Siguen la dieta más antigua del mundo a base de frutas, verduras y hortalizas crudas. Consideran que el fuego arrebata a los alimentos frescos sus propiedades nutricionales
Ana Moreno te enseña a elaborar unos deliciosos makis de aguacate, lechuga, zanahoria, pimiento rojo y germinadosLa Fuente del Gato podría ser un hotel rural más de los que tanto abundan ahora en el interior de nuestro país, si no fuera por una peculiaridad: en este no está permitido degustar un chuletón y el minibar de la habitación no guarda refrescos azucarados y chocolatinas. En su lugar, puedes beberte una cola o cerveza ecológica y comer barritas de sésamo.
Ana Moreno, la dueña de este establecimiento en Olmeda de las Fuentes (Madrid), tampoco tiene nada de común. Es naturópata, nutricionista y crudivegana. ¿Crudi qué?, se preguntarán muchos. Sigue la dieta más antigua del mundo. Se alimenta a base de frutas, verduras y hortalizas crudas o calentadas como máximo a 41,5ºC. ¿Una locura? O quizá no tanto. Los seguidores de esta filosofía, que en los últimos cinco años ha experimentado un «boom», consideran que, a partir de esa temperatura, el fuego arrebata a los alimentos frescos sus propiedades. «Es la forma lógica de alimentarse. Se recibe un mayor aporte de vitaminas, minerales, oligoelementos y enzimas», explica.
Ana, que también presenta el programa de recetas «100% vegetal» en Canal Cocina, come crudo prácticamente siempre (80% en verano y 60% en invierno), pero si un día le apetece tomar algo cocinado no se corta. Por ejemplo, cada Nochebuena se permite el lujo de disfrutar unos huevos fritos con patatas. Y también utiliza miel, un alimento que los veganos rechazan. «Hay que vivir en armonía con la alimentación, no hay que ser esclavo de nada ni forzar», defiende.
Vivir sin carne ni pescado
La transformación de esta empresaria, naturópata y nutricionista no fue de la noche a la mañana. Desde niña tuvo tendencia al vegetarianismo, hasta que hace unos años se topó con la dieta crudivegana, la probó y se empezó a sentir «tan bien» que no ha tenido la tentación de volver a los cocinados. «Comer crudo es rico, te sacia antes y físicamente te conservas mejor», asegura.
Le preguntamos cómo se puede llevar una alimentación sana y equilibrada cuando se prescinde de la carne, el pescado o la leche. «Las propiedades de esos alimentos se pueden encontrar en vegetales, frutas, germinados y frutos secos. Por ejemplo, en la misma cantidad, hay una mayor proporción de calcio en el alga nori o en el sésamo que en la leche», explica Ana.
La doctora Pilar Gómez Enterria, coordinadora del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, confirma que sí que es posible llevar una dieta sana sin incluir carne ni pescado, «siempre y cuando, se tengan los suficientes conocimientos para saber incluir la cantidad necesaria, y en la proporción adecuada, de los distintos alimentos del reino vegetal».
Es decir, que no vale pasarse el día comiendo zanahoria como Bugs Bunny. Pero la doctora Gómez advierte de que, si no se incluye ningún alimento de origen animal, estas dietas son, por definición, «deficitarias en vitamina B12, por lo que hay que vigilar los niveles en sangre y suelen necesitar suplementos».
Además, como los alimentos no se cocinan, es importante tener «mucha precaución con la higiene» para eliminar posibles contaminaciones por microorganismos. «Los productos tienen que estar muy frescos y deben lavarse cuidadosamente antes de ingerirlos», alerta la doctora Gómez.
Comer crudivegano en Madrid
Aunque a priori pueda parecer una alimentación aburrida, Ana nos demostró que se pueden elaborar recetas sabrosas y creativas utilizando solo vegetales crudos. En el vídeo que acompaña a esta noticia podéis ver cómo preparar unos riquísimos «makis» de lechuga, aguacate, germinados, zanahoria y pimiento.
No es la única que ha apostado por la gastronomía crudivegana personal y profesionalmente. En pleno centro de Madrid, en el barrio de Malasaña, encontramos Crucina, el primer restaurante de nuestro país que ofrece una carta completamente crudivegana. En su página web explican cómo, al no sobrecalentar la comida, «se mantienen vivas las enzimas, que proporcionan al cuerpo las sustancias que necesita para reparar el daño celular y crear miles de millones de células sanas todos los días».
Y después de leer esto ¿cuántos se han planteado renunciar al chuletón? Quizá la Navidad no es la mejor época del año para convencer a nadie de que cambie el cordero por las algas, pero ya llegará el tiempo de desintoxicar el cuerpo de tanto exceso y nos acordaremos de ellas...