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viernes, 19 de agosto de 2011

Sé dueño de tu ruta vertebral

.

Ser dueño de la propia ruta vertebral cumple diferentes funciones.

Primero, despeja energías extrañas de la zona de la columna

así como energías propias bloqueadas. Ello permite que tu ser habite

esa parte del cuerpo más ple­namente. Igualmente importante,

abre el camino para que la energía cósmica y la fuerza vital fluyan

libremente en y a través de las rutas centrales del cuerpo, que a su

vez hacen girar los chakras. Ello facilita el despejamiento y la apertura

de los chakras.

Otro de los efectos de esta técnica es equilibrar el flujo ascendente

y descendente. Si eres una persona etéricamente saludable, la energía

cósmica y la fuerza vital están constantemente fluyendo a través de

la coronilla en forma de rayo de luz coloreada. Cada uno tiene un rayo

de un color determinado que «hace fluir» durante toda la vida.

Este rayo está condicionado por el objetivo que pretenda alcanzar

tu alma a través de la encarnación y por las lecciones concretas

que quiera aprender. (The Seven Rays Made Visual de Helen Burmeister

es un libro excelente sobre este tema.)

A medida que la energía del rayo penetra tu aura y alcanza el

chakra exterior sobre la coronilla, gira alrededor de una serie de anillos

y entra en afinidad con tus necesidades actuales.

Entonces entra en el séptimo chakra o de la coronilla, llegando a una

estructura en forma de prisma situada en el interior de la parte

superior de la cabeza. Allí se refracta descomponiéndose en

otros colores que se en­vían en sentido descendente hasta el

punto central del sexto chakra o tercer ojo. Parte de la energía

vuelve a gi­rar, esta vez hacia el interior del sexto chakra, mientras

que el resto desciende a través de la ruta vertebral entre los chakras,

llegando hasta el área de la garganta. La energía continúa girando

en los chakras, descendiendo por la columna hasta la raíz o primer chakra.

La luz descendente es transducida en el corazón o cuarto chakra

en una energía, más en sintonía con el plano físico, que tiene cierta

cualidad ígnea.

En el primer chakra esta luz ígnea asciende en forma de remolino

por la ruta vertebral, haciendo girar a su paso cada uno de los chakras.

En el chakra del corazón se vuelve a transducir en luz cósmica

para luego continuar ascendiendo hasta que alcanza de nuevo la

coronilla, donde se vierte sobre el aura.

El movimiento descendente

de energía en forma de rayos llena la parte subconsciente

de cada chakra situada en la parte posterior del cuerpo.

El flujo ascendente gira y se desborda penetrando en la

por­ción consciente de cada chakra situada en la parte

frontal del cuerpo.

Todo el proceso funciona de forma continua, día y noche.

Si cualquiera de los chakras se parase completa­mente

y fuera incapaz de mantener el flujo de los rayos,

el cuerpo moriría en unos tres días.

De ahí la importancia de mantener despejada la ruta vertebral.

La ruta vertebral es una de las zonas del cuerpo más susceptibles

a la posesión por parte de entes y al control psíquico procedente

de otras personas.

La sanación o prevención de este problema son otros beneficios de la

técnica que expondré a continuación.
Para poder equilibrar el flujo de energía cósmica del cuerpo se toma

energía terrestre a través de las plantas de los pies. Tienes un pequeño

chakra situado en el centro de la planta de cada pie.

Estos chakras están para que te conectes con el planeta y el planeta

contigo gracias a un proceso de intercambio continuo similar al que

se da entre el chakra de la coronilla y la energía cósmica.

En muchas personas, los chakras de los pies perma­necen inactivos

a todos los efectos.

La Tierra ha venido asimilando una gran cantidad de dolor a través

del genocidio de las civilizaciones indígenas en todo el mundo,

la absorción de las emociones reprimidas por la población humana,

la casi inexistencia de celebraciones conscientes y ritos de gratitud hacia

la Tierra y sus dones, por no mencionar el abuso indisimulado

del propio planeta; debido a esto, la mayoría de sus habitantes

se encuentra aislada de esta fuente vital de alimento,

conexión y fuerza de vida.

Es más, la mayoría de las personas iniciadas en la espiritualidad que he

conocido y con quienes he trabajado conscientemente,

operan fundamentalmente a partir del chakra del corazón hacia arriba.

El resto de los chakras les siguen funcionando básicamente en piloto

automático, con poca o ninguna comunicación con la Tierra.

A medida que te abres para recibir de nuevo la energía de la

Tierra es importante ser muy específico y claro en el intento.

Muchos tienen chakras activos en los pies pero ab­sorben energías

oscuras acumuladas en el planeta en lugar de conectar con el ser planetario de forma saludable y enriquecedora para ambos.

Si eres una de esas personas, será muy importante seguir el proceso

para tomar energía de la Tierra.

Tendrás que comunicar con la Tierra como el ser consciente que es.

Dándole las gracias y pidiendo exactamente lo que quieres de ella.

Tu salud y tu camino evolutivo son inseparables de los suyos.

Abrirse a la Tierra es más una invocación a Gaia, la Tierra en tanto

que Ser Sagrado, que una técnica para obtener energía.

Por ello, cuando se incluya operar con la energía de la Tierra

en el siguiente proceso, se dará a modo de liturgia, sugiriéndose

oraciones de gratitud para acompañar la técnica.

Ver ilustraciones 3a y 3b

Sigue los siguientes pasos para mantener la ruta vertebral despejada

y los chakras girando mediante el flujo de luz y energía cósmicas y terrestres.

1. Conéctate a la tierra
2. Retrae el aura a 60 ó 90 cm en todas las direccio­nes del cuerpo,

sobre la cabeza, bajo los pies, a ambos lados del cuerpo, delante y

detrás en la forma ovoide que ya conoces.

3. Comprueba los colores que tiñen el límite del aura y renuévalos

si es necesario.

4. Visualiza un sol dorado a unos cincuenta cm por encima de la cabeza.

Míralo cómo brilla radiante.

5. Dirige un rayo o corriente de luz solar hacia el cha­kra de la coronilla,

situado en el centro de la parte superior de la cabeza.

Primero una corriente muy pequeña como un hilo.

Así descenderá fácilmente por el canal sin atascarse en caso de que

éste estuviera bloqueado.

6. Lleva la pequeña corriente de luz solar al interior de la cabeza

mediante la respiración, la visualización y la intención.

Dirígela hacia la parte posterior de la columna justo debajo

de la protuberancia occipital en la base del cráneo. Ve despacio.

7. Continúa dirigiendo el flujo de luz dorada todavía descendiendo

lentamente por la parte posterior de la columna hasta

el primer chakra situado en su base.

8. Permite que un 10 % de la energía descienda por el cordón de conexión

llevándose cualquier energía blo­queada. Como un desatascador cósmico.

9. Dirige lentamente el 90% restante de la luz solar dorada en sentido

ascendente por la parte delantera de la columna.

10. Cuando la luz alcance el chakra de la garganta

(ver ilustración de la página 133) situado en el centro de la misma,

divídelo en tres partes iguales, luego haz que dos partes desciendan

por los brazos y salgan por las palmas de las manos y que la tercera

parte ascienda saliendo a través del chakra de la coronilla.

Habrá un continuo mo­vimiento de entrada y salida de luz dorada

por el área de la coronilla con el ir y venir de la corriente.

11. Cuando sientas la energía salir suavemente por la

palma de las manos y por la coronilla,

continúa visua­lizando la corriente descendente por detrás

y la corriente ascendente por delante de la columna.

Cada vez que repitas la visualización sigue el movimiento de la energía

con tu conciencia hasta que salga por las manos y la coronilla.

Repítelo varias veces hasta que se convierta en algo fácil y natural.

12. Ahora, imagina un dial con las etiquetas «manual» y «automático»

superpuestas en el Sol. Mueve el dial a automático y

deja tu mente calma y serena.

13. Al mismo tiempo que mantienes el flujo de energía cósmica

en automático lleva tu conciencia hacia las plan­tas de los pies.

Saluda solemnemente a Gaia, la Madre Tierra, dándole las gracias

por todo lo que nos proporciona: comida, refugio, ropas, coches,

combustible que nos ca­lienta, agua para beber y lavarnos,

flores y árboles que embellecen, la creación del aire que respiramos

y todo lo que nos sirve para sustentar y mejorar la vida física,

así como para alimentar el espíritu. Luego dile a la Madre Tierra

que prometes ocuparte siempre de ella y que la respetarás

en todos los sentidos; dile que sólo tomarás de ella lo que necesites

y que le corresponderás con tu amor y gratitud.

Encuentra tu propia y sincera manera de ex­presarlo.

Luego pide a la Tierra que te llene de su enri­quecedora y cariñosa luz.

Abre los chakras de los pies inhalando a través de ellos y adoptando

la intención des-

FIGURA 3a:
Flujo de energía, vista lateral. La luz solar dorada fluye

desde encima del aura y entra por el chakra de la coronilla.

Fluye desde la coronilla descendiendo por la parte posterior

de la columna, rodea la rabadilla, sube por la parte frontal

de la columna y vuelve a salir por la coronilla.

FIGURA 3b:
Flujo de energía, vista frontal.

Después de que la luz solar dorada ha descendido por la

parte posterior de la columna, rodeado la rabadilla y ascendido

por la parte frontal de la columna hasta el chakra de la garganta,

la energía dorada se divide en 3 partes iguales.

Dos porciones bajan por los brazos y salen por las

palmas de las manos.

La tercera parte fluye por la cabeza saliendo del cuerpo

a través del chakra de la coronilla.

pejada de recibir lo que te dé. La energía fluirá desde los pies por

las piernas ascendiendo al primer chakra donde se mezclará con

la energía cósmica en ascenso.

Nota: Si tienes tendencia a absorber el dolor o la energía

oscura del planeta,

coloca un filtro de luz violeta de unos 115 cm2 de ancho por 15 a 20

de espesor bajo los pies. Esto lo solucionará.

14. Paso optativo: A veces querrás sintonizar con ciertos lugares

del planeta donde exista dolor y oscuridad o pedirás que se te muestren.

Visualiza que llenas y rodeas esos lugares con fuego violeta.

Mantén la visión sanadora hasta que veas o sientas una

liberación y transmutación de las energías.

En áreas donde el mal es crónico pueden hacer falta varias

sanaciones hasta que se note un cambio sig­nificativo.

15. Ahora pon el flujo de energía de la Tierra en auto­mático y reanuda

la meditación normal.

Si todavía no has desarrollado un estilo de meditación, puedes

simplemente observar tu respiración para crear un punto de enfoque,

o repetir una y otra vez una afirmación como «yo soy el que soy» o

«estoy lleno a rebosar de luz y amor divinos», o simplemente fija

la vista en la llama de una vela, re­chazando cualquier pensamiento

que te venga a la mente.
16. Cuando hayas terminado devuelve los dos indi­cadores de energía,

cósmica y terrestre, a la posición manual.

Vuelve a comprobar tu conexión a la tierra, abre los ojos y sigue con tu vida diaria.

Si te sientes sobre­cargado de energía, dobla el cuerpo hacia delante de

modo que cabeza y brazos cuelguen y las manos toquen el suelo mientras respiras profundamente.

Puedes hacerlo sentado o bien de pie con las rodillas flexionadas

y los pies separados.

A esto se le llama «inclinarse y volcar todo».

Se recomienda que hagas fluir energía durante un mínimo de diez minutos

en cada sesión para obtener los mejores resultados.

Mientras fluya, utiliza la técnica de meditación que desees.

Si te cuesta mantener la luz dorada
y las energías de la Tierra fluyendo cuando dejas de dirigirlas

conscientemente, adopta como foco de la me­ditación la imagen

del flujo a través de los canales. Después de hacerlo unas cuantas veces,

podrás poner el proceso en automático y seguir con otra técnica

de meditación o auto­sanación mientras la energía

sigue fluyendo.Pedro N Fernandez