Desde los comienzos venimos informando y denunciando acerca de las tropelías que la mafia farmaco-psiquiátrica está cometiendo contra la infancia, destrozando sus vidas con drogas psiquiátricas desde muy temprana edad. De nuevo el patrón de funcionamiento científico-médico-mafioso es similar al aplicado con otros fraudes similares como el sida. Se resume en los siguientes pasos:
- Primero se inventa de la nada una excusa que permita diagnosticar una enfermedad psiquiátrica a un niño a partir de ciertos comportamientos nerviosos, quizás molestos para los adultos, pero que son naturalmente infantiles como es el hecho de que el niño no pare quieto. De esta manera, en muchas ocasiones con la inestimable connivencia del corrompido sistema educativo actual, se sacan de la manga diagnósticos masivos de supuestas enfermedades infantiles como el TDAH y el TRASTORNO BIPOLAR con lo cual ya se tiene una excusa para suministrar la dañina medicación.
- Segundo, el médico-robot perfectamente adoctrinado, aplica lo que le dice su manual suministrando venenos químicos a los niños desde incluso los 2 años de edad para destrozar sus vidas administrando un nocivo cóctel químico, parcheando los dañinos efectos de cada medicamento psiquiátrico con otro adicional, creando un brebaje químico-venenoso-explosivo que convierten a nuestros inocentes niños en adictos y zombis humanos a consecuencia del envenenamiento químico.
Si vd. aprecia la vida y la salud de sus hijos, tenga en cuenta que su mayor enemigo es la ignorancia, infórmese ampliamente antes de confiar ciegamente en la mafiosa industria farmaco-médica condenada judicialmente ya en múltiples ocasiones por crímenes de lesa humanidad.
DESPERTARES
Los diagnósticos de déficit de atención con hiperactividad y trastorno bipolar han aumentado alarmantemente. Según este reportaje, ni los diagnósticos fueron correctos en su mayoría, ni existían ensayos clínicos en niños de los fármacos administrados. Así se conocía, por primera vez, el impresionante crecimiento de la cifra de niños, que recibían medicamentos reguladores de trastornos del comportamiento. Los datos alarmaron a las primeras voces críticas, quienes denunciaron que se estaba jugando a la ruleta rusa con los niños estadounidenses.
Con nueve años, a Jacob le diagnosticaron un trastorno del estado de ánimo. Los médicos le trataron con estimulantes, antidepresivos y antipsicóticos. Un año después, el niño tomaba diez fármacos diferentes. Como Jacob, un millón de niños fueron diagnosticados de déficit de atención con hiperactividad y de trastorno bipolar. Hoy existen muchas dudas sobre la corrección de los diagnósticos y demasiada controversia sobre los medicamentos administrados.
“El niño medicado” muestra la fatal realidad de un millón de familias, que confiaron la salud mental de sus hijos a unos profesionales y no les ofrecieron otra salida terapéutica, más que las medicinas. Fármacos de adultos, administrados a la ligera a niños, sin haber pasado con anterioridad por los correspondientes ensayos clínicos infantiles.
Fuente: chemtrailsevilla