
"Existe una  sabiduría inherente en el árbol que enseña a vivir, a abrir la  percepción hacia lo otro y hacia uno mismo. Nietzsche decía: "El hombre  que no se asombra cuando ve un árbol está muerto".
"  Vamos muchas veces ciegos por la vida, tanto para ver la belleza que  nos rodea como para ver y reconocer nuestro propio ser. Observé que  cuanto más profunda era la vida espiritual de una persona, más felicidad  y libertad transmitía".
Nietzsche
" El árbol es un  símbolo que acompañó al hombre desde su origen, aparece en las pinturas  rupestres y está presente en las religiones del mundo: el Buda se  ilumina debajo de un árbol Bodhi; la historia de la cristiandad está  ligada al árbol del conocimiento del bien y del mal; la escuela  iniciática de los sufíes porta el nombre tarika ( palmera ), y la  menora, el candelabro de siete brazos de la religión judía, no es otra  cosa que un árbol estilizado.
Cada especie de  árbol refleja de nosotros tal o cual virtud o debilidad. Algunas  especies son realmente una enseñanza en si mismos.
Acariciar las  cortezas de los árboles puede revelar aspectos inesperados: hay unas  lisas y luminosas, como la del eucalipto, y otras que parecen un  finísimo terciopelo canela, como la del arrayán.
Es útil reconocer la forma total del árbol: si su copa es globosa será un árbol más yin, nutritivo, femenino, como el roble; si sus ramas son ascendentes tendrá más características yang, del espíritu, como la tuya o el tejo...
Es útil reconocer la forma total del árbol: si su copa es globosa será un árbol más yin, nutritivo, femenino, como el roble; si sus ramas son ascendentes tendrá más características yang, del espíritu, como la tuya o el tejo...
Cada arbol, como  cada persona son únicos en si mismos, algunos resuenan con mayor fuerza  que otros. Sus propiedades curativas son bien conocidas para los  chamanes y sanadores de distintas culturas.
Si observamos bien y nos detenemos a valorar a los árboles como se merecen, podemos encontrar en ellos importantes enseñanzas.
Sabiduría de la  lentitud. "Entre las cualidades que nos regalan los árboles longevos  está el sosiego, el volvernos más lentos, restablecer el equilibrio y a  percibir la calma regeneradora. Nos enseñan que la quietud y el silencio  son el mejor abono para un desarrollo pleno.
También nos recuerdan que se crece desde el propio centro, lo que implica vivir atentos a nuestros pensamientos, nuestras acciones, y verificar que sean congruentes con nuestro ser más íntimo." El árbol es un arquetipo de generosidad, explica; da frutos, flores, sombra, leña... Vale decir que nutre, abriga y sana. No se jacta de su capacidad de dar ni se queja, da de un modo natural.
También nos recuerdan que se crece desde el propio centro, lo que implica vivir atentos a nuestros pensamientos, nuestras acciones, y verificar que sean congruentes con nuestro ser más íntimo." El árbol es un arquetipo de generosidad, explica; da frutos, flores, sombra, leña... Vale decir que nutre, abriga y sana. No se jacta de su capacidad de dar ni se queja, da de un modo natural.
Pies en la tierra.  "Un árbol nos recuerda que para crecer hacia lo alto, hacia lo  espiritual, lo abstracto, es necesario estar bien arraigado en la  tierra, en lo concreto, en la materia. Es, al igual que el ser humano,  un ser que une cielo y tierra.
Es el portador del fruto acabado, y al mismo tiempo esta en pleno proceso de desarrollo. Nosotros, como seres humanos, somos la máxima expresión de la creación y al mismo tiempo estamos aún en proceso de crecimiento."
Por otra parte, el árbol es un gran ejemplo del paso del tiempo y del sentido cíclico de la existencia: hay etapas en que brotan fuerzas nuevas; otras en que se expanden y manifiestan, luego dan su fruto, para finalmente soltar todo lo que ya no se necesita y disponerse desnudo a comenzar de nuevo.
Es el portador del fruto acabado, y al mismo tiempo esta en pleno proceso de desarrollo. Nosotros, como seres humanos, somos la máxima expresión de la creación y al mismo tiempo estamos aún en proceso de crecimiento."
Por otra parte, el árbol es un gran ejemplo del paso del tiempo y del sentido cíclico de la existencia: hay etapas en que brotan fuerzas nuevas; otras en que se expanden y manifiestan, luego dan su fruto, para finalmente soltar todo lo que ya no se necesita y disponerse desnudo a comenzar de nuevo.
Nacer, crecer.  "También aprendemos que cualquier espacio es habitable, que  naturalmente, aunque uno no sea consciente, se crece hacia la luz, que  toda existencia siempre da algún fruto.
La sabiduría de los árboles es el producto de esta larga búsqueda y el intento de acercar una herramienta de autoconocimiento simple y clara, mediante un símbolo universal accesible, el árbol.
La propia existencia humana se refleja en este símbolo: nacer, crecer, dar frutos, atravesar las distintas estaciones, brindar belleza, verdad e iluminación",
La sabiduría de los árboles es el producto de esta larga búsqueda y el intento de acercar una herramienta de autoconocimiento simple y clara, mediante un símbolo universal accesible, el árbol.
La propia existencia humana se refleja en este símbolo: nacer, crecer, dar frutos, atravesar las distintas estaciones, brindar belleza, verdad e iluminación",
 

 

