La idealización de una delgadez extrema ha generado en el imaginario colectivo la supremacía de un ideal del individuo flaco y esbelto, aunque la salud no sea tenida en cuenta. En el otro polo se ubica la obesidad, y en este sentido hay algunas variables a tener en cuenta con el fin de promover la salud física y mental.
Es cierto, que los tiempos que corren proponen un cuerpo absurdo y poco saludable. El marketing de la delgadez extrema sólo genera trastornos físicos y psicológicos en hombres y mujeres, no sólo de las nuevas generaciones sino en todas las edades y clases sociales. Lograr un equilibrio, tener un peso e Índice de Masa Corporal (IMC) óptimo es el ideal posible.
Muchas veces, en un mundo de imágenes distorsionadas en lo corporal, naturalizamos conductas erróneas en lo alimentario. En este sentido, a nivel social e institucional, especialmente en lo que concierne a la salud pública, se olvida que la obesidad es una enfermedad. Lejos de la intención de tener sobrepeso, quien padece esta patología se siente desbordado por su propia conducta.
La Organización Mundial de la Salud, define a la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El indicador para medir la relación saludable entre peso y talla es índice de masa corporal (IMC) y utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. En la actualidad prácticamente el planeta en su totalidad se encuentra signado por el sobrepeso, siendo el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo.
La OMS confirma que cada año fallecen por lo menos 2,8 millones de personas adultas como consecuencia de esta enfermedad que genera diversas patologías: el 44% tiene diabetes, el 23% cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% se ha enfermado de distintos cánceres son atribuibles al sobrepeso.
Además la OMS realizó una investigación sobre el tema y entre otros resultados, ha comprobado que en todo el mundo unos 1500 millones de adultos de 20 y más años tienen sobrepeso y a partir de esta cifra, más de 200 millones de hombres y cerca de 300 millones de mujeres eran obesos. En este marco, más de una de cada 10 personas de la población adulta mundial padece de obesidad.
Los niños, representan uno de los grupos etáreos más afectados, en 2010 según informa la OMS , alrededor de 43 millones de chicos menores de cinco años de edad tenían sobrepeso. Otro dato que revela la investigación es que si bien la obesidad tiempo atrás era considerada un problema propio de los países de ingresos altos, actualmente esta enfermedad está aumentando en las regiones de ingresos bajos y medianos, en particular en los entornos urbanos. Así, en los países en desarrollo están viviendo cerca de 35 millones de niños con sobrepeso, mientras que en los países desarrollados esa cifra es de 8 millones.
La obesidad se ha convertido en una epidemia a nivel mundial. Es llamativo en este contexto que todavía existan países en los cuáles el sobrepeso no sea considerado una enfermedad ¿Qué implica esta ausencia? Significa que la persona que necesita un tratamiento sólo puede acceder de manera privada, y quienes no cuenten con los recursos no tienen dónde asistir, el estado los excluye del sistema de salud público.
Argentina. Méjico y Colombia recién en el 2008 consideraron a la obesidad como una enfermedad, y muchos países de Latinoamérica todavía no lo han hecho. La obesidad puede tratarse y por sobre todas las cosas prevenirse, la estadísticas en lugar de alarmar deben ser un disparador para una salud pública que promueva conductas alimenticias saludables y ayude a quien ya padece la enfermedad.
Por Eugenia Plano | www.vidapositiva.com