparte los aspectos relativos a la fiabilidad de estos ingredientes -de importancia vital para la salud-, la práctica del veganismo nos reta a descubrir qué productos de consumo contienen sustancias animales -la industria alimentaria emplea unos cuatro mil aditivos distintos-, cuyo origen puede ser cualquier parte del cuerpo o extracto de un animal, (carne, músculos, glándulas, pezuñas, pelo, etc.); productos obtenidos de insectos como la abeja, o de los huevos y partes grasas de la hembra del insecto Coccus cacti o cochinilla, de apariencia similar a la garrapata, que se mata en agua caliente para obtener el carmín de cochinilla o colorante alimentario (E-120) que se utiliza principalmente en charcutería, yogures de fresa y bebidas alcohólicas; los derivados de los huevos y la leche; de origen mineral o sintético, o de origen totalmente vegetal, los únicos éticamente aptos para el consumo humano.

Los productos provenientes de los animales a menudo se presentan bajo nombres que no reflejan la naturaleza real del producto, como "la jalea real", eufemismo que describe las secreciones glandulares de las abejas, igualmente, el origen de los "saborizantes naturales", o "colorantes autorizados", puede no ser otro que un insecto machacado, el mineral de una mina de carbón, o quizá una zanahoria. Hasta las pobres vacas han dejado de ser animales herbívoros, como corresponde a su naturaleza, al haber sido forzadas a consumir despojos de matadero mezclados con el pienso para abaratar los costes de producción de carne o leche.

Pero nadie se salva de las graves consecuencias derivadas de la modificación de la naturaleza de los alimentos: ni las vacas locas, que sufren la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) -por consumir harina de carne y de huesos infectada-, debido a la avaricia y la insensatez humana, ni quienes -habiendo perdido su sentido de la estética, o sentido común- ponen en peligro su salud y su vida siguiendo los interesados consejos de los "expertos" oficiales, arriesgándose a contraer la enfermedad de Kreutzfeldt-Jakob -el equivalente humano de la EEB que sufren las vacas-, u otras enfermedades nutricionales, alimentándose de productos contaminados procedentes de cadáveres de animales, que nunca debieron ser considerados aptos para el consumo humano.

El peligro de los aditivos o ingredientes usados en los productos de consumo radica en que a menudo se trata de sustancias extrañas al organismo no investigadas en seres humanos y, aunque la mayoría sean cancerígenas en altas dosis, se desconoce el efecto epidemiológico de varias juntas, habiéndose constatado solamente las siguientes reacciones: asma, alergias, hiperactividad en los niños, nauseas y vómitos, dolores de cabeza, erupciones cutáneas, hinchazones, visión borrosa, etc. Para tratar de reducir estos riesgos y contrarrestar los efectos cumulativos nocivos de los agentes cancerígenos en los productos de consumo y en el mismo aire que respiramos, aparte de la necesidad de fortalecer nuestro sistema inmunológico consumiendo más alimentos frescos naturales, debemos acostumbrarnos a comprobar los ingredientes de los productos que compramos y consultar una guía europea de aditivos (precedidos de la letra E), para conocer su origen -animal, mineral o vegetal- y su composición.

Los colorantes (de E100 a E199). De origen natural y artificial, utilizados en confitería, refrescos, pastelería, quesos, mantequilla, margarina, frutas envasadas, etc. Exceptuando los colorantes obtenidos de los insectos, como el E 120, su origen suele ser sintético: derivados minerales de la hulla o el petróleo, o natural, derivados de plantas: clorofilas, carotenoides, cúrcuma, etc. A pesar de las declaraciones de los fabricantes y distribuidores, el El0l, El0la, y el E153, pueden ser derivados de origen animal.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) considera que los colorantes son inadmisibles, engañosos e inútiles.

Los conservantes (de E200 a E299) evitan o retardan la fermentación, enmohecimiento o putrefacción del alimento causado por los microorganismos.

Los alimentos se han conservado tradicionalmente con el humo, encurtiéndolos o salándolos. Uno de los conservantes más utilizados es el dióxido de sulfuro, de origen mineral, que se añade a la cerveza, el vino, jugos de fruta, mermeladas y vegetales secos y enlatados. Entre otros conservantes se encuentran: el ácido benzóico, benzoatos, propionatos y sorbatos. Los alimentos también se conservan congelados, secos o pasterizados, aunque su calidad no es comparable con la de los productos frescos. A pesar de ser cancerígenos en dosis altas, el uso de nitratos y nitritos en la conservación de carnes y embutidos, se justifica para evitar la enfermedad mortal del botulismo. Los conservantes: E203, E213, E227, E270 y E282, pueden ser derivados de origen animal.

Los antioxidantes (E300-E321) evitan que los alimentos se oxiden y se pongan rancios. Las vitamina C y E son antioxidantes naturales, aunque se suelen emplear otros sintéticos y más baratos como el BHA (Butil-hidroxi-anisol) o E320, y el BHT (Butil-hidroxitoluol) o E321 (que producen problemas toxicológicos), la lecitina obtenida generalmente de la soja, los cacahuetes, el maíz o la clara de huevo, los galatos, el tocoferol (vitamina E). Son normalmente de origen mineral o vegetal, se añaden a los productos de la fruta, en forma de ácido ascórbico, a los aceites y grasas, las patatas fritas, las galletas, los cereales para el desayuno, las sopas preparadas, el vino y la cerveza.

Los emulsionantes, espesantes y estabilizantes (entre E322 y E499), se utilizan para dar consistencia a un producto que no la tiene, o para disimular la falta de un ingrediente básico como el aceite en la mahonesa, o permitir que los aceites se mezclen con el agua en las margarinas, cremas, salsas, dulces, pasteles y postres. Se obtienen de varios productos vegetales, animales y minerales: la judía del algarrobo, las algas, alginatos, pectinas, las lecitinas, los ácidos grasos derivados de las grasas, mayormente animales, y también sintéticos. Los siguientes pueden ser derivados de origen animal: E322, E325, E326, E327, E333, E341(a), E341 (b), E341 (c), E404, E422, E470, E471, E472 (a), E472 (b), E472 (c), E472 (d), E472 (e), E473, E474, E475, E476, E477, E481, E482, E483.

Los edulcorantes (E420, E421 y de E950 a E960). Sacarina, ciclamatos y sorbitol son los más frecuentes y sus efectos no se conocen perfectamente todavía, aunque no se consideran aptos para el consumo infantil.

Potenciadores de sabor (de E620 a E640). Aumentan los sabores del alimento -tradicionalmente se han usado: la sal, las especias, el azúcar y el vinagre -. El glutamato monosódico es el más conocido y se obtiene mediante un proceso de hidrólisis a partir de los cereales, la remolacha o las judías de soja. Se añaden a los productos industriales por ser insípidos y de peor calidad.

Según la OCU, los que van del E620 al E623, además de engañar al paladar, pueden ser tóxicos. Las sopas deshidratadas, los sazonadores para carne y pescado, los aperitivos salados, la charcutería o las croquetas congeladas, son los preparados que más glutamato contienen. Si se supera un gramo de glutamato diario puede sufrirse el llamado síndrome del restaurante chino, que provoca distintos problemas gastrointestinales, visión borrosa, dolores de cabeza, debilidad, diversas patologías, sudoración y enrojecimiento.

Además de los aditivos hay una gran cantidad de productos, vitaminas o derivados de animales que se añaden a los alimentos y productos de consumo que también debemos evitar, como los siguientes ejemplos:

1. La gelatina, obtenida de los huesos, cartílago y piel de vacas y cerdos, se encuentra en pastelería, dulces, yogures, cosméticos, en la envoltura de las vitaminas, película fotográfica, etc.

2. La glicerina animal -como el glicerol E422 derivado de la industria jabonera -, se encuentra en las pastas de dientes, jabones, cosméticos, lubricantes, etc. También se consigue del petróleo.

3. La vitamina A puede ser de aceite de hígado de pescado, yema de huevo, mantequilla, o del caroteno de las zanahorias; la vitamina B-12 se obtiene habitualmente de hígado animal, pero la sintética es vegetal, aunque viene en una cápsula de gelatina animal; la vitamina D se obtiene exponiéndose brevemente a la luz solar; la D2 (ergo-calciferol) es vegetal y se obtiene irradiando ergosterol, una provitamina de las plantas o la levadura, pero la D3 (chole-calciferol) se deriva del aceite de pescado o de la lanolina, la grasa que contiene la lana de las ovejas. Estas vitaminas se usan en las comidas preparadas y en suplementos alimenticios.Fuente:Ana .-Sincrodestino 2012