Nuestro amado Padre Madre espiritual irradia un rayo específico como ayuda para la evolución humana durante un periodo de aproximadamente 2.000 años.
En los primeros tiempos de la humanidad y durante casi 2.000 años fue dirigido el rayo azul sobre el mundo. Este es uno de los motivos por el cual se lo denomina el primer rayo de manifestación divina.
A través de la poderosa voluntad de Dios en el rayo azul, germinaron las primeras simientes humanas. Hasta el día de hoy sigue descendiendo este poderoso rayo aunque no con tanta fluidez, a través de la voluntad de los hijos del altísimo; haciendo uso de su libre albedrío, el hombre puede optar en estos tiempos, por invocar este rayo para el crecimiento personal o para ayudar a toda la humanidad.
Durante el día domingo se incrementa la irradiación del rayo azul.
Nuestro logos solar proyecta el rayo de vida primordial hasta nuestro logos planetario . Este dirige el rayo azul hasta el arcángel Miguel quejunto al dulce maestro Jesús proyectan este poderoso rayo al plano físico terrenal.
El rayo azul es la propia voluntad del Padre manifestándose autosostenidamente en forma siempre constante. Es uno de los rayos de mayor frecuencia de vibración. Esto hace que cuando es dirigido hacia cualquier situación, esta tienda indefectiblemente a polarizarse en su aspecto positivo y verdadero.
Cuando se proyecta la voluntad divina, el ser se eleva a lo espiritual. La irradiación de este rayo confiere buena voluntad y aporta, a quien lo recibe la capacidad de gobernar su vida en forma inteligente.
Los que están bajo el predominio de este primer rayo son intuitivos e independientes.
Dice el manú (señor) de nuestra raza: “El gobierno y dominio de sí mismo es la felicidad. El dejarse dominar por los propios instintos o la voluntad de otros es desdicha.”
Quienes pertenecen al rayo azul no esperan que las circunstancias y sucesos los impulsen a la acción, sino que toman la vida material como un hermoso lograr donde realizar metas. Son altamente intuitivos, puesto que deliberadamente emplean sus facultades psíquicas y emotivas para llevar sus ideas a la acción.
La nota predominante en el hombre del primer rayo es el dominio de sí mismo, poseen un vigoroso sentimiento del yo, denotando una firmeza de voluntad que trasciende toda circunstancia. Este conocimiento intuitivo de su propia divinidad, mueve a decir “quiero”, aunque no sepan qué hacer para obtener y realizar su voluntad, porque tienen la infalible intuición de que su “YO SOY” será el absoluto poder que concretará su deseo.
La característica de la voluntad es el llegar a un fin por todos los medios posibles, es decir, mantener en acción la mente hasta encontrar el sendero a la meta.