Quizás no lo sepas, pero en estos momentos más de 20.000 mineros, en su mayoría niños, se encuentran trabajando en el congo bajo un hostigante sistema represivo y en condiciones de esclavitud, para
obtener un mineral del que tal vez, aún no has oído hablar. Se trata del Coltan, pieza clave para la producción de celulares y otros sistemas tecnológicos que sólo se encuentra en condiciones explotables en cuatro países del mundo: El Congo, que representa el 80% de las reservas mundiales, y Australia, Tailandia y Brasil, el representa el 20% restante.
En ese país africano, ignorado por el primer mundo y sometido a constantes dictaduras, niños y jóvenes deterioran su salud para obtener un mineral por el que recibirán menos de diez dólares el kilo, y que una vez en Europa, su valor ascenderá a cerca de 500 dólares el kilo.
El control del negocio en el congo está en manos de un monopolio político y militar que controla los yacimientos e incentiva la compra y producción de armamento bélico.
Este genocidio, oculto aún para gran parte de las personas, se ha mantenido en silencio producto de las grandes campañas de consumo que mantienen las corporaciones de la telefonía, quienes pocas veces hacen referencia a las formas en que sus productos son fabricados.
Es por ello, tal vez, que no sintamos culpa cuando adquirimos o renovamos nuestros equipos celulares.
Junto a este problema social asociado a la fabricación de los celulares, nace otro problema, esta vez relacionado a la obsolencia del equipo y sus impactos en la naturaleza.
Actualmente existen más de 16 millones de celulares en nuestro país, lo que significa que existe prácticamente 1 celular por cada habitante. En Latinoamérica, chile es el que tiene el mayor nivel de penetración per cápita, que alcanza a un 90% de la población. En el mundo entero, el número de celulares ya está llegando a los cinco mil millones de unidades, lo que dentro de la actual lógica de consumo, representa todo un éxito para las grandes empresas del rubro.
Sin embargo, para la salud del planeta y la de los seres que en ella coexisten, esta situación representa un insulto ecológico por cuanto muchos de los materiales usados para la elaboración de estos aparatos son altamente contaminantes.
Se estima, que cada celular utiliza entre 500 y mil componentes distintos, entre los que se cuentan, aparte del coltan, plata, cadmio, litio, mercurio, plomo, vidrio, plástico, níquel e incluso oro, siendo muchos de estos capaces de producir problemas cerebrales e inmunológicos, alterar las funciones del sistema nervioso y producir cáncer, al ser desechados de manera irrsponsable.
Si pensamos que en promedio una persona recambia su equipo de teléfono cada tres años, veremos que el impacto ambiental es grave, más aún si reconocemos que el reciclaje aún no es parte de nuestro lenguaje cotidiano.
Se estima que sólo un 3% de los celulares en el mundo son reciclados posterior a su uso. Razón por la cual varias compañías han lanzado campañas para incentivar esta práctica, abriendo puntos de acopio y recolección en lugares establecidos que luego serán enviados a Estados Unidos para su tratamiento. Quizás desconocemos que un 90% de los componentes de un teléfono móvil son reutilizables, como el oro, la plata, el cobre y el plástico.
Un dato que ilustra la importancia de este proceso, es que con una tonelada de celulares reciclados, se pueden recuperar 300 gramos de oro, lo mismo que se obtendrían en 110 toneladas de material en una mina.
Pero la pregunta que aquí surge es si las empresas están actuando por real conciencia ecológica, o porque al igual que muchas otras veces, este conflicto, les presenta una forma más de incrementar las ganancias… La respuesta quizás está a la vista, pero sin duda, es preferible optar por el mal menor, y valorar esta actitud del sector privado.
Pero, qué podemos hacer nosotros para reducir los impactos sociales y ambientales asociados al uso del celular, sin dejar de prescindir de los beneficios de este tipo de tecnologías para la comunicación .
1.- Tener presente que el consumidor tiene el poder de modificar las conductas de las empresas. Prefiere celulares “ecológicos”, lanzados al mercado recientemente, que tienen bajo consumo de energía, y han sido elaborados con materiales reciclados.
2.- Deposita en los acopios de reciclaje tus celulares antiguos, ubicados generalmente en las oficinas de las compañías telefónicas.
3.- Usa tu celular por el máximo tiempo que puedas, y evita dejarte engañar por la necesidad de actualizar tu celular cada dos o tres años.
4.- Recuerda que tu celular, al igual que muchas otra cosas, fue hecho a costa del sufrimiento de múltiples seres humanos y del medio ambiente. Intenta, en lo posible, de plantearte cuáles son tus reales necesidades, y así considera consumir solo lo estrictamente necesario.