Publicado: 19 ene 2012 | 15:18 MSK
Última actualización: 19 ene 2012 | 18:31 MSK
Una agencia estadounidense pidió a científicos neerlandeses que quiten una parte de un artículo escrito para la revista Nature que se refería a uno de los virus más peligrosos del mundo. Aunque aceptaron la solicitud, los investigadores se preguntaron: ¿por qué interviene Estados Unidos?
Los científicos preparaban un escrito sobre la creación de un virus, que se transmite por aire y tiene una tasa de mortalidad en humanos del 50%. En ese momento el Consejo Asesor Nacional Científico de Bioseguridad (NSABB, por sus siglas en inglés) de EE. UU. les pidió que eliminen varias partes del documento.
Ron Fouchier, principal autor, inicialmente quería publicar todo el contenido, con el fin de contribuir para que otros científicos del mundo puedan crear una vacuna; tanto para este tipo de virus, como para sus posibles modificaciones.
La agencia estadounidense, sin embargo, persuadió a Fouchier y sus colegas de que la información sobre el proceso de elaboración del virus podía caer en manos no deseadas y ser utilizada para crear armas biológicas.
Los científicos aceptaron quitar las partes indicadas del artículo, pero escribieron en la revista Nature: "No cuestionamos las recomendaciones sin precedentes del NSABB. Cuestionamos si es apropiado tener un país que domine una discusión que tiene impacto sobre los científicos y autoridades de salud pública de todo el mundo".
Ellos propusieron otra variante: los problemas de esta índole deben ser revisados por un grupo internacional de expertos.
Un pedido que divide aguas
El artículo recibió decenas de respuestas de la comunidad científica. Por ejemplo, Kwok Yong Yuen, de Hong Kong, apoyó la decisión del NSABB, pero dijo que la información debe ser difundida a los investigadores en los laboratorios de la red de la Organización Mundial de Salud (OMS). Para prevenir el acceso de personas no deseadas, propuso dárselo solo a aquellos que firmen un acuerdo de confidencialidad.
A su vez, un grupo de expertos de las universidades de Arizona y Rutgers se inclinó a favor de endurecer las disposiciones de seguridad en los centros de investigaciones de este tipo y hasta propuso suspender las investigaciones sobre elaboración de nuevos, enfocándose en los que ya azotan el mundo.
Pero el apoyo a los neerlandeses llegó desde el mismo país. John Steinbruner, director del Centro para los Estudios Internacionales de Seguridad de la Universidad de Maryland, apoyó a sus colegas de los Países Bajos. Según él, la potestad regular el ámbito científico no debe ser de EE. UU., sino de la OMS, que ya se ocupa del control de las investigaciones sobre varios tipos de virus.
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