De la misma manera ocurre con muchos temas, nuestra actitud frente a los mismos dependerá de nuestro carácter, personalidad y a veces también, de la forma de enfrentar nuestros miedos. Me refiero en esta ocasión, a cómo será nuestra reacción a la hora de sentir un síntoma que pueda acarrearnos alguna enfermedad. Siguiendo la misma línea de pensamiento que me caracteriza diré que he puesto mi atención en el comportamiento de los animales en relación con este punto. Un perro, por ejemplo, en el caso de herirse una pata por algún traumatismo, sufrir vómitos por la ingestión de algún alimento, u otro tipo de padecimiento producto de enfermedad, accidente o cualquier otro motivo, sentirá su síntoma, separándose él del mismo, quizás por instinto. Sin involucrarse lo sufrirá en silencio (en la medida que la intensidad de los dolores se lo permitan) y a la espera de un alivio que generalmente llega de manera natural (cuando la evolucionada mano del hombre no llegue antes calmando sus síntomas con algún fármaco). Pero en realidad el animal sufrirá de esa manera debido a que no es consciente del malestar. Incluso existen reacciones en el mundo animal que nos inducen a pensar que cuando se trata de un síntoma que lejos de ser pasajero lo llevará a la muerte, el animal lo percibe con antelación. Un perro envenenado probablemente busque el sitio más característico de su amo o donde el mismo se encuentre en ese preciso momento, como su última morada donde se dejará caer y esperará. Salvo que se trate de los conocidos venenos para ratas, que atacan el sistema nervioso y que provocarán en el animal la desesperada intención de empezar a correr por todas partes hasta caer muerto. De todas maneras, en ningún caso se lo verá atemorizado por la proximidad de la muerte sino sólo reaccionando de forma diferente según sus síntomas y estímulos. Se podrá notar también, en casi todos los casos, un decaimiento creciente debido al malestar que padece. De la misma manera, en la selva, un león emprenderá su retiro voluntario y aislamiento de la manada, luego de haber sido herido mortalmente en un ataque conjunto llevado a cabo con sus compañeros de caza.
Recuperando el tema entre los humanos, por un lado, existen específicas recomendaciones, en especial de la medicina preventiva, que prevendrán al potencial paciente sobre qué circunstancias y bajo qué condiciones sus diferentes síntomas puedan revestir una advertencia por la que lo aconsejable será visitar al médico. Por otro lado, existen diferentes tipos de individuos, los que de acuerdo a su carácter, personalidad y experiencias vividas se ajustarán en mayor o menor medida a dichas recomendaciones médicas.
Existen personas, cuyo temor al padecimiento de enfermedades terminales o graves los incitará a intentar mudarse al consultorio médico. Son los comúnmente llamados pacientes hipocondríacos. Es de hacer notar que el aspecto psicológico en la sintomatología de estas personas ejerce una influencia tal que ellos sienten verdaderos síntomas. El problema consiste en que la revisación médica, análisis de laboratorio y controles nunca arrojan resultados de patología alguna. Por este motivo es que se dice de estos que son pacientes que se sienten enfermos pero que están sanos. No hay que subestimar sus dolencias pues el sufrimiento de estas personas es legítimo. A veces simples placebos logran hacer maravillas en el mejoramiento de su salud. La autosugestión, o de no ser posible ésta, la simple sugestión inducida por terceras personas resulta en la mayor parte de los casos el medicamento más eficiente. Por otro lado, debemos entender que el hecho de ser hipocondríacos no los inmuniza respecto de la posible aparición de verdaderas patologías. Será necesario moverse con precaución a la hora de diagnosticarlos y que no suceda como en el cuento titulado: "Pedro y el lobo", con la diferencia útil de remarcar basada en que Pedro era un pastor "mentiroso" y los hipocondríacos no lo son. Cada vez que aparece un síntoma en este tipo de enfermos se hace necesario corroborar si se trata de uno nuevo, de diferentes características o pertenece a la lista de síntomas de su hipocondría. Hay incluso casos en los que el síntoma de pronto un día puede convertirse en expresión de una patología, aunque no es lo común.
En el otro extremo, existen personas cuyo temor al padecimiento de enfermedades y la posibilidad de que ello pueda revestir una situación grave en su salud los aleja irresponsablemente de la visita al médico, controles, análisis y toda actitud que lleve implícita el averiguar a conciencia cuál es su estado de salud y cómo mantenerla.
Entre ambos extremos encontraremos toda la gama de situaciones a las que cada uno de nosotros se adaptará según sus experiencias, las características de su personalidad, la capacidad de ser o no responsables de nuestra propia salud ante nosotros mismos y la posibilidad que mostremos de enfrentar nuestros propios miedos