En un trabajo de cuestionable ética científica, investigador holandés crea en su laboratorio un letal y resistente súper-virus de influenza que podría matar a millones de personas, una cepa genéticamente modificada del H5N1.
Recientemente el mundo ha enfrentados dos o tres amenazas epidémicas causadas por diferentes virus de influenza: el de la aviar, la porcina, el H1N1. Hace algunos años también hubo alarma por el SARS venido de Asia. Estas crisis han sumido a la población y los gobiernos nacionales en una situación de pánico no siempre justificada que, sin embargo, tiene efectos reales en el comportamiento social.
Esta vez el peligro anunciado proviene de los Países Bajos, donde el investigador Ron Fouchier, del Centro Médico Rotterdam de la Universidad Erasmus, ha desarrollado un virus de influenza que sería más letal que todos los conocidos hasta ahora y se dice que incluso más que el ántrax (quizá, en el imaginario colectivo, el químico más mortífero de cuantos pudieran utilizarse para dañar a la humanidad).
Fouchier presentó su trabajo en una conferencia sobre la influenza que tuvo lugar en Malta en el mes de septiembre pasado. Desde entonces sus colegas y otros interesados en el tema de la ética en la ciencia se han preguntado si los resultados de esta investigación deberían hacerse públicos (otros van más a fondo y cuestionan por qué, en un principio, Fouchier desarrolló el virus).
Fouchier y su equipo experimentaban con hurones la resistencia y las mutaciones del virus de la influenza y, después de transmitir el virus de hurón en hurón hasta conseguir 10 generaciones del mismo, descubrieron que este había mutado lo suficiente para transmitirse por vía aérea, con lo cual bastaba con que un animal se encontrara cerca de otro infectado para que el primero cayera enfermo.
Un estudio genético posterior mostró que el virus presenta las cinco mutaciones que ya ocurren naturalmente pero, en este caso, juntas y no separadas como se había visto antes. Además, esta cepa de Fouchier es tan contagiosa como el virus de la influenza estacional y mucho más letal.
Ahora la comunidad científica debate, como ya dijimos, entre publicar o no este estudio, ofreciendo la posibilidad de que otros repliquen los resultados (con intenciones bioterroristas, alertan algunos) o que se preparen las vacunas necesarias para enfrentarlos.
Sea como fuere, vale la pena tomar este anuncio con cautela, recordando que las enfermedades y especialmente las epidemias, son escenarios inmejorables para que el poder ensaye e implemente nuevas estrategias de vigilancia y control.
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