NCYT) Ahora, una investigación demuestra científicamente que este fenómeno es real, en el sentido de que se desencadena no sólo en la mente sino también en el cuerpo.
El equipo de Axel Steiger y Petra Schüssler, del Instituto Max Planck de Psiquiatría en Alemania, investigó los procesos moleculares vinculados al control del consumo de alimentos. Los científicos examinaron la reacción fisiológica específica de los sujetos de estudio (hombres jóvenes y sanos) frente a imágenes que mostraban comida deliciosa o un objeto no comestible. Se midieron entonces las concentraciones de diferentes hormonas en la sangre, como la grelina, la leptina y la insulina, que ejercen un papel fundamental en la regulación del consumo de comida. De hecho, los investigadores observaron que las concentraciones de grelina en la sangre se incrementaban específicamente en respuesta a los estímulos visuales con imágenes de comida.
Como un regulador principal, la grelina controla tanto la conducta alimentaria como los procesos físicos involucrados en el metabolismo alimentario. Los resultados del nuevo estudio muestran que, además de los mecanismos fisiológicos para mantener el estatus energético del cuerpo, los factores ambientales también tienen una influencia importante sobre el consumo de comida. Así, la presencia frecuente de alimentos apetitosos en la publicidad exhibida por TV y por otros medios de comunicación puede contribuir al incremento de peso de las poblaciones de las numerosas naciones expuestas a esa clase de publicidad.
La conclusión es obvia: Las personas que intentan adelgazar deben evitar contemplar imágenes de comida apetitosa.